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Un encuentro que cambia el color del destino ; pt. 2


Masumi veía su preciado pueblo desde la parte trasera de una carroza, la cual llevaba paja y cajas con productos para vender. Cada vez el pueblo se hacia más pequeño. Le dolía ver el pueblo donde había nacido y crecido desaparecer delante de sus ojos. Pero no había otra opción. 

La carroza pasó un gran puente, donde si se pasaba se saldría del reino Tanbarun. Había guardias protegiendo las grandes puertas, pero no los frenaron, ya que salir y entrar del reino era algo libre de hacer.

El señor que conducía dejo a Masumi poco después de pasar el puente. Le dio las gracias con una educada reverencia. Gracias a él se ahorró andar por más de 3 horas.

Se adentro de vuelta en el bosque, pero a diferencia que esta mañana, no sabía a dónde ir y tampoco conocía los alrededores. Decidió caminar y caminar hasta encontrar cobija. Pronto se haría de noche.

Suspiró, había pasado media hora y todo parecía lo mismo. Hasta que un ruido le llamó la atención, un ciervo. Aunque eso fue lo de menos; había visto una gran casa a través de los matorrales. La casa era de ladrillos de color marrón y podría decirse que estaba algo abandonada. Muros altos rodeaban la parte trasera de la casa. 

Masumi feliz de haber encontrado algo diferente a árboles y hierbas se acercó y toco la puerta repetidas veces. Deseaba cobijarse en un lugar lo antes posible, ya que ya se hacía de noche, y pasar la noche en el bosque no era muy buena idea.

─ ¡Disculpen! ─ elevó la voz mientras golpeaba la puerta esperanzada de que alguien la abriera. ─ ¡Disculpen! ¿Hay alguien en casa?

Después de varias veces intentando llamar a un inexistente dueño se rindió. Se sentó en una esquina, donde el muro -que rodeaba un posible patio- y la casa se juntaban. 

─ No puedo meterme sin permiso... ─ suspiró abrazando sus delgados brazos. Empezaba a hacer frío. ─ Ya está oscureciendo... Y para colmo tengo hambre...

Se acurruco abrazando sus piernas con sus brazos y metiendo su cabeza entre éstas. Quería mantener su calor corporal. Cogió una bolsa con pistachos y empezó a comérselas. Antes de darse cuenta, estaba durmiendo incómodamente.


[...]



Los rayos de sol golpeaban la cara de Masumi, haciendo que frunciera el ceño y cerrará los ojos con fuerza; el sol molestaba demasiado. Se levantó completamente cuando sintió un pájaro cerca de su oreja, cantando una melodía hermosa, pero que en los oídos de Masumi era odiosa, sólo por el simple hecho de haberla levantado. Abrió los ojos y vio al mismísimo pájaro comiendo el pistacho que ella olvidó guardar la pasada tarde. Bostezó con lágrimas complementando sus ojos y espantó con odio al pájaro; encima que tenía poca comida compartir no era una idea.

─ ¡Hoseok! ¡Kiki! ¡Me adelantaré un poco!

─ Oye, ¿entrarás a un lugar así otra vez?

Masumi giró la cabeza en la dirección del sonido, pero el muro le impedía ver a las personas que hablaban en ese momento. Antes de poder pensar en algo vio a un chico saltar el gran muro en el que se estaba apoyando en ese instante. Todo se volvió en cámara lenta. Jadeó en sorpresa, ese chico era completamente hermoso. Quedó embobada viendo sus delicadas facciones y en su brillante cabello grisáceo. El chico desconocido desvió la mirada hacia la chica encapuchada, sorprendiéndose y tropezando su pie en el muro; cayó de cara al suelo.

運命 [unmei] + kthWhere stories live. Discover now