MEZ. Capítulo 4

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Desperté por un ruido bastante fuerte. La puerta se había azotado, estaba en un cuarto con una cama con sabanas de color rosa. Tenía mi cabello mojado, había dos telas blancas debajo de mis ojos, trate de levantarme. Quité la sábana que estaba sobre mis piernas no tenía ropa interior solo tenía una bata de hospital, me quedé sentada viendo mis piernas hinchadas de los muslos y  vendaje en mis dos pies. Me quite el suero.
Carajo.- Me queje cuando trataba de sacarme la aguja de mi mano. Me baje de la cama, tenía una cabecera de madera de un color oscuro. Se escuchaba a lo lejos el ruido de un lago, pero podría estar alucinando. En la habitación solo había un colset pequeño, una silla y dos muebles a los costados de la cama, me acerque y alce un frasco con lo que parecía ser pastillas. Los dejé de nuevo en su lugar, la bolsa del suero que me estaban dando estaba colgada en una esquina de la cabecera de la cama. Me acerque a la ventana que tenía cortinas azules y las abrí para poder ver.
Donde estoy.- Dije en susurro. El vidrio tenía gotas de agua, las quite con mis manos que estaban con moretones. Solo pude ver árboles en un tono verde y naranja, la cerré de nuevo.
Fui a la puerta y trate de abrirla pero no pude.
No puede ser.- Movía la manija de izquierda a derecha, de arriba a abajo pero no abría. Fui hasta la silla y la cargue con mi mano izquierda. Retrocedi un poco y tomé la silla con mis dos manos, la alce y la aventé hacia la puerta. Logré hacer ruido pero no pude romperla. Lo hice de nuevo, la sostuve en el aire y golpee dos veces seguidas hasta que me detuve. Escuché ruido del otro lado. Mi respiración era algo pesada. Fui a los muebles y busque algo que me pudiera ayudar a lastimar a quien sea que se estuviera acercando. Tomé una jeringa y le quite su tapa de plástico. La puse detrás de mí agarrándola con las dos manos. Escuché como metían la llave y abrían de golpe la puerta. Entró un hombre con unos jeans desgastados, botas y camisa blanca.
Qué estás haciendo?.- Entro.
Solo trague saliva el hombre se estaba acercando.
Muéstrame tus manos.- Estaba retrocediendo.- Solo necesito que me muestres tus manos.
Donde estoy?.- Pregunté alzando la jeringa en el aire.- Donde están los hombres de hace un momento?.- Apretaba cada vez más la jeringa.
Necesito que te calmes.- Se acercó aún más hasta quedar a unos pasos de distancia.
No lo haré.! .- Grite pero el hombre corrió hacia mí y me tomo de los brazos tirandome en la cama. Movia mi mano hacia su cuello. Pero hacia presión el hombre hasta que logró mantenerme con las dos manos pegadas en la cama y su cuerpo sobre el mío.
Enseguida entro una mujer acercándose a mí con unas sogas.
No.!- Grite tratando de zafarme.
La mujer tomo mi brazo y lo acerco  a la cabecera. Me estaban amarrando. Logré pegarle al hombre con mi pierna en su cuello.
Quédate quieta.!- Me grito la mujer apretando la soga a mi mano. Al terminar de amarrarme a la cama el hombre caminaba de un lado a otro en la habitación.
Jungkook.- Comenzó a hablar la mujer.- Necesito que estés aquí lo más pronto posible.
Al finalizar la llamada la mujer saco una jeringa sin la aguja del mueble y lo introdujo en un frasco de vidrio. Se acercó a mí y tomo mi rostro.
Abre la boca.- Apretó mis mejillas con una de sus manos.
No !- Movia mi cabeza.
Ven aquí necesito tu ayuda.- Gritó la mujer al hombre. Me sostuvieron mi rostro y lograron que me tomara el líquido blanco. Dejó un horrible sabor al final de mis muelas. Me quedé acostada viendo hacia el techo.
Al abrir mis ojos estaba todavía amarrada pero no estaba sola.
Al fin.- Escuché la voz de un hombre. Era el que me había comprado.
Regrese mi mirada a mi cuerpo. Tenía un vestido azul con rosas de color rosa. - Te queda bien con el tono de tu piel.- Mencionó
Se levantó y camino hacia mi, tenía un pantalón negro junto con un abrigo. Se acercó y comenzó a desatarme. Me toque mis muñecas estaban rojas por lo fuerte que habían sujetado la soga. Es apuesto, pero eso no me aleja de mi realidad.
Me encogí y espere a que hablara.
Te trataron muy mal.- Dijo poniendo sus manos en su cadera. -Estuviste inconsciente durante dos días, creí que tenía que comprar a otra.
Qué quieres de mí.- Susurré y hablé con trabajo tenía un nudo en la garganta.
Tú qué crees?.- Sonrió y miró mis pies.- Por algo te compre, solo que hay un pequeño problema es por eso que te deje aquí.- Dejó escapar un suspiro.
Arruinaste mi vida.- Mi voz se quebró.-
Ponte sus zapatos es hora de irnos.- Se acomodó el reloj que tenía en su brazo izquierdo.
Cállate idiota!.- Grite. El hombre se acercó entran solo un parpadeo ya me tenía acorralada tomándome por el cuello. Hacía más presión contra mi cuello, mi garganta estaba esforzandose para no cerrarse.
Aquí quien dice las órdenes soy yo.- Dijo bastante cerca de mi, que podía ver lo atractivo que era. Una idea estúpida, cerré mis ojos para olvidar ese pensamiento. - Nos vamos.
Me soltó y respire hondo, me baje de la cama siguiendolo con la mirada. Al salir de la habitación me di cuenta que la casa era bastante pequeña con un pasillo bastante estrecho y paredes viejas, bajamos la escalera y ví una sala de estar frente a una chimenea.
La puerta era pequeña de madera, cuando abrió la puerta ví una pared hecha de piedras negras y detrás de esta estaban los arbustos que había visto por la ventana.
No se te ocurra correr.- La voz del hombre me asustó.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2017 ⏰

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