¿Pneuma del cielo?

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Muchos de ustedes se preguntarán qué pnéuma del cielo es, excluyendo la preposición de pertenencia "del" y la palabra "cielo", ya que son bastante conocidas, y quedándonos con la palabra "pnéuma". Tal vez parezca un misterio o una palabra de origen chino, pero... ¿ Que realmente significa pnéuma?
Etimológicamente, pnéuma es una palabra griega cuyo significado es: Espíritu, viento, soplo, respiro y aliento.


Pnéuma del cielo es el nombre del ministerio evangelístico que Dios me dio para edificar y alentar a otros. Más que un ministerio (servicio a los demás), Pnéuma del cielo es una comunidad, ya que todos estamos llamados a ser Pnéuma (aliento), y ánimo para los que nos rodean.


Saliendo del origen de la palabra, ahora les hablaré de donde nace este ministerio, cuyo único objetivo y enfoque es estimular y predicar el evangelio de Dios. A lo mejor pensarás que pnéuma del cielo salió de un cilicio, retiro espiritual, momento de oración, o de un momento de reflexión; pero Pnéuma del cielo nace de mi proceso más doloroso, triste y desalentador; de tiempos de aflicción, lágrimas, miedo, temor, angustia, y de lo peor de mí. Porque así como de lo bueno puede salir algo malo, de lo malo puede salir algo bueno.


A muchos en la vida, muchas veces nos toca pasar por momentos duros en nuestro trayecto. Momentos que nos roban lágrimas, paz, alegría, y nos hacen pensar que se acerca el final, que somos insignificante y cuestionar el porqué a nosotros nos ocurren estas cosas. Pero la realidad es que Dios lo permite para el glorificarse.


Como a la edad de 17 años, me dí cuenta de una curvatura, escoliosis dorso lumbar en la columna. Una escoliosis es una curvatura anormal de la columna vertebral; consiste en una torsión o rotación de la curva de la columna vertebral resultando una curva que aparece como una "C" o "S", la cual tiene que ser tratada rápidamente para prevenir las consecuencias que el sujeto puede tener en el futuro. La curva que se formó en mí fue como una "S" desarrollándose desde pequeño cuya causa desconozco aún todavía y cuya existencia no tenía en conocimiento hasta que se hizo un poco notable en mí. (Por favor procurar siempre tener una buena postura al sentarse para cuidar su columna de tener un desviación de cualquier grado).


Al hacerse notable y darme cuenta de esto, en seguida comencé a tratarme y a tener cita con ortopedistas. Luego, al final de muchos pronósticos, recomendaciones médicas, terapias, citas médicas, diligencias, procesos de esperas; se determinó que tenían que intervenir me quirúrgicamente debido a que la curvatura había alcanzado 50 grados de rotación.


A pesar de que confiaba en Dios, predicaba en  iglesias alentando a otros, y estuve rodeado de mi familia y personas maravillosas que me ayudaban bastantes, sentía miedo, miedo porque no entendía el por qué me estaba sucediendo eso a mí, miedo a no salir con vida en la operación, miedo a perderlo todo, mis sueños y mis anhelos en esa cirugía. Pero aprendí que sentir miedo es correcto, volverse un miedoso es lo incorrecto. Muchas veces sentiremos miedo pero jamás dejemos que ese miedo nos convierta en miedosos y nos detenga. El miedo, además de negativo, puede convertirse en un combustible positivo, puede expulsarte hacia atrás o impulsarte hacia delante dependiendo como lo utilices antes que lo haga contigo. 


Una vez, acercándose el día de mi intervención quirúrgica, estaba con mi madre haciendo una diligencia por Sambil, avenida John F. Kennedy, Santo Domingo; y antes de llegar al lugar al cual nos dirigíamos, mi madre, mujer muy diligente, luchadora y sociable, la cual amo con toda mi alma, le relataba mi proceso de salud al taxista que nos desplazaba a nuestro destino, (algo que nunca me ha gustado), pero ya saben, cosas de madres.


Cuando llegamos a nuestro rumbo, mi madre se desmontó para hacer un trámite, mientras que yo me quedé con el taxista en el carro en el asiento de atrás, y él en el del conductor obviamente.


Ulteriormente de unos segundos, lo veo buscando algo en la gabeta del carro y saca un una imagen ilustrada, impresa en hoja de cartón, con una palabra de aliento que decía algo así como: "Dios está contigo, no parecerás en tu proceso; pronto, todo esto pasará y tendrás una historia que contar". En el momento que leí esto, todo cambió en mí. Sucedió como algo mágico. Todos mis miedos desaparecieron. De pronto empecé a ver esa etapa de mi vida de tal forma que, no importando que tan riesgosa era la operación, estaba dispuesto a correr el riego para avanzar a la siguiente fase de mi vida, e inmediatamente comprendí que aunque creía que Dios podía intervenir milagrosamente en mí, ese era el medio que él utilizó para hacer el milagro.


Finalmente, la operación fue exitosa, mi recuperación milagrosa, y Dios, creador del universo, quien expidió a su único hijo a morir por todos; siempre, invariablemente, estuvo conmigo en mi proceso glorificándose a mi favor.


Dios no nos deja solo. Y lo que más me conmovió de todo y en donde quiero hacer énfasis, es en la palabra de aquel tratado ilustrado, impreso en hoja de cartón. Cómo unas simples palabras pudieron cambiar mi estado de ánimo. Aquí fue de donde procedió el ministerio aliento del cielo, el cual hoy es pnéuma del cielo. De aquí nace las razones de mis imágenes de empujes e incluso este mismo libro, aquí fue donde inició todo, de unas simples palabras de aliento. Porque tus mejores mensajes y las mejores cosas, saldrán de tus desiertos más desiertos.


Dios te bendiga


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Pneuma Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora