Sin mirar atrás

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— ¡Vamos Eva! —insistió una vez mas Charlie haciéndome rodar los ojos.

—Que no quiero ir Charlie —rezongue mientras me hacia ovillo en la cama y me tapaba completamente con las sábanas.

— ¡Que te levantes dije! —gritó mi hermana para después quitar todas las sábanas de encima y arrojarlas a algún lado de mi habitación.

—Dejame en paz, Charlotte, solo quiero dormir —hundo la cara contra las almohadas, no quiero llorar mas pero se me dificulta contener las lágrimas.

¿Por qué me tuvo que tocar esta vida? ¿Por qué no simplemente morí al nacer?

—Llevas tres días solo queriendo dormir, no puedes solo estar deprimida para siempre.

—Es muy fácil para ti decirlo, ya que no eres tú la que está muriendo —mi voz se escucha amortiguada por la almohada, y es una suerte que mi hermana no vea como mis ojos se llenan de lágrimas, justo como lo han estado haciendo estos últimos tres días.

Hace unos años fui diagnosticada con cáncer, estuve mucho tiempo siendo sometida a tratamientos, quimioterapias, radioterapias, y un sin fin de ensayos clínicos sin ningún resultado.
Estuve mucho tiempo negando a realizarme una operación, no me veía entrando a un quirófano aun sabiendo que estaría dormida, simplemente mi miedo era gigantesco para ese momento, creía que con los tratamientos necesarios el cáncer simplemente desaparecería. Hasta que sin mas, tuve que realizarme la operación ya que mi cáncer estaba muy avanzado y la quimioterapia no estaba funcionando.

La operación salio de maravilla, no hubo ninguna complicación ni nada por el estilo, solo debía tener una buena recuperación, y cuidarme en exceso ya que no tenia uno de mis órganos. Tuve que renunciar a muchas cosas durante y después del cáncer, ya no podía beber, no podía practicar ningún deporte o hacer muchas cosas que una adolescente normal quisiera, era una chica de diecinueve años con una vida muy limitada. Pero lo que me consolaba era que el cáncer había desaparecido, podía seguir con mi vida y mis sueños.

Hace unos meses empecé a tener mareos, me cansaba rápidamente, y solo lo retribuí al estrés al que me veo siendo sometida constantemente, ya que mi trabajo es un poco duro y requiere de todo el esfuerzo personal posible. Deje pasar todo ese malestar ya que, en unas semanas me tocaba hacerme el chequeo anual para supervisar que el cáncer no había vuelto.

El cáncer volvió, y esta vez fue mas implacable que nunca: gran parte de mi cuerpo estaba infestado de cáncer, de ese maldito cáncer que me estaba arrebatando la vida de mis manos. Ya no podía hacer nada.

Hace aproximadamente tres días mi oncólogo me dijo que no se podía hacer nada, el cáncer ya estaba muy avanzado y ninguna quimioterapia, ni operación me podía salvar de ésta. Y fue cuando lo oí decirme que me quedaba muy poco tiempo de vida, en ese momento sentí como todo mi mundo daba vueltas, aun tenia metas por cumplir, sueños que realizar.
Sentí como mi boca se hacia agua y salí corriendo rápidamente hacia el bote de basura y vomite todo lo que había desayunado ese día, las lágrimas y sollozos me dificultaban respirar, sin contar el vomito descontrolado que me ataco en ese momento.

¿Como era posible que con apenas veinticuatro años mis días estaban contados?

¿Que pasó con mis sueños de casarme, tener hijos y un perro? Ya no lo iba a poder llevar a cabo ¡Ni siquiera tenia novio!

Sentí una gran impotencia ¡No podía ser cierto! Simplemente debería estar jugando, aun me quedaba una vida por delante. No podía aceptarlo.

Llegue ese día a casa devastada, sin ganas de luchar, sin ganas de seguir adelante ¿Para qué? Si igual me iba a morir. Mas tarde llegó mi hermana y me encontró hecha un mar de lágrimas, ¿Como le explicaría a mi hermana que me estaba muriendo? ¿Como explicarle que su única familia se iba a morir?
Solo le bastó verme para saber que era lo que estaba sucediendo. Mi hermana no lloró, solo me agarro por los brazos, me levantó del sofá donde me encontraba acostada, y me abrazó. Me abrazo tan fuerte que me hizo entender que estaba conmigo, que siempre estaría conmigo siempre. Siempre seremos nosotras dos contra el mundo.

Sonrío, seco mis lágrimas y empezó a contar como estuvo su día. Entendí que no solo yo estaba sufriendo, sino que mi hermana también sufría cada segundo al saber que ya no estaría mas en su vida, que ya no tendría a su hermana menor para cuidar, para proteger.
Los músculos del rostro de mi hermana se contraían cuando sonreía, no se le hacia esas arruguitas en los ojos como siempre, no, el borde de sus ojos estaba liso, sin ningún rastro de felicidad, de emoción. Su voz era diferente, se escuchaba forzada, no era la misma voz cantarina que me contaba sus anécdotas en el trabajo. Era esa voz tensa que intentaba hacerme olvidar de que en poco tiempo moriría.

Entonces vi todo desde una perspectiva diferente; al yo morir, una parte de Charlie moriría conmigo.
Siempre fue así: si una sufría, la otra también lo hacia. Y este no era un caso diferente.

—Eva... —susurró.

Arrepentida saqué la cara de la almohada, dándome cuenta que por primera vez desde la noticia, los ojos de mi hermana se habían llenado de lágrimas.
Hasta la persona mas fuerte también sufre.

—Lo siento, no quise decir eso.

Me levanto rápidamente de la cama al ver como las lágrimas descienden por sus mejillas. La agarro de los brazos atrayéndola a mi cuerpo, en donde ella se aferra a la camisa de mi pijama y solloza fuertemente mientras su cuerpo se mueve con fuertes espasmos propios del llanto.
Sin poder evitarlo, también comienzo a llorar, ¿Cómo superar el hecho de que voy a morir? Por primera vez en la historia agradezco que mamá haya muerto, porque o sino, esto la hubiese matado.

—Lo siento.

—Hey no, no tienes porqué disculparte —agarro su rostro y seco sus mejillas húmedas mientras le doy una débil sonrisa —. Esta bien, yo estaré bien.

—No —niega con la cabeza —. Nada esta bien, morirás Eva, y yo siento que me estoy muriendo poco a poco contigo.

—Escuchame bien Charlotte, todo va a estar bien ¿De acuerdo? —suspira y asiente lentamente —. Debes prometer que seguirás adelante, que cumplirás todos tus sueños... por mi, por ti. No te vayas a echar a morir, debes vivir por las dos, prometelo Charlie ¡Prometelo!

—L-lo promet-to.

—Muy bien —seco mis propias lágrimas y sonrío —. Ahora, dime que me debo poner, nunca he ido a un concierto de ese tipo.

— ¿Vas a ir?

—Así es hermana, la vida es corta y tengo que aprovecharla.

Repito esa frase un millón de veces, mientras salimos del apartamento, cuando vamos en el auto, cuando llegamos al lugar donde será el concierto, incluso mientras hablo con unos amigos de Charlie sigo repitiendo esa frase en mi mente.

La vida es corta, y tengo que disfrutar cada momento que ella me regale.



HOLAAAAAAAAAA, ES MI PRIMERA HISTORIA CORTA, ¿SERA QUE LES GUSTA? ESPERO QUE SI...

ESPERO ME REGALEN MUCHOS LIKES Y COMENTARIOS.....


BESOOOOOS...

Sin mirar atrásWhere stories live. Discover now