:::Tercero:::

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Itziar se había levantado temprano para llegar con calma a su nueva facultad

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Itziar se había levantado temprano para llegar con calma a su nueva facultad. Había elegido unos pantalones tejanos que le venían tan grandes que descendían por sus a caderas cada paso que daba, por lo que tuvo que hacer uso de un cinturón para amarrárselos junto con la camiseta que había comprado el sábado en el centro comercial con Queralt y Oksana. Consideraba aquel cinturón como la pieza de su vestuario que más amaba, ya que a lo largo de toda su extensión existían grandes perforaciones que permitían ajustar el cinturón en cualquier punto.

Sin embargo, la que consideraba la peor pieza de vestir eran los sujetadores, que en la actualidad le venían tan grandes que había tenido que usar tops deportivos en su lugar. Sabía que tendría que haber aprovechado el día del centro comercial para realizar nuevas adquisiciones que suplieran las faltas que tenía. Pero su autoestima no estaba pasando por un buen momento en aquellos instantes y tener que acudir a la copa AA, por absurdo e infantil que pudiera parecer, no era algo que pudiera afrontar ahora mismo.

— ¿Realmente vas a llevar eso en tu primer día? —Queralt la miraba con los brazos cruzados y una ceja erguida.

—Claro. Lo dije en serio —se encogió de hombros.

Oksana e Itziar entraron en el coche de Queralt para dirigirse camino a la universidad. Si bien ninguna de ellas coincidía en la misma facultad, al menos todos los edificios se encontraban en el mismo campus universitario. Además, tanto Queralt como Itziar finalizaban sus clase prácticamente a la misma hora, por lo que las dos jóvenes volverían a encontrarse delante de la cafetería central del campus para volver juntas a casa.

El campus universitario se encontraba a las afueras de Gaia. Hacía un casi un siglo que se habían aprovechado los terrenos públicos del bosque para construir una institución que formase a las mentes adultas hasta convertirlos en expertos sobre la materia. La ubicación provocaba, como Akacia le había informado, que algunos animales salvajes como jabalíes se aproximaran a las inmediaciones de la universidad. Si bien nunca penetraban en su interior, fácilmente podías encontrártelos en los terrenos adyacentes que constituían el bosque que rodeaban el campus.

Recordaba que algo que siempre se repetía cuando se hablaba de la Universidad de Gaia era que era la única universidad en toda Trylia en aglutinar a todas las facultadas en un mismo campus. Las restantes ciudades lo habían tenido imposible, puesto que, habiendo construido en lugares céntricos, se la zona les había quedado pequeña.

Cuando entraron en el campus, Itziar se dio cuenta que no sentía la presión usual antes de iniciar un curso. Ya no la ahogaba la ansiedad por encajar con los compañeros de clase, de saber qué decir y cómo decirlo para no importunar. Había perdido el interés en impresionar. Realmente esperaba que nadie le hablase y mantenerse en un segundo plano.

Ser irrelevante.

Aquello había sido un cambio para ella. Había sido una persona extrovertida y positiva pero, después de todo lo ocurrido, se encontraba con una actitud más bien pasota. Lo único que le importaba ahora eran sus estudios y que los restantes alumnos pudieran encontrarla más o menos agradable no formaba parte de sus preocupaciones. Y, especialmente, quería alejarse de todos los hombres posible. No quería saber nada del género masculino durante una temporada. Después de haber sido engañada de aquella forma no veía la posibilidad de creer en un hombre ni tan sólo para concluir un trabajo universitario.

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