Capítulo 4

41 3 1
                                    

-        ¿Qué se supone que estas haciendo?-me preguntó Luke con una sonrisa.

-        Joder, ¿no podrías avisar de que estas ahí?-le pregunté después de reponerme del susto.- Creí que eras Silvestre.

-        Ya, no creo que le haga mucha gracia que te largues a estas horas. ¿Cuándo piensas volver?- me preguntó.

-        ¿Qué más te da?- le contesté.- Yo no te tengo porque dar ninguna explicación.

-        Las normas son estar a las 00:00 en tu dormitorio. Y creo que deberías cumplirlas.

-        Dijo el tío al que vi  el  otro día merodeando por los arbustos para que no le pillaran entrando a las 00:15 en el orfanato.

-        Tss… Nadie sabe lo de mis escapadas nocturnas.- dijo casi susurrando con una sonrisa.

No dije nada más termine de cerrar mi puerta y empecé a caminar suavemente por el pasillo, hasta que me dí cuenta e que no se podía caminar silenciosamente con esos zapatos. Así que me paré y me los quité.

Cuando llegué a la puerta que se suponía que debía estar cerrada y empecé a caminar por el césped del jardín, me dí cuenta de que tendría que saltar el muro con este vestido. Mierda. Era todo demasiado sencillo. Bueno supongo que este es el fin. Fui caminando otra vez hacia la puerta cuando se me ocurrió la idea más estúpida que se me podría haber ocurrido. Me quité los zapatos, otra vez y mi vestido. Lo lance por arriba del muro y empecé a escalarlo en ropa interior y rezando para que nadie pudiera verme, pero hoy Dios no estaba por la labor de ayudarme.

-    Vaya si llego a saber que esto era lo que hacías todas las noches hubiera ido contigo más veces.- oí su voz otra vez.

-     ¡Dios Luke como no te des media vuelta ahora mismo te juro que…

-    Que, que. No creo que puedas hacer nada contra mí. – dijo riéndose y acercándose cada vez más al muro y empezándolo a trepar.

-        ¿Qué mierdas estas haciendo?- le dije con una gran confusión mezclada con rabia.

-        Pues estoy yendo al mismo sitio que vas tu.- me respondió.

-        ¿A la fiesta de Antonio?- le pregunté cada vez más confusa que rabiosa.

-        A esa misma.

Estaba segura de que hace dos segundos no sabía donde se iba a ir y que yo acababa de responder a mi propia pregunta. Pase de contestarle y intentar olvidad que ahora mismo yo iba en ropa interior y que él estaba justo detrás de mi. Cuando bajamos busqué mi ropa y le dije que se diera la vuelta.

-     ¿Lo dices en serio? Te acabo de ver en ropa interior desde una perspectiva bastante interesante.- me respondió con una sonrisa pervertida.

-        Date-la- vuelta.- le volví a repetir.

Al final accedió elevando las manos como símbolo de derrota. Me puse tan rápido como pude el vestido y los maditos zapatos. Le avisé y me fui caminando con la esperanza de que no me siguiera, pero no fue así.

Cuando llegamos, tardé en encontrar a mis amigas pero en cuanto caí en la cuenta de que si encontraba a Antonio las encontraría, fue todo más sencillo. Solo tuve que preguntárselo a dos chicas para encontrarlo y como no, ahí estaban ellas.

-        ¡Áfri!- me llamó exaltada Natalia desde la otra punta del jardín.

Me fui acercando a ellas mientras vocalizaba que el tío que me estaba siguiendo era Luke. Pero no me entendían y cuanto más lo repetía más chillaban un ‘¿Qué?’ que me hacía susurrarlo, cada vez más alto hasta que ya no pude más y acabé chillando yo, con Luke detrás, justo cuando estaba al lado de mis amigas. Y como no, una risa insoportable salió de la boca de aquel tío y segundos después de mis malas amigas.

El SímboloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora