3

10 2 4
                                    



Los días pasaron al igual que las semanas, Souta y shiroi pasaban cada momento juntos desde aquel día, jugaban, cazaban incluso de vez en cuando  iban al logo que estaba cerca de la ciudad para poder darse un gran baño, aunque al pelinegro no le agradaban mucho esos baños estar con la minina hacia que se volvieran divertidos incluso en los días de lluvia salían un rato para jugar. También desde que se conocieron Souta no había vuelto a robarle a los humanos o a las pandillas de gatos, mejor le hacía caso a la gatita eh intentaban conseguir comida de una forma menos peligrosa; pero aun cuando él seguía sus indicaciones de vez en cuando le robaba a algún gato que pasaba o a un humano, lo que hacía molestar a Shiroi.

Los días eran toda una alegría para él, aunque algunos días el pobre de Souta mientras dormía gritaba o pataleaba incluso sudaba lo cual preocupaba a la blanquita ya que cada vez que lo despertaba para ver que le sucedía, el simplemente decía que nada para después restregarse un poco en ella y volver a dormir, su actitud era rara y tanto el como ella lo sabían, pero él no quería decir nada al respecto ni ella quería tocar el tema aun cuando le preocupara tanto.

Un día mientras los dos buscaban algo de comer  decidieron separase para asi encontrar algo más rápido, sin embargo poco después de que se separaron Souta paso por un área que es muy concurrida por los humanos los cuales al verle lo empezaron a perseguir,  aun cuando no robara seguía teniendo el odio de ellos y eso no era todo, parecía que los ciudadanos se habían vuelto más hábiles ya que cada uno de ellos le estaba pisando los talones, así que solo había dos respuesta para eso, o ellos habían mejorado él había perdido su agilidad.

No paso mucho antes de que lo acorralaran en una de las banquetas de la avenida, no había  como escapar de ahí, lo único que le quedaba era ser atrapado, pero tenía que volver que Shiro, ella lo estaría esperando sin embargo si se dejaba capturar jamás la volvería a ver, él no quería eso, él quería verla otra vez, por lo tanto la única opción que tuvo para poder salir de eso era saltar a la avenida y lo hizo pero  no se dio cuenta que también un carro iba pasando y él había brincado justo enfrente del automóvil; era todo, ese sería  todo, terminar aplastado por el auto y sin haber podido ver a su amada, fue todo lo que pensó mientras sentía un empujón en su costado izquierdo tan fuerte como para moverlo.

Cuando Souta abrió los ojos no le dolía ninguna parte del cuerpo, de hecho estaba intacto y a algunos centímetros de donde había estado antes de sentir el golpe, no comprendía como era posible, pero estaba muy feliz de seguir con vida, tanto que no podía dejar de brincar y era de esperarse ya que aún podría ver a su querida minina. Miro para donde había estado el carro y lo noto estacionado y enfrente de el a un grupo de gente que murmuraba cosas como: "porque lo, hizo, a quien se le ocurriría salvar a un gato así"; no entendía a que se referían pero se acercó para ver, paso entre las piernas de la gente quienes al parecer ya no lo notaban.

En cuanto pudo ver lo que todos observaban con tanta concentración sus patas temblaron y se movieron con lentitud hacia el centro del lugar, ahí lo que observaba era una mancha de sangre y en el centro de ella una gatita de pelaje blanco el cual estaba cubierto de rojo en su espalda, él sabía quién era, la conocía muy bien; era su amada, ella lo había salvado de nuevo.

Se quedó parado a su lado sin poder decir nada o hacer algo más que llorar, la gatita abrió sus ojos con lentitud y al ver al minino a su lado sonrió con las pocas fuerzas que le quedaban.

  - me...alegro...que...estés...bien...

El solo observaba como la minina se desangraba además de se notaba como sus ojos iban perdiendo aquel hermoso brillo, el felino después de que pudo reaccionar empezó a lamer la herida de ella pero esta aun así no dejaba de sangrar, el temblaba al darse cuenta de que todos intentos eran en vanos además de que en ese momento recordó aquel sueño que lo hacía gritar, aquel en el que perdía a su amada para siempre un sueño que lo aterraba siempre y que ahora se estaba haciendo realidad; seguía llorando y lamiendo la herida de la minina la cual ya había cerrado los ojos.

  - tranquila...estarás bien...te voy a salvar.

Mientras continuaba con su labor sintió como unas manos humanas lo cargaban separándolo de ella, intento soltarse con desesperación incluso rasguño  aquella persona pero aun así no lo soltó y lo metió a una caja transportadora dentro de un auto. Rasguño y mordió la puerta de metal pero aun así no logro salir  de ahí, por más que intentara no podía y al darse cuenta de eso lo único que pudo hacer fue llorar con todas sus fuerzas por su amada la cual tal vez ya había muerto por protegerlo.

Las horas pasaban y al le había pasado de una caja transportadora a una jaula de las que había en las perreras o tiendas de mascota; no le interesaba saber dónde estaba ya que su vida había perdido sentido y aun cuando le llevaran comida y agua el no probaba nada, lo único que quería era estar con Shiroi aun cuando eso significara  morir.

Cuatro días después de aquel incidente el pobre Souta ya estaba tan flaco y cansado que no se podía ni parar, sentía que al fin había llegado el día en que vería de nuevo a la peliblanca. Mientras dormía en aquella jaula esperando su final unas cálidas manos lo sacaron de ahí y lo llevaron a otra habitación en la había varios muebles tanto para humanos como para gatos, fue cuando se dio cuenta de que al parecer estaba en un refugio para gatos aunque eso seguía sin interesarle, permaneció acostado en el piso de ese lugar, escucho como unos pequeños pasos gatunos se acercaban, pero no volteo a ver.

- no estás en buen estado...Souta.

Al escuchar su nombre le entro la curiosidad y volteo a ver quién era, su sorpresa fue encontrarse aquella gatita de pelaje blanco y de ojos azules; aquella que creía había perdido, estaba caminando hasta el con una sonrisa en su rostro, el cómo pudo se paró aun cuando su cuerpo no le respondiera del todo, pero aun así logro caminar hasta ella mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad. Ella al ver lo débil que estaba lo empezó a lamer y se hecho a su lado para después lamer su mejilla como el primer día que pasaron juntos, también estaba muy feliz de estar con él.

- Shiro...Shiro...pero...como...creí...creí que habías...muerto – aun llorando mientras la veía a los ojos.

- yo también pensé eso, pero ellos me salvaron y me trajeron aquí contigo.

Con un movimiento de cabeza le indico a la pareja de humanos que los observaban con una sonrisa, Souta apenas los había notado además de que también les habían llevado comida la cual ahora si acepto, ahora entendía porque seguía vivo y porque unas manos humanas lo habían sacado de ese lio y no lo habían matado, ya que le querían regresar el amor de su vida y el estaría agradecidos con ellos ya que estar al  lado de su amada era todo lo que deseaba y era todo lo que aria a partir de ese momento, su pesadilla que lo atormentaba desde el accidente al fin desaparecería ya que jamás volvería a perder a la persona que amaba.

Ama�Գ��5s

Pesadilla de un gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora