HITSUGAYA TATSUMI

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-Tatsumi-sama! ¡Por favor salga! tenemos que vestirlo-gritaban desesperadas las sirvientas.

El niño rio para sus adentros, escondido donde estaba no le podían encontrar, tapó su boquita con su mano y se obligó a callar al ver que su madre entraba a su habitación…acompañada del jardinero, se acercó un poco más a la ranura que había quedado al entrecerrar las puertas del armario de su madre y comenzó a ver lo que hacían, el jardinero que si mal no recordaba se llama Sora tomó a su madre, aún bastante joven por la cintura y la atrajo a sí comenzando a besarla y tocarle el trasero.

Su madre parecía disfrutar aquello ya que dibujaba sonrisas dentro del beso, luego se tiraron a la cama y comenzaron a besarse con más pasión, desvistiéndose al mismo tiempo. Tatsumi estaba confundido, no sabía qué era eso, la había visto haciéndolo con su padre, pero sólo un beso, y su hermano le había dicho que era algo que hacían las parejas que se amaban…entonces ¿Su madre amaba a otro señor a parte de su padre? ¿Era posible amar a dos personas a la vez? Los sonidos que comenzó a emitir su madre lo sacaron de sus pensamientos, el tipo le estaba metiendo algo de plástico transparente a su mamá, y pensó que tal vez podría dolerle, pero al observar bien el rostro de su progenitora descartó esa idea, no tenía idea de lo que estuvieran haciendo, pero pareciera que disfrutan el hacerlo, ambos ya se encontraban completamente desvestidos,  el yukata azul que su madre tenía puesto yacía tirado a los pies de la cama y el uniforme de  Sora descansaba en el piso.

De un momento a otro, esa imagen comenzó a desagradarle, le dio asco y un poco de decepción, su padre no era la única persona a la que su mamá amaba y se estaba, como había oído decir a otras personas y el la t.v., entregando a otro.

Se quitó la mano que cubría su boca pero no emitió ningún sonido, sólo entrecerró los ojos y miró mal lo que estaban haciendo.

Pasó una hora para que hubieran terminado y se retiraran, Tatsumi se sentía raro. Salió del armario con cuidado de que nadie lo viera y camino en silencio con la vista perdida hacía la puerta, la abrió y salió cerrándola tras de sí. Camino por el pasillo, sin ningún rumbo y se terminó topando a Kyouhei, su tutor personal.

El tipo era alto, de unos 19 años ojos verdes y cabello color celeste, siempre le pareció una persona muy linda, parecida a los actores de los doramas o de los animes que le llegó a enseñar Naoto. Él chico lo miró sonriente.

-Por fin te encuentro Tsumi- le  dijo alegre como solía llamarlo.

El niño mantuvo la vista baja, sin responder y eso preocupó al mayor que se acuclillo frente a él tomándolo por el mentón y alzando su cabecita para que lo mirase a los ojos.

-¿Estás bien? ¿Te duele algo?-preguntó preocupado.

El pequeño rubio negó con la cabeza y el mayor no supo distinguir si lo decía porque estaba bien o no le dolía nada.

-Tsumi, si no me dices que pasa no sabré lo que tienes-susurró amablemente, al no recibir respuesta del otro lo cargó en sus brazos y lo pegó a su pecho, un niño de nueve años tampoco pesaba tanto.

El menor escondió su carita entre el cuello y el hombro derecho de su tutor y así se mantuvo hasta que el peli celeste lo llevó a su habitación y trató de sentarlo en la cama luego de cerrar la puerta tras él, pero el niño se aferró más a su cuello por lo que paciente, se sentó con el menor en su regazo y abrazándolo por la espalda.

-¿Se pueden amar a dos personas a la vez?-susurró el niño luego de un prolongado silencio.

La pregunta tomo por sorpresa al mayor, lo habrá visto en una película, pensó.

-Puede ser, ¿Por qué la pregunta?- contestó en el mismo tono que el menor.

Tatsumi se despegó un poco, sólo para alejar su cabeza del hombro de su tutor para mirarlo a los ojos aún sentado sobre las caderas del ojiverde.

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