Capítulo 18

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Dos días, dos días no los que casi ni salía de la pieza, el Seba me venía a ver a ratos pero se iba casi al tiro porque tenía eventos y cosas.

Sentí como alguien me movía, tire un manotazo y al parecer le atine porque escuché como se quejaba.

Asustada, me senté en la cama y mire a la persona.

—¿Anto? ¿Qué estai haciendo acá?— Está se estaba sobando la mejilla.

—Na, los chiquillos estaban preocupados porque no les contestabas, le pedí tu dirección al edificio ese y acá estoy po– Se acostó al lado mío, me puse de lado para hablar mejor.

—Es que no sabi lo que me paso— Me tape la cara avergonzada.

—Cuéntame po— Se acomodó apoyándose la cabeza en el brazo.

—No me acuerdo nada de lo qué pasó ese día, solo se que me duele ahí— Mire para abajo dándole a entender que hablaba de eso.

— Oh la media vola, yo sólo me acuerdo de que en un rato te perdiste y no te encontraba, después me fui con Alexis nomas— Se acomodó el arito de la nariz.

—Estoy asustada por que ni siquiera sé si nos cuidamos— Me rasque la frente.

—Ya amiga, desprocupate, si quieres te acompaño a la farmacia para ir a comprar una pastilla o algo así— Me agarró la mano y se puso a jugar con ella.

—Te imaginai, no quiero tener guagua todavía, tengo 17 aunque igual sería lindo, porque yo soy linda, obvio, ay me fui por las ramas— La Anto se empezó a reír y me contagio, cuando íbamos a parar me miraba y nos reíamos más, media hora riéndonos.

—Vale— Me miro sería.

Miro al piso y después a mi, volvió a hablar.

—Zapato— Yo creo que mi risa se escuchaba hasta la casa del vecino de la otra esquina.

—Cabra culia— Inhale hondo calmándome.

—¿Vamos a la farmacia?— Se paró de cama.

—Ya pero déjame cambiarme ropa— Me senté en la cama y me estiré, había dormido caleta.

Fui al closet, saque un jean roto, el poleron de Dam que aún tenía de el día del parque y las zapatillas.

Me cambie a la rápida, agarré el pelo en un tomate y salí.

La Anto me estaba esperando en el sillón mientras que hablaba con Dref, ay me encanta la pareja.

—¿Vamonos?— Me apoye en la puerta.

—Weno— Se paró del sillón desganada.

Agarré plata que había en mi cartera, me metí el teléfono en el bolsillo y salí.

–¿Cómo vamos pa' allá?— Todavía no cachaba ni una de el transporte.

—Llamemos un uber, nos vamos al mall, ahí también hay una— Sacó su teléfono y llamo uno, menos de diez minutos después el auto se encontraba ingresando por la calle.

El camino fue bacan, nunca me había tocado un chofer tan buena onda, nos dejó poner música y todo.

Cuando nos bajamos, le di cinco estrellas, era buena onda el loco.

Entramos al mall buscando la bendita farmacia hasta que la encontramos, la Anto compró un test de embarazo por si acaso, después nos acercamos a la caja donde la Anto preguntó por las benditas pastillas pero le dijeron que no eran cien por ciento seguras.

Compramos todo para asegurarnos.

Lost Chilean | Quinto Escalón. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora