Capítulo 7

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Una vez en la salida, recordé el hecho de que por las prisas había traído el auto de mamá conmigo, si no lo recordase, mi dulce progenitora me golpearía a más no poder con látigo cubierto de espinas, no en el sentido literal claro. ¿O no?

—¡Casi lo olvido! —le he gritado a Adrián en el oído.

—¿Qué cosa, maldita sea? —su rostro palideció unos instantes y gritó en modo de pregunta algo aturdido.

—El auto de mamá, ¡tenemos que regresar al estacionamiento!

Salí corriendo sin considerar que Adrián corriera detrás mío o no. Ese coche probablemente valía más que mi vida llena de penumbras; el estacionamiento estaba estancado, claro como todos aquí se pudren en dinero les cuesta demasiado tomar el colectivo de su casa a la escuela, como yo lo hago sin tener que carecer de cosas en mi vida.

—Hasta que te encuentro —escuché decir a una chica tomando mi hombro bruscamente.

—¿Naia? ¿Qué haces aquí?

—Vine a verte fracasar, pero no me dejaron entrar —confesó cruzándose de brazos.

—¡Gracias! Yo también pienso que eres buena haciendo cosas en la vida —dije de una forma claramente sarcástica—. Además, ¿cómo sabes que fracasé?

—No lo sabía, lo supuse considerando que no estudiaste absolutamente nada en dos semanas.

—Pero...

—Mirar Bones y jugar criminal case no es estudiar, _______ —me interrumpió.

—Sí, ya cállense que está hablando la alumna estudiosa y ejemplar.

—Oye, mira ese chico, te está mirando -dijo apuntando un poco discreta con su vista hacia donde tenía intenciones de que yo también mirase.

Incliné ligeramente mi cabeza hacia el objetivo y al detenerme siguieron el mismo rumbo mis ojos, con intenciones sumamente discretas de saber quién era la persona de la que hablaba Naia. Y si que lo vi, o al menos mientras lo hacía pues al darse cuenta de que lo atrapé observándome, rápidamente apartó la vista. Era él. Maldito bastardo ¿Qué hacía? ¿aplicar su don del prejuicio? Porque su mirada se notaba molesta, ¿así será? Lo dudo. Mientras lo maldecía en mi mente por las, posiblemente, cosas malas que estaba, probablemente, pensando de mí, de nuevo me miró de la misma forma. Y así no quedamos por unos segundos, él con su cara de de idiota y yo con mi actitud indiferente dentro de lo que cabe. De nuevo el mismo sentimiento de que he tratado con él antes, pero ¿cuándo?.

—Te gustó ¿verdad?, porque a mí sí —dijo Naia probablemente guiñando un ojo, ya la conozco.

—Todo lo contrario -respondí aún mirándolo y después postrando mi mano en el rostro de Naia y apartándola para darme paso al estacionamiento—. Ahora, sirve de algo en esta vida y ayúdame a encontrar el auto de mamá o de lo contrario buscaré una cuerda, te ataré y te dejaré tirada en el asfalto mientras yo echo reversa en tu dirección.

—Oye, al menos podrías ser más amable.

Al encontrar el coche después de una hora aproximadamente condujimos hasta casa donde nos esperaba mamá con leche y galletas, al igual que reproches de las consecuencias de no estudiar y en su lugar ver televisión. Seguido de los alaridos y tomar mi saludable cena a base de lácteos y azúcar subí a mi habitación para tener más privacidad y llamar a Adrián, quien tras correr en busca del auto no supe de su paradero.

"En éste momento no puedo contestar bla, bla, bla"

Quería hablar con Adrián no con su contestadora, espero no se haya perdido en ese lugar de ricos malnacidos. Y hablando de malnacidos, el tipo contra quien me enfrenté en el jurado realmente me había dado mucha curiosidad, así que ya que no tenía nada que hacer bueno sí, tenía tarea pero no quería hacerla, así que me dediqué a buscar un poquito más a fondo sobre este chico; me encaminé hacia el escritorio, encendí el ordenador y puse manos a la obra. La curiosidad mató al gato, pero por no saber la respuesta. Sé que no es así, pero de verdad la curiosidad me está matando, lo más seguro (y si es que no vive en una caverna) es que cuente con al menos una red social, así que entré a la primera que se me vino a la cabeza y escribí su nombre en el buscador. Bueno, su apellido, ya que era lo único que recordaba. La página lanzó resultados en cuestión de segundos pero para mi sorpresa, eran algo totalmente diferente. Una marca de calzado masculino.

Sólo Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora