pasos de dolor.

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El viento soplaba tan fuertemente que se escuchaba resonar por cada ventana rota y entreabierta de las casas de esa calle, los chicos mantenían un buen ritmo mientras observaban cada local destruido.
— No lo entiendo, ¿como es posible que todo esto haya pasado y ni nos hayamos enterado? — Dijo Juan con mucha intriga .
— hmm, supongo que es porque el laboratorio esta mas al centro de la cuidad, y nosotros llevábamos mas de cinco horas en el colegio, todo depende de a que hora haya explotado el lugar.— Dijo Matias.
— ¿Y los militares? ¿y la policía? ¿porque nadie vino a ayudarnos?— Dijo valentina preocupada.
— El lugar donde vivimos tiene la menor cantidad de población de toda la capital, si de verdad los militares llegaron a venir, seguro fueron al centro, claramente abandonar a unas vidas para salvar a muchas es la mejor opción que tenían.— Dijo Matias, dejando ver el odio que tenia en sus palabras .
— Esto es inhumano, ¿como pueden dejar a tantas personas a su suerte? el gobierno no tiene un mínimo sentido de la Empatía.— Dijo valentina casi llorando.
— Lo importante ahora es poder encontrar a nuestras familias, después veremos que hacemos y a donde iremos.— Dijo Juan.
Los tres compañeros mantenían el mismo ritmo, mientras que los otros dos que acababan de conocer caminaban mas lento detrás de ellos, con sus miradas enfocadas en el suelo.
— ¿Que vamos a hacer con ellos? se nota que no están bien mentalmente después de todo lo que vivieron—. Dijo valentina preocupada.
—Por ahora no podemos hacer nada, espero que tengamos suerte y no colapsen en medio de una situación difícil, porque ahí si vamos a estar en problemas.—Dijo Matias.
su caminata se vio interrumpida al percibir los gritos de varias personas que provenían de unas dos cuadras mas adelante.
— Mierda, ese era nuestro camino directo hacia mi casa, no pienso arriesgarme a ir por ahí, mejor rodeemos.— Dijo Juan muy enojado mientras apartaba la mirada.
— Tal vez son personas que necesitan nuestra ayuda, no podemos dejarlas así.— Dijo Valentina.
— Valen, yo se como te sentís, pero ahora mismo tenemos que pensar en nuestra seguridad y en nuestras vidas, cuando ya estemos con nuestras familias vamos a formar un buen plan y así vamos a lograr ponernos seguros.— Dijo Matias apoyando la mano en su hombro.
A pesar de que no le gustaba, ella sabia que era la mejor opción que tenían ahora, así que solo asintió y siguió caminando.
Ya se habían desviado unas tres cuadras de su camino original, los gritos habían dejado de escucharse y el ambiente parecía un poco mas pacifico, pero aun así no podían sacarse ese mal presentimiento del pecho, como si las cosas se fueran a poner mucho peor.
Una vez mas, una oleada de gritos comenzó a escucharse a través de las calles que estaban transitando, esta vez mas fuerte que la anterior, y parecían provenir de todas las direcciones.
— Tengo un mal presentimiento sobre esto.— Dijo Matias mientras giraba su cabeza hacia todos lados.
— Ya estoy cansado, escuchen, el camino mas directo es por acá.—Dijo Juan señalando la calle a su izquierda.— mantengan los ojos bien abiertos y no bajen la guardia.
Los cinco chicos continuaron su camino a través de los gritos infernales, algunos se escuchaban claramente que provenían dentro de las casas y edificios, otros eran mas lejanos pero muy intensos, otros solo desaparecían y volvían a aparecer desde detrás de sus espaldas.
de pronto, una chica salio corriendo de uno de los callejones de la calle, parándose justo frente a ellos, era una chica pálida, de unos 17-18 años, pelo rubio hasta los hombros y lentes.
— Por favor... necesito ayuda— Dijo la chica mientras analizaba la cara de cada uno de los chicos.
— Ey, tranquila, podemos ayudarte, que te paso?— Dijo Matias mientras bajaba el palo de escoba roto que tenia como arma.
— Estábamos con mi familia volviendo a nuestra casa como siempre después de las clases, cuando un loco se nos lanzo enfrente del auto, provocando que mi papa perdiera el control y se chocara contra un muro, ni mi mama ni mi papa lograron salir del auto.— Contaba la chica con mucho dolor.
Mientras la chica contaba su historia, juan comenzó a analizar a la joven, cuando noto que ella presionaba una herida sangrante en un costado de su abdomen, lo cual lo sobresalto bastante. — Que es lo que te paso ahí!.— Dijo Juan mientras señalaba la herida con la punta afilada del palo que tenia.
— Cuando salí del auto uno de esos locos me tiro al suelo y me clavo sus uñas, pero logre agarrar un ladrillo que había salido del muro donde habíamos chocado y me lo saque de encima.
La chica de pronto comenzó a toser de una manera muy ruda, parecía que su garganta se desgarraba, cuando termino de toser, todos se quedaron pasmados al ver que su mano se había llenado de sangre de un color rojo muy oscuro.
— Por favor... necesito que me ayuden, no quiero morir, no qui-. — No termino de decir su frase cuando un palo afilado paso sobre las cabezas de los chicos y se había incrustado en su ojo izquierdo, haciendo que la chica se desplomara en al suelo como un muñeco de trapo, Juan, Matias y valentina se habían quedado horrorizados ante tal acto.
Cuando se voltearon, observaron a uno de los chicos, Lautaro, que tenia la mirada perdida, como si todo rastro de cordura se hubiese esfumado en un abrir y cerrar de ojos.
— ¿¡Estas loco!? ¿¡Cual es tu problema?! — Dijo juan mientras caminaba enfurecido hacia el.
— ¿Mi problema? ¿no recordas lo que vimos en las noticias? ella estaba infectada, podríamos haber muerto todos si no la matábamos— Dijo Lautaro sin ninguna pizca de remordimiento.
Al escuchar eso, Juan se lanzo sobre el, propinándole una serie de golpes en la cara sin piedad alguna.
Matias, Valentina y Nicolas intentaban separarlos de alguna manera pero parecía imposible, Juan lo tenia bien agarrado mientras le seguía propinando un golpe tras otro
—  Escúchame una cosa y mas vale que te quede claro, nosotros no matamos a los vivos, no mientras mis amigos y yo podamos evitarlo, la próxima vez, no te voy a soltar hasta que pierdas la visión de alguno de tus dos ojos, ¿¡me escuchaste!?— Le dijo juan mientras levantaba su puño otra vez.
Como pudo, Lautaro movió la cabeza de forma afirmativa, haciendo así que juan lo soltara y que acto seguido lo escupiera en la cara.
— Creo que te excediste un poco Juan.— Dijo valentina mirando la cara de Lautaro toda ensangrentada.
— Tendría que haberle cobrado la vida que se acaba de llevar.— Dijo juan cruzando los brazos y desviando la mirada.— Matias, no quiero a este loco cerca de mi familia, si dejar que se quede con nosotros, yo me voy solo, vos elegís.—
— ¿Estas hablando en serio? No podemos abandonarlo, en su estado no va a sobrevivir.— Dijo Matias mientras observaba al chico en el suelo.
— Escuchen, supongo que es lo mejor, es mi amigo y me tengo que hacer responsable de sus acciones, yo me encargo de el.— Dijo Nicolas mientras se arrodillaba alado de su amigo.
— Si, mejor sacalo de mi vista antes de que termine de romperle la cara— Dijo Juan desde atrás de Matias.
Lautaro levanto a su amigo, colocando su brazo sobre su hombro y se despidió de los chicos, no sin antes disculparse por la mala acción de su amigo, juntos los dos, se fueron caminando hasta perderse de la vista de Matias, Juan y Valentina.
Sin perder tiempo, Los amigos siguieron caminando por las largas calles hasta que por fin llegaron a la casa de Juan, solo para encontrar una estructura totalmente destrozada, ventanas rotas por todos lados, con algunas maderas clavadas en cada una.
Juan al ver esto, se separo de sus amigos y corrió tan rápido como pudo hacia la puerta de la casa, pero el terror mas grande le llego cuando vio en esa puerta las marcas de uñas y sangre que se habían quedado ahí, Juan intento abrir la puerta con todas sus fuerzas pero había algo del otro lado que se lo impedía.
— ¡Chicos, algo malo paso acá, ayúdenme a abrir la puerta!— Grito Juan desesperado.
Entre los tres amigos lograron derribar el mueble que les impedía ingresar a la casa, pero el horror los invadió cuando vieron un rastro de sangre que los guiaba hasta la habitación de los padres de Juan.

 
 

 
 


Los olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora