Prologo

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Eran los mejores amigos Charlie y Leo, Leo y Charlie. Crecieron juntos, se conocían desde que tenían memoria y nunca abandonarían a su amado compañero.
Sus familias eran muy amigas, sus padres mejores amigos, al igual que ellos.
Como cada domingo hoy las familias Devries y Lenehan se habían reunido a almorzar y a pasar la tarde. El día estaba muy hermoso así que el padre de Leo, el más pequeño con 7 años le propuso al padre de Charlie, el más grande con 9 años, ir a pasar el día a una playa no muy lejos de allí. El señor Lenehan aceptó muy amablemente y se encargó de que antes de que dieran las 2:00 pm ya se encontrarán alli, y así fue.
Leo y Charlie se encontraban jugando algo alejados de sus familias cuando de pronto Charlie asusta a Leo y el comienza a enojarse con el niño de pelos dorados.
-¡Charlie cómo pudiste hacer eso! ¡Casi me matas del susto! Tonto, te odio- dijo el pequeño niño haciendo puchero
-¿Cómo me dijiste?- preguntó el mayor ofendido
-Tonto- dijo insistentemente Leo
-Perdona, no te oí bien ¿Como dices que me llamaste?- pregunto por segunda vez Charlie acercándose lentamente al rostro del otro niño hasta quedar nariz con nariz.
-T-O-N-T-O- deletreo el pequeño niño, a quien le daba mucha risa el hecho de que su amigo este enojado y tan cerca de el.
-Oh...ya entendí..,- y acto seguido el niño de cabellera rubia comenzó a hacerle cosquillas a su pequeño amigo, quien se retorcía de la risa y luego de un tiempo comenzó a cansarse y no poder soportarlo más.
-Charlie ya para en serio-
-Di que lo sientes- dijo Charlie quien se encontraba sobre su amigo para que no escapara de su agarre.
¡Nunca!- dijo el pequeño Leo que no dejaría que su amigo ganara tan fácilmente.
Está bien...entonces lo siento mucho- dicho esto comenzó a hacerle cosquillas nuevamente.
-¡Ok, ok! ¡Lo siento mucho Charlie!- exclamo el niño de cabellera castaña.
-Disculpa..¿has dicho algo?- dijo entonces Charlie quien había dejado de hacerle cosquillas.
-Dije que lo siento- afirmó el pequeño Leo ya casi sin aliento de tanto reír
-¿Perdona? Estoy algo sordo..¿podrías repetirlo?- dijo el mayor acercándose a leo quien seguía debajo de el.
-¡Que lo siento mucho Charlie! Ya déjame, prometo que no lo volveré a hacer- dijo Leo mirando muy fijamente a Charlie de manera suplicante.
-Está bien pequeño, te dejaré ir- dijo Charlie con una sonrisa en su cara y levantándose para que Leo pudiera hacer lo mismo.
-Gracias Charlie, te quiero- dijo el pequeño besando la mejilla de su amigo de ojos azules
-Y yo a ti Leo- dijo el mayor revoloteando el cabello del menor.
Ambos se sonrieron, en serio se querían y mucho, a pesar de su corta edad sabían que siempre estarían ahí para el otro y que nunca se separarían sin importar que, y lo mejor era que no necesitaban las palabras ya que sus ojos hablaban por ellos.
Un ruido de algún vidrio rompiéndose hizo que salieran de su transe y se alarmaran un poco.
Charlie le ordenó a su pequeño amigo que se colocará detrás de él. El pequeño no emitió palabra y obedeció a lo que su amigo Charlie le decía.
A medida que fueron avanzando Charlie noto que el ruido provenía de la mesa en donde sus familias se encontraban ya que el padre de Charlie había tomado demasiado y estaba peleando con el padre de Leo.
Al notar esto el mayor le ordenó al niño de cabello castaño que no se moviera pero el pequeño no obedeció esta vez y trato de separar a los mayores. La verdad es que Leo hizo todo lo posible para acabar con la pelea pero fue en vano.
Cuando ambos padres se calmaron juraron que nunca más volverían a verse, dejando así a los pequeños Leo y Charlie sin saber que sería de su hermosa amistad.

Blue Neighborhood (Chardre) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora