─── 𝐋&𝐅¹ || ❝Pienso en ti, sabes que te deseo❞
Relata la historia de un amor camuflado entre una bella amistad.
¿Podrá ese amor abrirse paso entre el alcohol, las drogas y el rock and roll?
→ 𝐋𝐨𝐬 𝐬𝐮𝐜𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐚𝐪𝐮𝐢 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐧𝐨...
❝Debes alejarte de él o terminará arruinando tu vida❞
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Lafayette, Indiana. Año 1977
Ya habían pasado dos meses y medio desde que Jeffrey llegó a mi vida. Sonaba increíble pero en ese tiempo nos volvimos muy cercanos, incluso me presentó a su abuela —una maravillosa mujer que me recibía con una cálida sonrisa cada vez que visitaba su casa—, y mamá también había conocido a Jeff. De hecho quedó fascinada con el ojiverde. ¡No la culpo! Jeffrey era un embustero que sabía ganarse a la gente siendo un chico simpático y modesto, además de adulador.
Algo que había descubierto durante esos días —y que había provocado mi curiosidad desde un principio— era el porqué Max y Jeffrey peleaban aquel lejano viernes en el patio trasero de la escuela. El mismo motivo por el cual mi hermano seguía sin aprobar mi amistad con Jeff: Wendy Bradley, la chica más detestable de todo Lafayette.
Yo estaba indignadísima, ¿de verdad mi hermano y mi único amigo se estaban peleando por la tipa que me vaciaba su jodido cartón de leche en la cabeza cuando íbamos en preescolar?
Pues parecía ser cierto.
De cualquier manera y pese a que Max se portaba bastante grosero con Jeff, éste sólo lo ignoraba. Agradecía la paciencia con la que algún ser divino lo colmó pues de lo contrario ese par estaría peleando cada día a cada hora.
—¡Apúrate, Mildreth! —el grito de Jeff me trajo al presente.
El idiota pasó por mí en su bicicleta para ir a la escuela. Al momento de llegar y aparcar la bici aprovechó mi torpeza matinal para empujarme hacia un compañero de su taller de música, un pelirrojo escandaloso que parecía muy feliz por poder hablar conmigo. Al parecer yo le gustaba a ese muchacho. Había pasado cinco minutos hablando con él pero ya era tarde y el timbre sonó. Sabiendo lo mucho que me irritaba lidiar con chicos —o con las personas en general—, Jeffrey nos miraba desde la puerta principal con una expresión socarrona en su estúpido y pálido rostro.
Aceleré mi paso, al estar frente a Jeff lo miré con molestia y él sólo ensanchó su sonrisa burlona.
—Tsk —lo empujé y continué mi camino hacia mi salón, él no tardó en alcanzarme—. No vuelvas a hacerme algo así —reñí.
—Lo lamento, me estuvo jodiendo toda la semana para que los presentara y ya me había hartado.
—¡¿Y a mi qué rayos me importa?! —detuve mi andar a medio pasillo para poder enfrentarlo—. Por lo menos me hubieras avisado —Jeffrey encogió los hombros y luego alborotó mi cabello cómo si estuviera acariciando a un cachorrito—. Eres un idiota.
