Confianza

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Dondequiera que el arte de la medicina es amada, también hay un amor a la humanidad.

Hipócrates.

Tres pacientes en urgencias, uno de ellos inconciente; dos paciente en habitación, e Irina hablando con la Sofía. Lo cual me provoca un sentimiento combinado entre celos y envidia. Pero, ¿por qué siento celos? Sofía es casi diez años mayor que yo, no puedo sentirme atraído por ella. En cambio, puede ser que confunda celos con envidia debido a que Irina tiene la misma oportunidad que yo de aprender con el Dr. Sevilla.

Me saca de mis pensamientos la voz de Mike, a quien le informan de los pacientes en urgencias.

‒ Irina, Diego. Acompáñenme, ustedes entrevistarán a un paciente mientras yo a otro.

Ambos asentimos la orden y comenzamos a caminar tras él. Él se detiene en la primera camilla y nos señala con la mano la segunda. Ambas están cubiertas por las cortinas. Mike entra corre rápidamente la cortina de la primera camilla y entra en el cubículo que forma.

‒ Empiezas tú o...-trato de preguntarle a Irina pero ella solo me dirige media sonrisa y entra al cúbiculo de la segunda camilla. Yo solo la sigo aunque no sé qué preguntar, estoy muy nervioso, nunca había estado frente a un paciente yo solo.

Irina se dirige a la paciente. Se le ve sonriente y muy segura de sí misma.

‒ Buenos días. Soy la Dra. Olguín, él es el Diego‒ dice señalándome‒Trabajamos para el Dr. Sevilla, él en un momento más estará por acá. ¿En qué le podemos ayudar?

La paciente es una señora de unos treinta años, de complexión delgada, tez morena y cabello quebradizo. Se le aprecian numerables varices en las piernas, además un vendaje a la altura del tobillo.

‒Bueno, venía porque hace algún tiempo que apareció esta herida en mi tobillo.‒Se descubre el vendaje y revela una herida de unos cinco centímetros de diamétro, la piel se ve erosionada y tiene mal olor.‒Yo me he lavado constantemente pero últimamente ya no soporto el dolor.

‒¿Usted padece de alguna enfermedad crónica? Diabetes o hipertensión, por ejemplo.‒Pregunta Irina a la paciente mientras me pide a mí que anote.

‒Sí, soy diabética desde hace dos años.

‒Está bien. Lo que procederemos a hacer es canalizarla para darle un analgésico para el dolor y realizar un lavado de la herida. Nosotros pasaremos el reporte con el Dr. Sevilla. En un momento viene la enfermera para canalizarla.‒La paciente asiente y nosotros salimos corriendo la cortina.  Mike está en la estación escribiendo algo en un expediente.

‒¿Ya?‒nos dice a ambos.‒¡Qué rápidos! ¿Cómo se llama la paciente?‒Ambos nos quedamos helados. Olvidamos preguntar su nombre de la paciente.‒ Primera lección. Están tratando con personas. Por lo tanto merecen respeto. Tienen que demostrar su educación y eso implica referirse a ellos por su nombre.

‒Ella fue la que hizo todo, yo no hablé para nada.‒digo tímidamente.

‒Pues habla. Tú también tienes las mismas capacidades que ella.‒me dice Mike en tono amable pero serio. No es un regaño, es una lección. Me alegra que no sea enojón o poco tolerante porque eso me pondría más nervioso. ‒Bueno ya díganme qué tiene la paciente.

‒Es una paciente que refiere una úlcera en el tobillo. La herida huele mal, y ella dice tener dolor al caminar.‒Dice Irina apresuradamente.

‒Bueno, al parecer tampoco preguntaron la edad, ¿cierto?‒Por supuesto que estaba en lo correcto. Mike se ríe calmadamente.‒Tienen mucho que aprender, chicos. Pero por ahora, que la canalicen para darle analgésico. Además de que tiene que venir el Dr. Sevilla para valorarla porque posiblemente haya que realizar un lavado quirúrgico.

Notas de un aprendiz de médicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora