Capítulo 2

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Después de nuestro triste encuentro al menos del mío porque para Hera fué lo mejor del mundo quedar conmigo nos dirigimos a lo que ahora sería nuestra nueva vida de entrenamientos y servicios al pueblo.

Antes de que llegáramos a la casilla, donde se daban los nuevos uniformes que nos obligarían a usar durante lo que resta de nuestras vidas, una chica con cabello corto, llegando a los hombros, color café descuidado, choca su duro hombro contra mí lo suficientemente fuerte que me hizo perder el equilibrio y si no fuera por los reflejos de mi pelirroja amiga hubiera caído hasta el piso. Algo desorientada por el golpe, trato de enfocar mi mirada en el rostro de la chica

- Athena ¿estás bien? -pregunta Hera

- Si, ¿has visto quién fue?

- No la conozco, pero sé a dónde se dirigía

- ¿Hacia dónde?

- El mismo lugar que nosotras solo que más rápido

Volteo al lugar a donde nos dirigimos antes de la pequeña interrupción, solo para ver si no estaba tan lejos de nuestra posición, y así no estaba muy lejos, o por lo menos aún la podía ver. Antes de abalanzarme para correr sobre ella y atacar, siento como alguien jala mi brazo para detenerme

- No lo hagas, no vale la pena hacerlo

- Claro que lo vale

- Si lo haces te inculparán por iniciar una pelea en un lugar público y lo más seguro es que te den una sentencia

- Eso no importa -espeto

-Bueno entonces hazlo -me suelta el brazo, y me sorprenden las palabras de mi pacifista amiga-. Solo toma en cuenta que te darán un castigo solo por un golpe de hombro que posiblemente no fue intencional y solo fue un accidente

- ... -no podía creer lo que iba a hacer solo por impulso de pelear-. Odio cuando tienes razón

Ella esboza una sonrisa de victoria a lo que yo respondo con un gesto de enojo por mi derrota no nos quedó más que seguir avanzando hasta llegar a nuestro destino. Al darnos el uniforme al que estaríamos atados nos daban una hoja y un libro los cuales seguramente serán leyes que tendremos que seguir, avisos y el horario. Al avanzar a nuestros hogares estampo mi rostro con la dura espalda de alguien que al sentir el golpe se tensa de inmediato

- Oh disculpa, no me eh fijado -digo aun sobando mi adolorida nariz

El ver a mi pelirroja amiga hace que atraiga mi atención el hecho de que ella también se tensara mientras miraba a la persona con la que había chocado la cual aún se encontraba al frente de mi inmutada y aún sin decir ni una palabra hecho que me hizo mirarle el rostro de la persona que hizo tensar a mi pelirroja amiga; y vaya sorpresa me he llevado es la misma chica que me a golpeado antes y lo que veo por las facciones duras y contraídas de su cara le a disgustado el incidente que ha pasado

- ¿Tú otra vez? -dice con desdén

- Disculpa, no recuerdo conocerte o haberme encontrado a alguien tan torpe como tú - digo con su mismo tonito y me hace que adopte una posición ofensiva

- Si tu has sido la torpe que me a golpeado con tu enorme hombro antes -al parecer mis palabras dañaron su enorme ego ya que trata de abalanzarse sobre mí para golpearme en la cara con toda la intención del mundo, pero algo la detiene y no entiendo que es, empieza a temblar, causa de que me confunde y haga que mi amiga y yo relajemos nuestra postura-. Lo siento-dice la corpulenta y temblorosa mujer a la cual tiene aún el puño elevado para golpearme.

Sale corriendo. Miro a mi confundida amiga quien por lo que veo esta tanto como yo. Me volteo para investigar si era alguien que la asustó y por lo que encuentro así es, un joven de pelo café y unos ojos hermosamente azules , sus rasgos físicos son los de un dios , mandíbula cuadrada, nariz respingada, pómulos marcados, labios carnosos; tan perfecto, que hace que me sonroje al notar que me mira tan confundido como yo lo estaba hace menos de medio minuto, ahora por lo contrario estoy totalmente embelesada por su rostro perfecto.

- Gracias -dice la pelirroja

- Sin problema, pero ¿podrían explicarme porque un soldado las molestaba? -la pelirroja me mira y me dice con la mirada que debería explicarle yo pero su intento es en vano yo sigo con la mirada perdida en su perfecto cuerpo.

- Mi amiga chocó con ella por accidente y se ha molestado mucho, luego de eso intentó golpearla, pero llegaste y sorprendentemente nos has salvado de una paliza -no comprendo por qué no le afecta a Hera la belleza del Adonis que tenemos enfrente.

El chico sonríe por lo que le pareció la explicación de la pelirroja.

- No saben quien soy ¿verdad? -dice mientras me mira con sus perfectos ojos

- Sinceramente no, disculpa -digo haciendo que el joven vuelva a mostrar sus perfectos dientes

- Yo soy el líder de la 1era alianza, se supone que nos conoceríamos mañana durante la ceremonia de mañana pero eso no fue así con ustedes -Hera abre los ojos como platos al escuchar las palabras de quien se convertiría mañana en nuestro jefe, y yo claro me deprimo de que la perfección de enfrente sería nuestro jefe desde mañana, y claro lo primero que se me vino a la mente es "debo aprovechar el día de hoy, antes de que sea mi jefe y el Dios griego que tengo enfrente se convierta en la persona encargada de mi sufrimiento".

- ¡Lord Aaron! Disculpe -dice Hera agachando la cabeza, dejo caer la cabeza. ¿El maldito Adonis es el maldito idiota hijo de... que asesina sin más?, no te pases-. No lo había reconocido, disculpe por nuestra imprudencia.

Aaron levanta su mano izquierda y la posa en la cabeza de mi suertuda amiga -suertuda por tener el honor de ser tocada por "el Dios"-.

- Levanten la cabeza, aún no son mis soldados -levanto la mirada y observo el anillo que tiene en su dedo meñique con una sencilla piedra negra

- Gracias-musita Hera con la cara neutral

Al levantar mi cabeza encuentro el rostro perfecto de Aaron lo suficientemente cerca para ser accesible a un beso...el cual le doy. Mi amiga se encuentra tan sorprendida como lo está Aaron. Al terminar y abrir los ojos encuentro la cara de Aaron en medio de mis manos, y luego siento como es que soy arrastrada a una velocidad increible hacia el lado contrario y como es que Hera grita tan fuerte como puede ¡LO SENTIMOS!

Una vez fuera de su campo de visión, como a 40 metros de donde estaba, nos detenemos en un callejón, donde la pelirroja se desploma al piso por lo exhausta que estaba de haber corrido.

-¡¿ACASO ESTÁS LOCA?!¿CÓMO SE TE OCURRE BESAR A QUIEN NOS DIRIGIRÁ EL DÍA DE MAÑANA? -dice agitada

- Solo fue un impulso -digo mientras pienso lo que acabo de hacer, santas mierdas, acabo de meterme en un gran lío

- ¿UN IMPULSO?, eres la única loca que está lo suficientemente loca que se le ocurre besar al General Aaron

- Tenía que aprovechar la situación

- Bueno, por lo menos si tenemos suerte no nos volveremos a encontrar con él -dice un poco más tranquila

- ¿Encontrarse con quien? -una voz de una persona que se lanzaba del techo de una casa para aterrizar en el callejón-. Debo de admitirlo, Hera eres la persona más veloz con la que me e topado, aunque tu desventaja es tu resistencia- dice Aaron quien sale de las sombras

- ¡Lord Aaron! -dice Hera mientras se levanta de un salto de su lugar de reposo. Yo me paro a un lado de ella pese a la gran ola de vergüenza que me inunda al ver el rostro de Aaron-. De veras lo sentimos mi amiga lo hizo sin pensar en las consecuencias

Una enorme nube gris tapa el sol de las cuatro de la tarde haciendo que todo sea de un lienzo color gris como los uniformes de las escuelas reformistas de la última era, la nube comienza a temblar y desata un diluvio que nos cubre enseguida y moja mi espeso cabello y el de mi amiga pelirroja, la lluvia cae desesperadamente, cuando tengo propuesto jalar a Hera para cubrirnos de la lluvia, Aaron habla:

- Vamos acompáñenme -miro a la pelirroja esperando su reacción de desacuerdo- Sería grosero de mi parte irme y dejar a dos jovencitas en una noche lluviosa y peligrosa.

- Pero... -trata de explicar Hera antes de ser interrumpida por Aaron

- Vamos, puesto que dentro de poco seré su jefe y deberían acostumbrarse a las órdenes que daré a partir de mañana

No tuvimos más alternativa más que ir

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