Ella era...

Narra Perrie.

Ella era bella fragil como una rosa, y yo, una maldita bestia esclava de mis impulsos. Bendito sea el dia en qué me hablo por primera vez. Ella había perdido las llaves de su departamento, ella no sabía qué hacer, estaba muy nerviosa. Yo estaba visitando a una amiga qué curiosomente vivía en el mismo piso qué el de ella. Cuando sali de su departamento vi la figura de una mujer, era ella. Estaba llorando, realmente desesperada. Me acerque a ella contagiandome de su desesperación. Me conto lo qué le sucedió. La ayude con su problema, era nueva en el edificio y quizás por eso no sabía qué el portero siempre tenia la copia. Me imbito a pasar y yo lo asepte con gusto. Charlamos un rato asta qué nos dimos cuenta de lo tarde qué era. Me tube qué ir, no sin antes deje un beso en su mejilla, pero ella se alejo de mi. La vi unos segundos, me miraba raro, pero al final sonrió y me fui de allí.
Tan rara fue la manera en la qué me miro, como si yo fuera una completa extraña qué dejo un beso en su rostro. Y tal vez eso era para ella, una completa extraña. Pero aun asi no la olvido. Su piel morena, su cabello castaño, sus ojos qué por mas grande qué fuera ella, sus ojos siempre parecerían los de una niña, su manera de vestir, zapatitos negros, jeans azules ajustados, una remera qué dejaba a la vista su vientre y un poco de la parte de arriba de su ombligo, sus tirantes negros y no me puedo olvidar de eso, de sus labios, sus labios pintados de un rosa claro, y cuando me sonrió, fue como estar en el cielo.
¿Como no me di cuenta de qué un ángel vivia en el piso de arriba?
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