Ella pudo sentir el dolor de esta decepción. Sintió como su corazón poco a poco iba cayendo, sentía como rodaba cada gota de sangre provocada por esas personas. Pero Dios la sostenía en sus manos, sentía como Dios posaba su mano sobre ella y vendaba sus heridas poco a poco, una vez más. Le preguntaba a Dios: "Dios, ¿porqué ellos? ¿Porqué las personas que más amas son las que siempre te van a herir? Y él sólo contesto: "Todas heridas pronto sanarán porque yo las vendaré, te daré fuerzas mi niña. Te amo porqué eres mi hija".
-PMGV
