"La risa es la única medicina sin efectos secundarios".-Shannon L. Alder.
Las cosas que ven los hospitales son increíbles. Desde la indeferencia que puede haber entre familiares, el amor que puede existir entre dos amigos, los egos de cada persona que en la sociedad se considera respetable, la bondad de aquellos que no esperamos. La muerte y la vida habitualmente conviven entre habitación y habitación. Cuando trabajas en un hospital, tu persona se llena de todas esas emociones, sentimientos e historias.
Muchos son los sentimientos que rodean a un médico y a una enfermera. Tristeza, muy común; impotencia, cuando los pacientes inevitablemente morirán; frustración, cuando aparece una enfermedad que no tiene cura; enojo, cuando las cosas no suceden como deberían. Pero entonces, ¿qué es lo que hace un médico regrese todos los días a ese lugar?
La Reanimación Cardio Pulmonar es una técnica que ha salvado miles de vidas. Cuando en los cursos y la universidad te ponen a realizarla, el estrés no llega más allá de no saber identificar el lugar correcto para las compresiones, o que simplemente el profesor te regañe por realizarlo de manera incorrecta.
Llegamos a la habitación del paciente. Sus familiares se encontraban afuera, las hermanas del paciente lloraban, sus nietos lucían aterrados. El ambiente sin duda era estresante. Mike ya estaba ahí realizando maniobras de reanimación mientras Irina y las enfermeras veían espectantes.
‒Diego, cambia a Mike. Irina, dale insuflaciones con la mascarilla. Mike, vamos a hablar con la familia.‒ordena el Dr. Sevilla quien al salir le ordena a la Jefa Paty administrar un medicamento por intravenosa.
Me coloco a la izquierda del paciente, ubico el esternón y apoyo mis manos entrelazadas un poco a la izquierda del paciente. Irina y yo nos volteamos a ver al mismo tiempo, una señal de coordinación para que yo inicie las compresiones. Después del primer ciclo comienzo a sudar, sé que la vida de este señor depende de mí. Sus hijos, sus hermanos, sus amigos, todo lo que ha influido en ellos con su presencia depende de si yo realizo bien o no esas compresiones.
Tras cuatro ciclos, el monitor comienza a dar señales de vida de nuevo. El corazón vuelve a latir y lo hace muy rápido debido al medicamento que el Dr. Sevilla ordenó administrar. En ese momento dejo de hacer las compresiones y dejo que Irina continúe insuflando, la saturación aún se mantiene debajo del rango normal.
‒Ya está bien, Irina.‒entra el Dr. Sevilla y Mike.‒Dejen que la familia pase a despedirse.
Irina y yo nos volteamos a ver. Si el doctor intuba al paciente, éste puede tener una esperanza. Ambos salimos confundidos de la habitación. Mike nos dice al oído que esperemos en el vestidor del quirófano. Ambos entramos shockeados y confundidos.
Nos sentamos en un sillón acolchonado lo suficientemente lejos para no invadir el espacio del otro. Ninguno de los dos dice una palabra. Después de un rato, yo me pongo mis audífonos y comienzo a escuchar música . Elijo la primer canción que sale en Spotify y subo al máximo el volumen.
Dejo que las letras de Bono me lleven por lo melancólica de la canción. Debo admitir que U2 es una de mis bandas favoritas, pues simplemente cada verso que hay en sus composiciones tiene un significado muy profundo y pryecta ideas que comparto.
De pronto, Irina me saca de mis pensamientos.
‒Lo siento, Diego.
‒¿Por qué te disculpas?
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Notas de un aprendiz de médico
Dla nastolatkówEl lugar donde puede iniciar y terminar una vida. Estas son las notas de un joven estudiante de medicina que narra sus anécdotas de lo que se vive dentro de un hospital.