Nadie como ella

CAPITULO 7

Me sentía tan satisfecha cuando estaba junto a él, no quería que me deje ni por un minuto, entre sus brazos me sentía segura y en su mirada valorada. No veía la hora ya de que pase día por medio para poder verlo, y pasar un buen rato con él.

No quería que se enterara de nada mamá pero sin que yo quiera ella me descubrió, porque al parecer vio una tarde por la ventana del linving a Will despedirse de mí antes de que entrara al hogar.

Le escribí varias poesías, demasiadas diría yo, cada vez que salía con él al llegar a casa le dedicaba una comentando todo lo que sentí en su momento. El viernes por la tarde noche saldría con él otra vez, asi que al llegar a casa esa misma noche sería la poesía número 24 ya que le haría.

Llegó el famoso viernes y me vestí extremadamente hermosa, según él, no sabia a donde me llevaría pero de todos modos quería verme bien, descente, bonita.

Me viene a buscar a casa y empezamos así el recorrido, hablando como siempre como lo soliamos hacer, de todo. Siempre sacandome una sonrisa antes de tiempo. Hasta que en un momento me dí cuenta que me quedé caminando sola, miré hacia los lados y no lo veía, y me asusté, pero de pronto sentí  alguien taparme los ojos mientras se encontraba detrás mío diciendo con una voz adorablemente graciosa "¿quien soy?" Sonreí y tomé una de sus manos y seguimos así caminando.

_¿te asustaste verdad?
_claro que no
_lo ví en tu cara
_sé que jamás me dejarías

Al pasar tan solo unos metros Will opta por taparme los ojos con una venda que traía consigo, él quería que la sorpresa fuera de verdad y totalmente una sorpresa.

_¡llegamos!-susurra a mi oído derecho mientras me sacaba la venda de los ojos.

Era una terraza, adornada con una mesa cerca de un banco con comida sobre ella, la vista era de verdad hermosa. Podía verse la total diferencia entre la cuidad y el cielo, el descontrol y la paz. Sí ese lugar era el mismo en donde nos vimos por primera vez.