Shape of You [BlackFlug/PaperHat]

3.❅

— ¿Por qué hay un avión ahí? — preguntó Demencia, señalando el techo de la casa.

— Eso no es de tu incumbencia — continué caminando hasta la entrada del lugar.

— Oh, señor Black Hat... ¿Tiene algo que ver con Flug? — comenzó a reír, detestaba que lo hiciera cada vez que el científico tenía que ver.

— ¿Para qué lo quieres saber? — detuve mi andar, para buscar las llaves, ella se había quedado detrás de mí. — Flug fue encontrado en un bar, de ahí lo traje a este lugar.

— Él no fue sometido a experimentos como lo hizo conmigo, señor — murmuró, colocando su barbilla en mi hombro. —, a pesar de eso, el doctor no tiene recuerdo alguno de su pasado lejos de este lugar... Además de eso, ¿por qué se esconde debajo de esa bolsa de papel?

Metí las llaves en el picaporte, en cuanto la puerta fue abierta me alejé de la chica. Estaba comenzando a desesperarme que quisiera saber tanto sobre el pasado, un tema que a ella debía importarle muy poco.

Demencia había conseguido hacerme sentir culpable, remover el pasado era algo que lograba dolerme. Y no me refiero al pasado mío, sino al momento en que Flug había llegado a mi vida.

El primero de muchos cambios es mi vida diaria.

— ¿Jefecito? — la voz de esa persona me había sacado de mis pensamientos.

Ya me encontraba en mi oficina, detrás del escritorio. Esperaba a que una visita se apareciera en un rato.

— ¿Qué ocurre, doctor? — bufé, elevando un poco la vista.

— E-El invento está listo, ¿quiere probarlo? — se acercó hasta el escritorio y dejó el artefacto frente a mí.

— ¿Estás seguro de que funciona? — tomé el invento, era similar a una pistola pero sus funciones me eran desconocidas.

Sólo quería algo que pudiera dañar a los héroes, lo suficiente para que los villanos se salieran con la suya.

— S-Sí — asintió, se notaba que estaba temblando.

No sabía que más decirle, no quería que se fuera creyendo que mi enojo se debía a él. Mi cabeza era un huracán de pensamientos, de preguntas y respuestas sin resolver.

— ¿Recuerdas algo antes de habernos encontrado en el bar? — la pregunta había salido sin pensar.

— ¿Algo como qué? — ladeó un poco el rostro, jugaba con sus dedos como si de un niño nervioso se tratara. — Sólo sé que usted me dio un lugar donde vivir, señor.

El sentimiento de culpa se esfumó, algo había comenzado a palpitar en mi pecho.

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Mañana vuelvo a la U, no sé cuando regresaré (¿

-J♪