Calificar exámenes era lo que menos le gusta a Park JiMin, y es que a pesar de amar a sus alumnos esta era una de las partes más agotadoras de ser profesor. Sin embargo sabe que si lo dejaba para otro día no tendría tiempo para disfrutar su fin de semana. Por esa razón se encontraba con una gran cantidad de exámenes sobre su escritorio, sus anteojos y su mano corrigiendo.
Sonrió cuando en algunos de estos aparecía unos corazones, estrellas y garabatos típicos de Min Ji Hoon, su alumno estrella. De vez en cuando, llegaba con un pequeño presente para el y eso lo llenaba de felicidad y ternura ya que eso, a su parecer, es un indicio de que hace bien su trabajo y ama tener el afecto de sus alumnos. Siempre quizo entregarle todo su amor a un pequeño que fuera su hijo, pero lamentablemente no tiene la oportunidad de procrear.
Sacudió su cabeza levemente alejando ese pensamiento que solo traía dolor y tristeza para el, después de todo, JiMin es de los tipos que pone la frente en alto y sigue adelante. Una vez terminó de corregir el examen del pequeño JiHoon miró por la gran ventana, era un gran día, estaba soleado y habían pájaros en los árboles. Era excelente día para salir a dar un paseo.
Observando aquella postal su expresión facial cambió al ver a el pequeño JiHoon sentado en uno de los escalones de la entrada del instituto, veía sus píes mientras los mecía y suspiraba. Jimin negó y salió de el salón de clases para poner marcha hacia el. Una vez estuvo frente al chico y captó su atención le sonrió con dulzura al pequeño causando que sus ojos casi desaparecieran, el pequeño sentado respondió de igual manera.
— ¡Profesor JiMin! — exclamó el pequeño colgándose del cuello del docente.
— Hola, JiHoon — le saluda reteniendo una risa.
El pequeño lo suelta y se vuelve a sentar en su lugar de espera con una sonrisa inocente, mirando hacia ambos lados en busca de su descuidado padre. La situación se repetía unas cuantas veces en la semana, aquel hombre simplemente llegaba a buscar a JiHoon a diferentes horarios que alcanzaban las dos horas después de el horario de salida normal y esto comenzaba a intrigar mucho la mente de JiMin.
El pequeño JiHoon no se molestaba ni un poquito por las repetidas tardanzas de su padre, ya que, a pesar de su inocencia, entendía que YoonGi trabajaba para mantener su hogar y comprarle muchos dulces. Los dulces compensaban cualquier error que su Cuchi, como el lo llamaba, cometiera.
— ¿Qué haces aún aquí? — cuestionó lo obvio.
— Espero a mi Cuchi — formuló alegre el pequeño mirando hacia ambos lados, esperanzado de que aquel hombre un poco bobo, según el, llegara en busca de el.
— ¿Tu... Cuchi?
— ¡Es el mejor papi de el mundo! — alzó sus brazos.
— ¿Ah si? — JiMin adquirió un tono curioso — cuéntame más — se acomodó en su lugar y sonrió, provocando un eye smile que no pasó desapercibido ante el pequeño JiHoon. Aunque el pequeño decidiera seguir relatándole lo grandioso que era su Cuchi.
— El es mi papi... — dijo el pequeño algo distraído por los casi inexistentes ojos de su profesor — ¡si, si! — volvió repentinamente al tema — siempre me compra dulces y me canta por las noches — la sonrisa de aquel alumno era algo muy encantador, JiMin estaba enternecido por ello.
— ¿Y qué te canta?
— Rap — dijo el pequeño, dejando al profesor algo confundido pensativo al respecto. ¿Desde cuando el Rap era una canción de cuna?
Justo cuando JiMin iba a formular otra pregunta alguien se apresuró en llegar al lugar donde se encontraban ambos conversando. Era aquel hombre.
— ¡Woozi! — exclamó su grave voz, jadeando por el corto trote — lamento llegar tarde — se disculpó una vez llegó a su lado.
— ¡Cuchi! — el pequeño rodeó al mayor con sus brazos — ¿Traes el pedido?
— Te refieres a... ¡¿esto?! — en hombre sacó una pequeña paleta de caramelo roja del bolsillo de su abrigo negro.
— ¡Si! — JiHoon le arrebata la paleta de las manos y le quita el envoltorio para comenzar a lamerla.
En todo ese lapso, YoonGi no había visto a JiMin sentado frente a ellos. Valla que era descuidado.
— Oh, hola — saludó, YoonGi, con una sonrisa nerviosa. Dejó a JiHoon lamiendo gustoso su paleta para levantarse y saludar a JiMin con un beso en la mejilla.
Un beso en la mejilla.
JiMin al ver que el hombre se levantó a saludarlo, el también lo hizo, estirando levemente su mano para que fuera estrechada. Pero no se esperaba que aquel hombre tuviera la confianza para darle un beso en la mejilla, algo que el claramente no acostumbra a hacer con nadie.
— Buenas tardes... ¿Es usted el señor Min? — habló JiMin con total formalidad ignorando lo anterior.
— Correcto. Pero, por favor, solo dígame YoonGi — tanta confianza de parte de aquel caballero, abrumaba la los modales y formalidad de JiMin. Y es que un apoderado no te trata así todos los días.
— Bien, señor Min... — habló JiMin firme, lo que hizo cambiar la expresión de YoonGi en cuestión de segundos — necesito que, por favor, se presente en el colegio el día lunes a primera hora.
YoonGi se demoró en procesar lo que acababa de oír.
— Si es por el atraso, juro que no volverá a ocurrir — frunció las cejas en señal de piedad. Pero JiMin no daría su brazo a torcer.
— Lo siento señor Min, es una semana la que ha llegado tarde por JiHoon y no puedo dejar que pase ni un día más.
JiHoon se mantenía comiendo aquella paleta en sentado en una de las pequeñas bancas, alejado de la pequeña discusión de los mayores.
— Vamos, solo dime Yoongi — sonrió de lado. Este hombre tiene el descaro de tener la sonrisa capas de derretir a las féminas, y por qué no, a unos cuantos chicos. No obstante, eso no afectaría a JiMin al cumplir con su deber como docente. Sin duda, no aceptaría sobornos. Menos si son coqueteos.
— Lo veo en mi oficina el lunes a primera hora — volvió a hablar JiMin en tono firme, pero ese sonrojo no pudo ser detenido. Aunque sea solo de rabia.
— Como diga, señor Park.
JiMin se sorprendió un poco, ya que no sabía como YoonGi sabía su apellido. Es decir, nunca en la vida habían interactuado.
Luego de eso, JiMin se despidió de YoonGi estrechando las manos y volvió a su aula. Pensando en todo lo que debía soportar y como debía actuar frente a un galán que acababa de coquetear con el.
Porqué eso fue lo que pasó, ¿no?

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Taking care of them. [Y.M]
FanfictionJimin es un docente dedicado a su trabajo, su pasión de educar niños nace de su anhelo de ser padre pero su cruel realidad lo impide, es estéril. Un día al final de la jornada se percató de que uno de sus alumnos estrella, Min Ji Hoon, estaba sentad...