Blood 2

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Pero, entonces lo sintió. ¿Que era ese extraño sentimiento que comenzaba a crecer en su pecho? Su cuerpo, se sentía extraño, como si se derritiera por la dulzura que el calor de ese vampiro largaba, y eso... Eso se sentía extrañamente bien.   

- ¡Terriblemente poco apetecible! - Grito con asco el peli plata, lanzando a la azabache hacia un lado, mientras se limpiaba la boca con el puño de su camisa blanca - No tienes ningun amigo, ¿Cierto? - Sin poder creer lo que escuchaba, Kaghome lo miro fijamente, con sus marrones ojos abiertos por la sorpresa. 

- ¿Como lo sabes?

- Tu sangre... - Le contesto como si fuera lo mas obvio. Camino hacia la cama, sentandose - Sabe como a un humano lleno de melancolia y soledad - La azabache solo miraba el suelo, sintiendo como las lagrimas, sin quererlo, comenzaban a correr por sus mejillas - Mi tan ansiado alimento, no era ni siquiera bueno - Suspiro cansado - De verdad eres una decepcion - Le confirmo, mirandola fijamente, notando su llanto silencioso - Si vas a llorar, hazlo lejos de mi.

- No... - Murmuro la azabache, apretando sus puños - ¡Por favor, no lastimes mis sentimientos diciendome que soy una joven sin amigos y melancolica! - Grito, sin poder sostener mas su lloriqueo. El vampiro se sorprendio ante esa reaccion, ya que esperaba una rafaga de furia, en vez de sollozos - Ya sea durante las clases, o en la ceremonia de entrada, nadie quiso hablar conmigo, por eso... ¡Por eso, estoy tratando de cambiar de forma de ser! - Aseguro, con una mezcla de seguridad y tristeza. El vampiro sonrio para si mismo, y camino hacia ella, arrodillandose para estar a su altura.

- Ya veo - Tomo sus lentes para poder mirarla mejor, y llevo estos a su boca, mordiendo una de sus varillas con sus finos colmillos - Así que, viéndolo desde otra manera, te propongo un trato. Te ayudare a conseguir amigos, a cambio de que, una vez que tu sangre sea deliciosa, me permitas tomarla - La azabache lo miro, como si, aparte de ser un vampiro, un ser que creyó solo existía en los cuentos de terror, le hubiese brotado otra cabeza. 

- ¿Que? - Pregunto atónita, solo recibiendo una sonrisa arrogante de parte del peliplata.

- ¿No es genial? En ese caso, también puedes permanecer aquí, en mi hogar - La tomo en su brazo, sentadola sobre este y con un chasquido de sus dedos, cambio la habitación por completo. 

Todo parecía relucir de limpio. Las paredes eran blancas, con una delicada guarda color rosa. Su cama, de dos plazas, tenia un espaldar de caños, tan fino, que solo lo había visto en las películas antiguas. Su manta era blanca, con almohadones rosas, lilas y celestes. Y las cortinas complementaban el juego de dormitorio. 

Por otro lado, en el centro de la habitación había una alfombra negra, que ocupaba casi todo el piso, y sobre esta, una mesa cuadrada. Tambien la pequeña estufa se notaba reluciente, como si la acabara de comprar. 

- Yo... Espera - Quiso negarse a ese trato, cuando el vampiro la sentó en la cama, para arrodillarse delante suyo. 

- Puedes llamarme Inuyasha - Aseguro, mirándola fijamente para hacerla entrar, poco a poco, en un trance - No te preocupes, este genial vampiro te convertirá en el humano mas delicioso. 

Y sin quererlo, sin desearlo, con algo de temor en sus adentros, los parpados de Kaghome comenzaron a pesarle. 

Intentaba mantenerlos abiertos, ya que no quería quedar desamparada delante de ese vampiro, pero le era imposible. Un cansancio atroz la invadía rápidamente, hasta el punto de ni siquiera lograr pensar con claridad. 

- Esto... Esto es un sueño, ¿Verdad? - Fue lo ultimo que su mente alcanzo a procesar, antes de caer en una profunda somnolencia. 

Kubisuji ni Amai KisuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora