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❝Babydoll❞

Jungkook llegaba como normalmente lo hacia, justamente luego de salir prácticamente corriendo de la universidad, llegaba por fin a la casa donde estaban sus queridos hyungs. No solo sus hyung, si no ese chico de cabello rubio que lo traía loco, su querido muñeco, tal vez por eso Gukkie voló hasta su casa, no es  mi culpa que Minnie sea tan bello y provoque verlo todo el día, o eso decía nuestro pequeño Maknae.

—  ¡Hyungs, llegue! 

— ¡Bienvenido! 

Jungkook entro corriendo a la cocina donde esa familiar voz provenía, busco sin cesar a su querido novio, pero con un semblante de decepción, solo vio comida y una sola cocina.

— Si buscar a Jiminnie, esta arriba, bobo.

— ¡Gracias, Jin hyung!

Como jamás había corrido, salió disparado hasta la planta superior a la actual, corrió directamente hacia el cuarto donde compartían ellos dos, cada fría noche, sin separarse. 

Mi querido muñeco.

Y como si de un espejismo hubiera sido, abrió la puerta y entro lo más emocionado posible.

— ¿Jimin?

No se oía nada.

Debe estar en el baño.

— ¿Mi cielo? ¿Estas acá?

Uno, dos y tres golpes y solo había silencio.

— ¿Jimin? No me asustes, cielo, abre, la puerta esta con seguro.

Solo había silencio.

Esto no es bueno.

Con su inmensa fuerza bruta abrió lo más fuerte la puerta, trayendo un escándalo a todo la casa y los miembros de ella.

— ¿Jimi—

Interrupción, fui lo único que hubo, parte de ese frío silencio, unos ojos cristalinos y sangre espesa en el suelo. 

No, a ti, no tú, mi muñeco.

Y eso fue lo único que se escucho en aquel baño, lamentos de un ser.