Cuando todo ha terminado me dirijo al entrenador, él está tan sonriente como todas nosotras.
-¡Enhorabuena chicas! Pasamos a las semifinales. No olvidéis, entrenamos lunes, martes, y Viernes esta semana.
-¡Pero hay fiesta el viernes!- Replica Cassidy.
Cassidy es una chica muy extrovertida, siempre está sonriendo y haciendo sonreír a los demás, su único problema es que cuando bebe se le olvida todo, cosa que le causa muy malas consecuencias, también llamadas resaca. Ella es alta, debe medir metro y setenta-ocho o así, es de complexión más bien delgada. Tiene el pelo negro como el carbón, unos ojos verdes capaces de hipnotizar a cualquiera y un montón de pecas que la hacen ver muy adorable.
-Cassidy, te he dicho miles de veces que no se sale entre semana, y menos si al día siguiente hay las semifinales. – Dijo Chaz.
Chaz es nuestro entrenador, tiene 18 años y terminó el instituto el año pasado y lo han contratado más bien por enchufe, ser el hijo del Director. Chaz y yo tuvimos algo el año pasado, digo algo por que solo se basó en sexo, nada más. Él es alto, mide metro noventa y tres, tiene el pelo color azabache y ojos verdes. Tiene un atractivo envidiable a decir verdad, aun así es una de las mejores personas del mundo, es un trozo de pan. Su pasión es el baloncesto.
-¡Pero si tú también sales Chaz!- Le reclamó Leslie.
Leslie McCauley, 16 años. Es una chica rubia, teñida. Es un poco superficial, pero no le quita que aun así se lleve bien con todo el mundo. A parte de baloncesto también ama el ciclismo, como yo. Sus ojos azules resaltan un montón por ser tan claros.
-Pero yo no tengo partido, al menos no corriendo, eres tú la que corre, tú la que sufre. A parte vosotras no sabéis beber. Siempre termináis con resaca, petardas.
-¡Callad todos ya! ¿Chaz nos podemos ir a cambiar?
-Skylynn, si quieres te acompaño a cambiarte.- Me guiña un ojo.
Skylynn, así me llamo, aunque mis amigas me llaman Sky, tengo 16 años y mi pasión es el baloncesto. Lo practico prácticamente desde los seis años. Es la pieza que equilibra mi vida, cuando estoy deprimida simplemente cojo una pelota y me voy al patio a entrenar, me relaja. Tengo el pelo rubio y ojos marrones, nada que destacar, una chica común, sin rasgos especiales, nada que me diferencie de cualquier chica de mi edad. Bueno, miento, la gente me conoce por el hecho de ser la capitana del equipo de baloncesto de mi instituto, “EastSideHighSchool” .
-Preferiría que no Chaz, a no ser que quieras que Billy te destroce algo que usas demasiado.
Billy Duncan, él es mi primo. Tiene 19 años y actualmente vive con nosotros por que estudia aquí en Newark, y él es de California y pues mi tía le envió aquí a mi casa a estudiar. Es muy sobreprotector conmigo, me tiene como una santa, en un pedestal. Billy es muy alto, sobre metro noventa o así, es rubio como yo, pero tiene los ojos azules de su padre –envidia-, es muy atractivo y tiene al 80% de la población femenina de Newark detrás, pero él está completamente enamorado de Adele Blair.
-Acéptalo Chaz, lo vuestro pasó ya.- Dijo Taylor.
Taylor O’kane 17 años, de raíces irlandesas. Nació en Irlanda y se mudó aquí a Newark hará tres años, su acento irlandés la hace ver adorable, todos los chicos mueren por ella. Tiene un parecido a Taylor Swift, o eso le decimos nosotras para molestarla, es rubia, con el pelo rizado –Igual que Taylor Swift- Tiene los ojos azules y una voz increíble. Ella es mi mejor amiga, lo sabe todo de mí y yo todo de ella, como que su mayor sueño es ser actriz. Practica el baloncesto desde que llegó a Newark, en Irlanda jugaba a Soccer Futbol.
-Bueno me voy, adiós.
Me despido de ellas y me voy al vestidor a cambiarme. Cojo mi bolsa de la taquilla y saco mis tejanos y mi camiseta, cojo un recambio de ropa interior y mi toalla. Los dejo encima del banco. Me deshago de mi equipación de baloncesto. Deshago mi cola de caballo y sonrío, estoy feliz, hoy por fin vuelve Billy de California, se tuvo que ir hace un mes por la pérdida de su abuela materna, y hoy por fin vuelve, me vendrá a buscar cuando me haya terminado de cambiar.
Me dirijo a la ducha y me hundo en mis pensamientos. Mierda mañana es el cumpleaños de Max y no le he comprado nada, tendré que ir por la mañana a comprarle algún juego para la Play, que duro es ser hermana mayor. Me termino de duchar y salgo envuelta en la toalla. Me voy al banco y me siento. Termino de secar mis piernas, seguidamente me pongo la ropa interior y los pantalones. Luego me seco todo el torso, me pongo los sujetadores y la camiseta. Me seco un poco el pelo con la toalla y me empiezo a peinar, dejo mi pelo suelto. Acabo de recoger todo, lo pongo a la bolsa. Salgo del vestidor y ahí está él. Como lo he echado de menos joder. Sonrío.
-¡Eh tú! El rubio de pote. ¡Si tú!- Le grito, él se gira y una sonrisa se planta en su rostro.
-¡Que te pasa a ti loca? ¡No me grites rubia teñida!- Me devuelve el grito.
-Repite eso valiente.- Le reto.
-Rubia teñida.- Me guiña un ojo.
-Estás muerto.- Suelto la bolsa de deporte y voy corriendo hacia él, veo como él, despreocupadamente se gira, como si nada, así que aprovecho y me tiro encima suyo, en su espalda, como un koala.- Te he echado de menos gilipollas.
- Lo sé.- Suelta una carcajada.
Me baja de la espalda y me mira tiernamente, le sonrío y extiendo mis brazos, me sonríe y me abraza como siempre. Cómo le echaba de menos.
-¿Celebramos mi vuelta?- Pasa el brazo por mis hombros.
-Eso ni lo dudes.- Sonreí.