Tú me haces enojar conmigo misma.
Decías que no, luego que sí, y cuando yo caía me mirabas, con esos ojos a los que hubiera rechazado mil veces antes.
Pero tenías una forma rara de hacerme sentir una mala persona, siempre tienes que ser la víctima, tanto que, se convirtió en otra razón del porque no funcionó.