5. I feel you, Johanna

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En la otra punta del mundo...

Una mujer de 34 años salía de trabajar después de una larga semana.

—Hasta el lunes, Lucy —le dijo a la recepcionista, que a la vez era una de las secretarias de la planta donde trabajaba.

—Hasta el lunes, Jo. —Sonrió la aludida. Cuando la primera salió del edificio, la segunda se levantó de su puesto, aprovechando el final de su turno y subió a hablar con algunas personas que aún quedaban allí.

La lluviosa tarde del verano londinense recibió a Johanna Carter cuando salió del edificio donde trabajaba. Se preparó para pasar la noche sola, para no variar.

Dentro de Johanna había dos personas muy diferentes: La Jo del trabajo y la Johanna de fuera del trabajo. Jo era una persona vital, alegre y cuyos brillantes ojos azules sonreían a todo el mundo. Johanna, por el contrario, era una persona oscura, solitaria y cerrada en sí misma. Realmente Jo también lo era de alguna forma, pues nadie en Londres la conocía realmente, pero aparentaba ser una chica feliz. Hacía muchos años, solo había una: Una Jo transparente, divertida y que siempre tenía una sonrisa en los labios. Pero eso había sido "antes de Londres"

"Antes de Londres", Johanna vivía en Edimburgo con sus padres, Simon y Cornelia... y con Jerry, su novio. Eran una pareja feliz desde que se conocieron, teniendo ella 14 años y él 16. Siguieron siéndolo cuando ella quedó embarazada a los 16 y también cuando, juntos, decidieron que no podían hacerse cargo del bebé y, teniendo éste 3 semanas de edad, le dieron en adopción a una pareja americana que no podía tener hijos. Pero un año más tarde, Jerry se mudó a Liverpool para ir a la Universidad y pronto empezó a comportarse de un modo extraño.

Tras una discusión bastante fuerte unas semanas antes del verano porque él no quería que ella fuese a la Universidad, y menos en Liverpool, la relación entre ellos quedó muy dañada. Fue cuando ella entró en la Universidad cuando comprendió las razones que tenía para que no quisiera ir: le estaba poniendo los cuernos desde hacía más de un año. Él, que había sido el gran amor de su vida, que había sido su primer y único novio... que era el padre de su bebé. Le había roto el corazón y nunca volvería a ser la misma. Ese año se dedicó en cuerpo y alma a su carrera –traducción e interpretación— y por ello consiguió hacer dos cursos en un año, teniendo las mejores notas de ambas clases. Jerry, que no soportó ver que su ex tenía más éxito que él, se cambió de Universidad con Anette, su nueva novia, con lo que Johanna pudo quedarse sin miedo de encontrarse con ellos. Ese verano, la contrataron para hacer las nuevas audio guías de la ruta de los Beatles y se quedó como guía políglota del museo. Al terminar la Universidad, decidió volver a casa, donde le habían ofrecido un trabajo como guía para el "Medieval Edinburg", pero dos meses más tarde, sus padres sufrieron un accidente de tráfico, en el que su padre murió y su madre quedó en coma, con muy pocas posibilidades de despertar. Sin sus padres, su novio, ni su bebé, estaba sola en el mundo. Sabía que su madre tenía una hermana en Belfast, pero no tenían relación y apenas la había visto tres veces en su vida. Fue entonces cuando, sin miedo de perder nada, decidió cambiar de vida. Haber hecho la carrera tan rápido y los diferentes trabajos le habían proporcionado una cantidad suficiente de ahorros que, unida a una pequeña cantidad de dinero que sacó de la cuenta de la herencia de sus abuelos, le permitiría empezar una nueva vida, pero... ¿Dónde? Su conocimiento de idiomas le permitiría desenvolverse en casi cualquier país, pero su indecisión crónica no ayudaba, precisamente. Al pasar por delante de una librería donde había estado trabajando una temporada, encontró la solución: echarlo a suertes.

—Buenos días, Guillaume —saludó al dependiente, en el cual sospechaba que se habían basado para hacer el personaje del bibliotecario de "Beauty and the Beast". Además que...

—Buenos días, Bella. —Al hombre, desde niña, le había gustado llamarla así, porque además de lo dulce que había sido siempre, desde niña entraba cada semana a su tienda a ver si había recibido algo nuevo que le pudiera gustar. Lo más difícil de todo sería llevarse todos los libros que tenía allá donde fuera—. Siento lo del accidente de tus padres. ¿Cómo está tu madre?

—Sigue igual... Escucha, Guillaume, ¿podrías prestarme un mapamundi?

—Claro que sí. —Con su mapa a cuestas, salió de la tienda y pensó que el parque sería un buen lugar para pensar. Al llegar, vio a la mujer que vendía alpiste para los pájaros y se le ocurrió algo. Compró un paquete, se fue a su rincón preferido, tendió el mapa, lo cubrió con una fina capa de alpiste y esperó: Donde comiera el primer pájaro, allí iría

Por un momento, deseó que ese lugar fuese USA, ¿quién sabe si algún día no se cruzaría con su bebé? Pero sabía que no tenía derecho a buscarlo, que desde el momento en que firmó los papeles, ese bebé ya no era suyo. Ese bebé que ahora sería una niña de 5 añitos feliz, con unos padres cariñosos, empezando el cole tal vez... Se convertiría en una jovencita preciosa, con los ojos verdes de su padre. Una lágrima resbaló de sus brillantes ojos azules cuando pensó que esperaba que no cometiera el mismo error que ella de enamorarse del primer canalla que le sonriera.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que una paloma solitaria estaba picoteando sobre el mapa. Lentamente, para no asustarla, se acercó. Debajo de los granos se adivinaba la silueta de Gran Bretaña. Esperaba que no fuese Edimburgo el punto elegido por el ave. La suerte estaba de su parte y cuando esta alzó el vuelo, Johanna vio que había dejado un hueco exactamente en Londres. Londres, ahí sería donde iría

A reason to be brave (2.0)Where stories live. Discover now