No puedo contar a nadie mi secreto porque si no, corren el riesgo de morir a manos de él. Pero mi mayor problema, y por tanto mi temor, es que no sé de que secreto estamos hablando. Hay algo de aquella noche que todavía no recuerdo. No se si eso es bueno ya que si no me acuerdo de que no debo contar, no corro el riesgo de contarlo. Pero y si es algo que me ayuda a descubrir quien soy, que hago en este mundo, que es aquel símbolo y sobre todo por qué nadie me puede verEstaba volviendo a dibujarlo. No podía evitarlo. Era como si cuando dibujaba aquel símbolo todo se parase. No me daba cuenta de que lo había dibujado por todo el papel hasta que alguien me hacía volver al mundo real.
* * *
- Señorita Cardona, ya puede pasar.- dijo la ayudante de la directora.
Y volví al mundo real. Cerré mi libreta con unos veinte símbolos, todos exactamente iguales. Me levante lentamente de la silla situada en la sala de espera y caminé tomándome mi tiempo mientras guardaba la libreta en la mochila. Una vez llegué a la puerta, ya abierta, entré y allí estaba ella esperándome con su cara de compasión.
- Siéntate África– me dijo la directora, y le obedecí.- ¿cómo te encuentras?
No respondí. Sabía a lo que se refería y no quería responder. Ni si quiera quería recordarlo. Tenía ganas de coger la libreta y seguir dibujando aquel símbolo para así poder olvidarlo todo.
- Sé que no es fácil volver a empezar en tu situación.-continuó diciendo- Estamos intentando ponértelo lo más fácil posible pero, tu debes poner de tu parte también.
Seguía sin contestarle. No podía hablar del tema. No quería.
- Perder a una madre nunca es fácil pero...
- Sí, créame, no lo es. Sobretodo cuando era la única familia que me quedaba.-estallé, había dicho la frase que más odiaba en estos momentos y luego me derrumbé- Soy huérfana. Puede que vaya a una casa de acogida.
- Lo siento mucho, África. Si quieres podríamos aplazar tus estudios hasta que te encuentres en condiciones de reengancharte a las clases.
- No déjelo. Las clases son lo único que me hacen olvidarme por unos momentos que estoy sola.
- No estas sola. Una persona nunca estará sola. Siempre habrá alguien que se preocupe por ti.
No volví a hablar. Sabía que no estaba sola, tenía a mis amigos y a la señora Ventura que me cuidaba desde pequeñita cuando mi madre tenía que trabajar hasta tarde. Pero aun así me sentía sola.
- Esta bien, bueno supongo que te puedes ir, África.
Cuando llegué a mi clase Mónica, Ali, Natalia y Laura estaban hablando, más bien discutiendo sobre algo. Laura parecía estar muy preocupada.
- No, es imposible sabéis que Harry no es así.- les contaba Laura .
- Tal vez no lo conozcamos tan bien como nosotras…- intentó decir Natalia.
- Puede que tu no, Natalia, pero yo soy su hermana y te digo que no es capaz de hacer eso.
- ¿qué pasa con Harry? – pregunté.
Todas me miraron. Hacia tiempo que no las veía. Cuando ocurrió…, no me apetecía salir y como tampoco iba a clase no las había visto desde que me enteré.
Estuvieron todas calladas al verme, como si vieran un fantasma. Pero al final Ali pudo decir al menos mi nombre.
- Áfri…
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El Símbolo
Teen FictionNo puedo contar a nadie mi secreto porque si no, corren el riesgo de morir a manos de él. Pero mi mayor problema, y por tanto mi temor, es que no sé de que secreto estamos hablando. Hay algo de aquella noche que todavía no recuerdo. No se si eso es...