Neoamabilidad

57 6 0
                                    

Lunes, ya era el quinto lunes que pasaba en el instituto desde la vuelta de vacaciones. Era interesante ver lo lejos que podía llegar mi capacidad de interpretación, nadie sospechaba nada, nadie excepto él. Durante las últimas cinco semanas había intentado hablar conmigo, pero le había sido imposible. No quería hablar con él.  Estaba enamorada de él, estaba. Mi corazón estaba ocupado de tanto dolor que aquel sentimiento se había marchado con Ivy. Y eso me dolía y estaba segura de que me iba a seguir doliendo. Había perdido tanto en tan poco tiempo que veía la felicidad, la emoción, el nerviosismo y la adrenalina que uno siente cuando está enamorado lo suficientemente lejos como para creer que no los volvería a ver en mí. Ahora todo había cambiado.

¿O tal vez  no? ¿Y si todavía quedaba una pizca de luz? Me estaba comportado como una completa inmadura, podía caer, caer y volver a caer, pero no era justo convencerme de que no podría levantarme. En todo este tiempo me había persuadido con míseros argumentos de que yo estaba siendo una persona que había dejado de luchar y de que eso estaba bien; pero eso no era cierto, estaba luchando por mí, por mi vida y Col se estaba asegurando de tirar de esa sensación tan maravillosa que había quedado atrapada.

Él... ¿Estaba enamorado de mí? o ¿estaba siendo solo amable? Amable, claramente amable, realmente amable, había sido tan amable. Me había seguido cuando salí de clase de inglés al pasillo, me había visto llorar y había comprendido que lo único que necesitaba era salir de allí, aunque él no supiera porqué. Me levantó, me miró a los ojos, cogió mi mano y me llevó a casa. Amable se quedaba corto, muy corto.

Nunca es demasiado tarde para sentirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora