Capítulo 1

69 5 2
                                    

TRAVIS

-Llegas tarde. -Escuché a Alexander decir mientras entraba al salón. Me topé con su mirada de "me estás haciendo perder el tiempo". Después de una semana de tutorías, esperarías que él haya aprendido algo de respeto.

»¿Hiciste los ejercicios de repaso que te di? –Preguntó Alexander mientras dejaba mi mochila sobre la mesa la cual me había estado pesando todo el día–. ¿La tarea? –Pidió sin despegar la vista del libro de Sidney Sheldon que estaba leyendo.

–Err... –balbuceé. ¿Y que si no la hice? Procrastinar es en lo único que soy bueno. Alexander finalmente alzó la mirada, sus ojos cafés me dieron una mirada de "no me sorprende".

–No la hiciste, ¿cierto? –Preguntó, cerrando su libro con un suspiro. Luego él abrió su libro y continuó su leyendo, ignorándome. Me quedé parado, incómodo, antes de decidir sentarme junto a él. Usualmente nos sentamos así alrededor de diez minutos antes de que él decida cerrar cualquier mierda que estuviera leyendo.

–¿Qué lees? –Pregunté para salir del aburrimiento. Las sillas no eran exactamente cómodas, y el único ruido que se escuchaba era el reloj.

–Algo que no serías capaz de comprender –contestó mientras cambiaba de página. Hay algo en el aura que lo rodea que es como un repelente, si eso tiene sentido. Su largo pelo café caía alrededor de su cara al igual que la melena de un león. Su sweater cuello de tortura azul oscuro no era necesario para el clima. Sacudí la cabeza sintiéndome un poco raro. No me gusta el hecho de que él esté en mi mente.

–"El amo del juego." –Escuché a Álex decir en un susurro.

–¿Qué? –Pregunté confundido.

–Querías saber el nombre del libro, ¿no es así? –Suspiró.

–Oh... –murmuré tratando de olvidar la razón de por qué no estaba prestando atención.

–Bueno, ¿que vieron en historia hoy? –Preguntó finalmente, cerrando su libro y dejándolo apilado en una torre de libros que tenía a su lado en la mesa.

–Estás en mi nivel, deberías saberlo –respondí irritado. Él hace las preguntas más inútiles del mundo.

–Sí, pero yo tomé clases avanzadas el año pasado; lo que sea que estén pasando ya lo sé, así que ¿cuál fue el tema hoy?

–El imperio romano... Creo –dije trabándome, intentando recordar lo que vimos hoy. Era una clase de repaso, así que era algo que habíamos visto antes.

–¿Tú crees? –Preguntó con sus ojos brillando de incredulidad.

–Um, sí –respondí, pasando mi mano por mi pelo. Sí, tal vez no había escuchando, tal vez estaba texteando, viendo YouTube... Se entiende. Alexander frunció el ceño mientras murmuraba entre dientes.

–Le preguntaré a Smith sobre la materia, por ahora vamos a ver un poco sobre los romanos, y espero que sea la materia correcta –dijo, sacando su portafolio. ¿Por qué trae siempre esa cosa?

»¿Qué crees que es lo más interesante de los romanos? –Preguntó mordiendo la punta de su lápiz, cayéndose un poco la manga de su sweater–. Travis –dijo bruscamente.

–Perdón, maldita sea –dije, sacudiendo mi cabeza. Necesito dejar de desconcentrarme, ¿tal vez debería pedirle que se pusiera una bolsa de papel en su cabeza?–. Su ejército y su influencia política –mencioné recordando algo de la clase. Alex me dio una mirada sorprendida para luego sonreír.

–¿Sabes qué es lo que me gusta más acerca de ellos? –Preguntó, volviendo su cara hacia mí mientras subía sus pies a la silla y abrazaba sus piernas–... Su adicción con el plomo. Plomo. Era como una adicción, una necesidad. Los romanos sabían cómo obtener y usar el plomo si era letal, incluso Saturno era asociado con la locura, pero ¿Sabes que usaban para pavimentar sus calles? Plomo. ¿Qué usaban para endulzar su vino? Plomo. ¿Qué usaban para hacer sus cañerías? ¡Plomo! ¿Lo puedes creer? Esa es, probablemente, la causa de la caída de toda su civilización... –No tuve ni un respiro. Estaba ocupado mirando su cara. Sus ojos tenían un brillo raro, en un buen sentido. Él estaba sonriendo... Lo estaba disfrutando... Nunca había visto a Alex sonreír.

»¿Travis? –Alex me llamó. Parpadeé, sentándome. Alex cubrió su boca carcajeándose... Carcajeándose–. ¿Continuamos o no? –Preguntó agarrando el texto guía que estaba abierto enfrente mío.

–Mierda –murmuré saliendo a trompicones de la sala de historia.

–¿Mierda en el sentido de...?

–No empieces –dije firmemente. Ya era malo que estuviera todo vacío, o sea nos pasamos del tiempo de estudio. No necesitaba a Alex sintiéndose un cerebrito conmigo.

–A la misma hora mañana –dijo Alexander, rozándome al pasar. Él ni siquiera se veía afectado por lo deshabitado que estaba el pasillo.

–¡Espera! –Alcé la voz, haciendo que Álex se detuviera abruptamente–. ¿Cómo te vas a tu casa? –Pregunté, recordando que él usualmente toma el bus. Él se encogió de hombros, mirándome fijamente.

–Tengo dos piernas, así que caminaré –respondió dándose la vuelta. Me cuestioné si debería o no hacer que camine o debería darle un aventón en mi auto. Sacudí la cabeza sorprendido de siquiera haber pensado en ello. Suspiré caminando a mi casillero, Samantha quería que nos juntáramos mañana en el mall, típico. Al menos no era para una de sus fiestas extravagantes, solo juntarnos en la tarde; la escuela los días viernes acaba más temprano.

–Podría proclamarme un atleta si caminas así de lento siempre –escuché a Alex mientras caminaba por el corredor entrecerrando mis ojos hacia él; él ya había cambiado sus libros y tenía un bolso negro sobre su hombro que no estaba ahí antes.

–Yo estaba... Pensando –admití mientras seguía caminando.

–Sorpresa, sorpresa –murmuró con una pequeña sonrisa mientras pasaba rozándome. Relajé el ceño. ¿Había una razón de por qué siempre me hacía sentir nervioso?

Ignoré eso, moviéndome hacia mi casillero, no iba a permitir que un nerd me pusiera al borde. Puse la combinación de mi casillero antes de que se abriera de golpe. Estaba, probablemente, demasiado lleno y quizá necesite encontrar otro antes de que termine el semestre. No necesité cambiar ningún cuaderno, así que solo agarré las llaves de mi auto.

Cuando tuve mis llaves, intenté cerrar mi locker con dificultad, unos empujones aquí y allá y logré cerrarlo.

–Agh –suspiré, puse la mochila sobre mis hombros. Caminé a través del pasillo y salí del colegio. El clima parecía anormalmente frío esta tarde... Hice una mueca pensando en el sweater de Alex.

Este bastardo. Pensé frotando mis manos, que mi polera no podía cubrir. Estaba parado en medio del estacionamiento buscando mi auto; siempre olvido dónde lo estacioné por la mierda. Suspiré aliviado al encontrarlo a la entrada del colegio, típico de mí. Caminé hacia el, abriendo las puertas antes de entrar. Inmediatamente encendí la calefacción, estaba desesperado por cualquier cosa que me calentara.

Nerd Alert »spanish versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora