《023》

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DIA 10:

Un poco de descanso no era nada malo.

En cada cierto tiempo, Hye se repetía la misma frase en la cabeza.

Ser floja no es nada malo, solo es una forma de vivir diferente.

— ¿Y si no me quiero levantar?— Sus manos volaban sobre su cabeza, haciendo que las mismas se enredaran contra su cabello— Tengo sueño.

— Yo tengo más sueño que tú— Su hermano estaba con unas revistas que estaban en la mesa donde mantenían algunos frascos con pastillas para dolor de cabeza— El doctor me pidió quedarme hasta que pudieras acabarte está mierda de medicina— Miro disgustado las mismas pastillitas.

— Vete. Yo para que te quiero aquí— Giró su cabeza, dejando su mejilla rojiza sobre la almohada.

— Okay. Tú y mi dinero igual— Hye entendió.

— Perdón— Infló los cachetes, sacando un gemido de dolor al intentar alzar la cabeza— ¡Ayudaaa!— Yoongi rodó los ojos. Se paró porque tenía que ayudar a su perezosa hermana.

— ¿Ya?— Quitó sus manos sobre la espalda de la chica— ¿Aquí no tienen ningún buffet.. o mínimo buena comida?— Hye respondió negativamente.

— Si hubiera buffet aquí.. sería el paraíso— Ahora si pudo incorporarse y salir de la sudada camilla— Me bañaré.

— E-En eso no necesitas ayuda, cierto— Gi esperaba un rotundo NO. Su hermanita estaba parada frente de la puerta del mismo baño.

— Si quieres— Se encogió de hombros y corrió dentro de este.

— Que perturbador— Se recargó sobre la mesita de hace rato y sacó su móvil.

(...)

— Me sudan las manos de tanto sostener ese frasco— La chica estaba dentro de la fila de quienes esperaban recibir su pequeña porción de merienda como todos los días que lleva aquí metida.

Estar aquí no era tan malo pero con recordar que estos días de gloria acabarían, se ponía en un modo "Fuera de alegría por unos 10 minutos, gracias". Concentrada en su charola de color verde pastel, tarareaba una canción que no se despegaba de su cabeza desde que llegó.

— Chiri, chiri, chiri, chiri..— Su cuerpo movía al ritmo en su totalidad. ¿Cómo podía ser tan cursi pero tan pegajosa?— ¿Me puede dar dos de estos, señora?— Llegando al final de la espera, apuntaba hacia la señora unas galletas blandas recién salidas. La mujer de mediana edad aceptó y le sirvió una porción más.

Sintiéndose agradecida por la buena actitud de la señora, caminó hacia su lugar. Sus piernas temblaron un poco al sentir el frío del metal contra su trasero. Sus codos se posaron sobre la mesita y agarró con sus manos las galletas de chocolate.

— ¿Paz y tranquilidad?— Una voz conocida casi la atraganta.

— Te dije que me dejaras en mis momentos de comida, Jungkook— El chico pagaba seguido a los doctores para dejarlo entrar como visita casi las 24 hrs del día. Pensaban que era una buena idea dejar que el chico pudiera tener una buena relación con ella.

Eso no lo pensaba Hye.

— Déjame comer contigo— Corre la barrita de proteína a lado de su muñeca—  ¿No tienes nada para beber?— Buscaba entre las cosas que no había sobre la mesa.

— Estás ciego— Rodó los ojos— Ve por tu bebida solo allí— Apunta hacia una barra de bebidas energéticas como zumos.

— ¡Acabo de salir de allí!— Se quejaba. Estar mucho tiempo con el celular lo mantenía distraído de su alrededor— Maldita sea— Se paró y caminó hacia su destino.

— Dios..— Agachó su mirada. Deseaba mantener su mente en claro y blanca por completo, pero al recordar ese beso..— No no no no no.

No podía verlo igual, demonios. Sentía algo por él. ¿No estará enferma?... ¿Más enferma?. Pensando que enamorarse de su secuestrador no es sano y menos de un dominante como ese. Jungkook era atractivo (Muy atractivo, estupida) eso NADIE lo puede negar, pero si hablamos de su forma de ser o actuar.. es una cosa del otro mundo.

Algo faltaba y algo sobraba.

Ella estaba tan embonada pensando en qué pasaba por su cabeza, que no pudo reaccionar al momento en el que Jungkook ya estaba sentado a su lado y casi empujándola para que le respondiera de que estaba creado ese refresco de dioses.

— Yo que voy a saber— Respondió sin saber por qué.

— ¿¡Enserio!?— Su cara reflejó decepción— Sabe tan delicioso y no sé ni cómo se llama— Miraba con adoración la botella pintada de plata— ¿No será drog-

— No lo es— Recogió sus cosas y fue hacia el bote de basura.

— ¿Dónde vas?— Gritó desde su asiento.

— A casa— Como la típica película, se fue dejando a Jungkook sentado y sin palabras.

《BLACK ROSE》《JUNGKOOK》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora