Capítulo 30: "Sí"

7.6K 505 68
                                    

Ginny y Luna saltaban emocionadas en el cuarto de la pelirroja aquella mañana de junio. Sin embargo, no podían estar más emocionadas que Hermione. No podía creerse lo que estaba a punto de pasar. 

—¡Herms! ¡Vamos!— gritaba la chica Weasley una y otra vez, sin poder esperar ni un segundo más. 

—Ya voy— dijo la castaña, por enésima vez. 

—Has dicho eso muchas veces. Si no lo haces ya, nos tendrás esperando una semana— rió la rubia, arrastrando de la mano a la muchacha. 

—Ey. Aún no he decidido si estoy preparada— protestó. 

—Hermione, tú naciste preparada para todo. Ahora, sal ahí, deslúmbralos a todos y cásate con el chico que amas— ordenó Ginny. 

**

Draco esperaba de pie, frente al arco nupcial, mientras el resto de invitados charlaban en sus sillas. El jardín de la Madriguera era lo suficientemente grande para que todos ellos pudiesen estar cómodamente. 

El rubio miró una vez más a los invitados. En la primera fila estaban los señores Granger, Narcissa, Andrómeda, Ted, Harry, Ron, Blaise y, por supuesto, Scorpius. Aún sobraban dos asientos para Luna y Ginny. Detrás, estaba el resto de la familia Weasley, sonriendo felices como una plaga de pelirrojos. Habían invitado a muchos de los alumnos que estudiaron en Hogwarts con ellos, como Neville, Vincent o Greggory. Hagrid intentaba no llorar mientras acariciaba a su perro Fang. ¡Cuántos recuerdos tenía Draco de aquel dichoso bicho! Por supuesto, McGonagall también había acudido, junto con Horace Slughorn, Flitwick y Sprout. También estaban allí algunos vecinos muggles de Hermione y amigos de la infancia de Draco, cuyo contacto había perdido hacía años. 

Y, entonces, la vio. Con su cabello castaño alborotado como siempre. Con sus ojos relucientes de alegría, emoción y calma al mismo tiempo. Con un vestido... despampanante. "Esa es la imagen que de una mujer increíble que es feliz", se dijo el ojigrís. 

Después de un sermón extraño y sin sentido que dio Xenophilius Lovegood (quien los iba a casar), era el turno de los votos. 

—¿Quién va a empezar?— preguntó el señor Lovegood.

—Yo— dijo Draco con seguridad. Según iban pasando los minutos, sentía cada vez más que estaba tomando una muy buena decisión, que estaba a punto de conseguir una vida perfecta.— Hermione, tú eres la persona con la que quiero despertar cada mañana. Quiero encontrarme un día, tumbado entre las sábanas y levantarme tarde, sabiendo que tú estarás por la casa. Quiero preparar gofres y tortitas para desayunar a tu lado, y saber que todo irá bien. Así que, te concedo el honor de ser la primera chica a la que Draco Malfoy le suplica que se quede a su lado. Porque si lo haces, prometo que nunca te haré llorar, si no es de alegría. Prometo hacerte descubrir cosas nuevas y llevarte a lugares que nunca has visitado. Prometo quedarme contigo siempre. Y, sobre todo, prometo mirarte cada día y sentirme el mago más afortunado de todos. 

Hermione tenía los ojos llorosos, y no era la única. La mayoría de invitados traficaban con pañuelos. 

 —Porque, eres la chica por la que acabé limpiando baños en Francia.   

La novia rió entre lágrimas, dispuesta a hablar: 

—Draco Malfoy... ¿Quién diría a aquella niña de doce años que ese sangre pura acabaría proponiéndome matrimonio? Seguro que es algo que ni Trelawney vería venir. Siempre existió entre nosotros ese roce. Todos los encuentros que teníamos cuando éramos unos críos y me demostrabas que solo era una fachada. Sin embargo, todo empezó aquella noche. Simplemente, dejamos caer nuestras barreras, y pasó lo que habíamos estado impidiendo. Aún así, nos empeñamos en negarlo. Una y otra vez. Yo me alejé, tú te marchaste... Ninguno de los dos quería aceptar lo que realmente estaba pasando entre nosotros. Y... luego volviste y recuerdo cómo recolocaste mi mundo. Hemos tenido muchos problemas. Pero han merecido la pena para llegar hasta aquí. Porque... te quiero. Te quiero, y no me da miedo decirlo. 

—Hermione Jean Granger, ¿aceptas a este mago como tu legítimo esposo?

—Sí—suspiró ella. 

—Draco Lucius Malfoy, ¿aceptas a esta bruja como...?

—Diablos, ¡sí!—lo interrumpió el ex-Slytherin, besando a la que ya era su esposa. 

***


Corrompiendo a la leona (Dramione) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora