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—Fred ¿quien es esa chica?—dije entrecerrando los ojos y señalando a una rubia de cuarto curso.
—¿No dirás la rubia, verdad?—contesta el moreno. Yo asiento—Dios, James, ya eres hombre muerto. ¡Venga ya! Es Alice Longbottom, la hermana melliza de Frank.
—He oido mi nombre—dice alguien a nuestra espalda—¿de quién habláis?
—James se acaba de dar cuenta de la presencia de tu hermana.—dice Fred.
—Ya lo siento James, pero sale con un chico de Ravenclaw de septimo.
—¿y tú tan tranquilo?—pregunto, no es normal está tranquilidad de Frank.
—Le conozco y es un buen tío.
Fred me mira y añade:
—Que han hecho con nuestro Frank Sobreprotector Longbottom.
Antes de que Frank responda alguien nos interrumpe.
—¿Hola? ¿podéis dejar paso?—pregunta alguien. Los tres nos volteamos a ver, la rubia de Hufflepuff y hermana de uno de mis mejores amigos estaba pidiendo paso.
—Hola Alice, ¿que tal las vacaciones?—le pregunta Fred.
—Bien, supongo, como todas las demás. Por cierto, estamos apunto de llegar a Hogwarts, si yo fuera vosotros tendría puesto el uniforme, Gryffindors.—hizo una pausa—ahora me voy.
Y desapareció entrando por la puerta de un compartimento.
Así fue como conocí a vuestra madre, niños, vale no, pero así fue como la conocí y ya había pasado un año desde que ella se había convertido en una de mis mejores amigas junto con Dominique.
Pero estos últimos meses, en vacaciones, mis sentimientos por ella habían cambiado, ya no se trataba de la hermana melliza de Frank, ya no era Alice, ahora era Ali, ya no se trataba de una chica agradable de Hufflepuff, hablábamos de la chica de mis sueños, sin necesidad de ser pelirroja me había enamorado.
Ella había cortado con su novio hace un mes por que le soltó una bofetada en la cara y le puso los cuernos con varias.
Yo seguía con mi ceguera y por eso utilizaba lentillas la mayor parte del tiempo, a menos de que estuviera rubia.
—Oye, James, ¿me estás escuchando?—me dijo la rubia—¿o sigues pensando en lo sexy que te ves con esas gafas?
—¿crees que me veo sexy?
—No me hagas responderte, Jamie.—dijo soltando una hermosa risa.
—Yo te he oido, Ali.
Cambió de tema.
—Tengo que decirte algo—sentenció, yo me dediqué a escucharla—¿tu crees en la maldición Potter? Yo me he informado sobre ella y estas casi apunto de cumplirla, te falta la pelirroja—dijo mientras apoyaba su cabeza en mi pecho.
—¿Tu no sirves como pelirroja?
—Para el carro, Potter. ¿qué has dicho?
—Creo que lo has oído.
Ella suspiró mientras rodaba los ojos.
—Y otra cosa, quería hacerlo más difícil para ti, pero yo no voy a esperar ni un segundo más.
—¿de qué hablas?
—Hablo de tus sentimientos por mí, y bueno, los míos por ti. En un principio pensé que eras un mujeriego y un completo idiota, se ve que me equivocaba—cogió aire—¿esto no es fácil para mi, sabes? Podrías soltar de una vez que te mueres por mis huesos y yo me echaría encima tuyo como una adolescente enamorada, pero no, déjame a mi todo el trabajo, James Sirius Potter.
—¿entonces te gustó? Por que a mi no me gustas—hice una pausa, y pude notar como la respiración se le cortaba—a mi me enamoras, Alice Hannah Longbottom, cada vez que pasas por delante mío oliendo a flores, cada vez que me comprendes, cada vez que me sonríes.
Se quedó callada y se volvió a incorporar en el asiento del compartimento mirándome fijamente, tenía unos ojos azules cielo preciosos.
Acercó su cara a la mía y ..
—¡ALICE HANNAH LONGBOTTOM ABBOTT!—entró interrumpiendo un Frank enfadado.
—Calma, bichito—le dijo ella poniéndose de pie.
—¿qué me calme? Eso ha sido ver como mi hermana de sangre y me hermano no de sangre se besaban.
—Realmente no nos has dado tiempo a eso—dije.
—Jamie, no ayudas—dijo Ali—supongo que os dejaré solos, no lo mates, Frankie.
