9. Young and horny

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No hay nada más lindo que ver el trasero de Damon en unos pantalones blancos ajustados, sus músculos se tallaban perfectamente a su cuerpo y yo no podía estar más agradecida de estar viviendo en este mundo cruel lleno de inflación y tragedias.

Una de las tragedias era que mis queridos Yankees iban perdiendo cuatro carreras a una, y mi ansiedad estaba a flor de piel, sencillamente la descargaba ordenando hot dogs y nachos con carne mientras mi padre me hacía compañía. Comía con rapidez, y no apartaba la mirada de él y el resto de los jugadores, como si eso los fuera a ayudar.

Miraba a varios metros de distancia la frustración en sus ojos hermosos, su camisa estaba empapada en sudor y ya se había quitado la gorra, estaba desesperado, no había logrado ningún home-run esta noche.

¿Habré traído la mala suerte yo?

Esperemos que no. La ansiedad creció más y ordené más nachos. Era mi primer partido desde que acordamos nuestro trato, pero si seguía así, iba a subir muchas tallas al final del verano.

— Acabó el juego, es una pena. — comentó mi padre muy enfocado en los jugadores. — Pero soy un empresario y fabuloso para mí, aposté contra ellos.

— ¡Papá!

— No me juzgues, es mi oficio. Oh vamos, te daré algo de comisiones.

— Acepto, pero no hagas bromas en frente de él, mucho menos de dinero.

En los camerinos, mi papá se miraba como un niño en un parque, saludaba a todos los jugadores, hablaba con los entrenadores, los asistentes y pedía fotografías.

— Creo que tu papá terminará comprando el equipo para final de temporada. — La voz de Damon llegó a mis oídos como un susurro. Me tocó la cintura e hizo que me volteara para verlo. Ya no había sudor en su cara pero su cabello estaba mojado.

Se miraba jodidamente sexy.

— No lo creo, somos ricos pero no tan ricos. — Dije sonriéndole — Aunque no estaría mal salir con la hija del jefe... Sería adictivamente peligroso.

— ¿Te gusta el peligro? — preguntó mordiéndose el labio inferior.

— Últimamente me encanta. Me encantas tú. — Terminé guiñandole un ojo y se sonrojó.

Me encanta coquetear. Me da cierto poder sobre las personas cuando caen en mis encantos.

— Gracias por estar aquí, significa mucho para mí.

— Siento tanto que perdieran, creo que les di mala suerte.

— No, no, no. Solo fue un mal día. No quiero que vuelvas a decir eso, por Dios, mirate, créeme, perdimos pero no estoy de mal humor.

Yo llevaba puesta la misma camisa que él firmó con su número cuando nos conocimos, esta estaba abierta y cubría el top azul marino que llevaba y los shorts blancos de tiro alto. Había arreglado mi cabello, y mi maquillaje se miraba tan natural. Me miraba linda, y me encantaba que mi belleza se apreciara.

— ¿Seguro que no estás de mal humor? Porque en cinco segundos planeé un plan para hacerte sentir mejor.

— Muero por besarte, detesto que la prensa y todo el mundo esté aquí.

— Vamos a mi casa o a la tuya. ¿Conoces algún lugar más íntimo?

Él asintió.

— ¿Es otra cita? — pregunté arqueando mis cejas.

Él asintió de nuevo.

***

Deshacernos de mi padre fue complicado, pero no imposible.

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2023 ⏰

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