Día 1935.

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Daban tan solo las ocho de la mañana, el silencio y los ligeros rayos del sol eran lo que predominaba en el apartamento, menos en la habitación de un muy animado Hoseok, quien secaba su cabello haciendo un ruido que podría escuchar hasta los vecinos del piso superior.

Terminó de arreglar su desastre después de haberse dado una ducha lo más silenciosa posible, ese día era domingo, lo que significaba solo una cosa: Yoongi quería dormir. Aún que ahora que había usado la secadora seguramente había arruinado su cometido.

Despertar a Yoongi era como golpear a un enorme chico con problemas de ira. Sólo que en ésta situación era un enano con mal humor por las mañanas. Hoseok intentaba evitarlo a toda costa, pero el día anterior le había prometido que saldrían a desayunar y realmente el hambre lo estaba venciendo, no iba a esperar a que el gruñón se levantara.

Con algunas dudas caminó a la puerta marrón que podía asemejarse a la entrada al infierno, dando leves toques tan solo para verificar si se había despertado o tendría que rezar por su vida. Nadie contestó.

Asomó su cabeza por el marco y se encontró a un pequeño chico enredado en las sábanas, espalda descubierta y rostro enterrado en la almohada. Su cabello asemejando el color gris en todas direcciones le daban un toque perezoso y adorable.

—Dormilón, son las ocho—murmuró, entrando a pasos lentos mientras ponía sus manos frente a él en modo de defensa, solo por si lanzaba algo. Una queja ahogada fue la respuesta y Hoseok frunció el ceño, dejando de lado el miedo para quitar la sábana del flojo cuerpo—. ¡Despierta!

—Cinco minutos—escondió la cabeza abajo de la almohada, dando más quejas roncas a las cuales Hoseok no puso mucha atención. Se mentiría a sí mismo si dijera que no había estado admirando la espalda del mayor desde que entró a esa habitación, parecía un idiota mordiendo su labio inferior para callar su interior. La voz adormilada apareció de nuevo—. ¿Tienes mucha hambre?

—Mucha—soltó con un tono más agudo, intentando parecer tierno. Yoongi bufó mientras se levantaba a movimientos lentos, sentándose a la orilla de la cama para luego tallar sus ojos. Hoseok tuvo que voltear a otro lado para no ver de más, él sólo quería acabar con el hambre de su estomago, no esperaba tener un espectáculo de ese tipo—. ¡Dijiste que iríamos a desayunar!

—Lo sé, te lo prometí. Sólo dame cinco minutos—contestó con la usual voz irritada de las mañanas antes de ponerse una camiseta negra que al parecer había tirado al suelo el día anterior. Hoseok entrecerró los ojos, dando una mirada interrogativa—. No preguntes, sigue limpia.

—¿No vas a ducharte, sucio?

—No todos nos arreglamos como modelos cada mañana, Seokie—se burló,  acomodando algunos cabellos platinados en su lugar. El castaño formó un pequeño triángulo con sus labios en enfado haciendo que el mayor soltara una ronca risa—. Lo hice anoche, lo juro.

—Te recuerdo que el baño está al lado de mi habitación, Min—elevó sus cejas, dejando a un Yoongi evidenciado mientras intentaba quitar algunas pelusas de su ropa, arrugando su nariz al no hacerlo con éxito.

—¡Deja de hacerme sentir peor!

Hoseok solo sonrió, observando a Yoongi salir de la habitación en busca de una toalla.

×××

El lugar favorito de Yoongi y Hoseok era un simple restaurante que no tenía nada de lujos, podían servirte desde la más asquerosa hamburguesa hasta la ensalada más grasosa que podrías imaginar. Ni siquiera podían mencionar una sola comida que fuera hecha de buena manera, sumando que los manteles estaban sucios y las bebidas tenían demasiados hielos, pero aún con todo eso les gustaba volver al primer lugar que visitaron juntos.

El menor ni siquiera había terminado su primer plato cuando sentía que iba a explotar, su cara expresaba toda la carga en su estomago y ante ello recargó la cabeza en la mesa mientras soltaba sonidos raros en señal de dolor. Yoongi lo miró incrédulo pues él ya había terminado su segundo plato y ni siquiera se sentía satisfecho.

—Dime que no me trajiste hasta aquí para que solo comieras un maldito sándwich.

—Me siento lleno—ignoró el comentario y dio varios quejidos seguidos de los suspiros del mayor, quien sonreía involuntariamente debido a lo gracioso que era un Hoseok sufriendo—. Todo es tu culpa, ¡seguro querías traerme aquí para matarme!

—Claro, porqué esa es la meta de mi vida, Seokie.

—No tienes que ser tan cruel con tu sarcasmo—hizo un puchero, tomando el tenedor que se encontraba en el plato del mayor para tomar un poco de su comida. Yoongi en ese momento rió sin poder controlarse—. ¡No te burles de mí, asesino!

—Dijiste que ya estabas...

Sus palabras se vieron interrumpidas por una llamada, Yoongi buscó en el bolsillo de su pantalón bajo la mirada de un Hoseok curioso, quien había dejado sus lamentos para poner atención.

La llamada no duró más de tres minutos en los que el mayor no contestaba otra cosa que afirmaciones y risas. Hoseok se sintió algo cohibido e intentó disimularlo mientras jugaba con el cuchillo y cortaba la comida de Yoongi como consecuencia, su mejilla se recargaba en su mano hasta que el de cabello platinado finalmente colgó.

—¿Quién era?—preguntó casualmente, teniendo la teoría de una persona en mente, su subconsciente deseaba que estuviera equivocado. La mirada indiferente pasó desapercibida por el contrario, quien siguió comiendo los pedazos ya cortados por su mejor amigo.

—Jisoo.

Genial.

—¿Te llama tan temprano? Que rápido ganaron confianza—elevó sus cejas varias veces, haciendo un gesto divertido el cual avergonzó completamente al más bajo.

—No hagas eso, idiota. Ya te dije que no pasa nada.

—Oh, por favor, yo ni siquiera soy ella y puedo sentir su desesperación, ya invítala a salir—rió mientras comenzaba a jugar con su propio vaso, balanceándolo de un lado a otro, tal vez para distraerse de lo que sus propias palabras le causaban.

—Para ti es muy fácil, Seokie. Yo no tengo tanta valentía como tú—se encogió de hombros, una sonrisa leve envolviendo su rostro. Hoseok se quedó callado ante ello por lo que fue menos de un minuto, observando su vaso detenidamente con aquella mirada perdida que Yoongi conocía muy bien: no sabía que decir. Estaba a punto de preguntar que pasaba cuando su sonrisa apareció de un segundo a otro.

—Si tú lo deseas puedes ser tan valiente como Jung Casanova Hoseok, solo déjate llevar—volvió su tono burlón, soltando su singular risa cuando propuso varias declaraciones de película. Yoongi por su parte solo negaba cada idea, contestando que todo eso era demasiado ridículo.

Yoongi cambió de tema, hablando sobre como su compañero Jin lo había dejado solo en el trabajo.  

Hoseok se vio desanimado el resto del desayuno.

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 Esto es más como una pequeña introducción. Como decía la descripción habrán saltos de tiempo, aquí son tres años después, donde viven juntos y son los mejores amigos del universo, ah no seeer. Bu. 

Ya, bye. Si lees esto... te amo. <3

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2017 ⏰

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Three years «Yoonseok»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora