Cassandra Evans odia a Sean Cole.
Eso no es un secreto para nadie pero ¿Por qué?
Nadie sabe el origen, solo que para la noche a la mañana ya se odiaban existen algunos rumores en los pasillos del Instituto Crown pero son solo eso, rumores.
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«Me gustaría hacer esa entrevista, Cass»
Esas fueron sus últimas palabras antes de alejarse y desaparecer por la puerta.
«Eso fue intenso»
Llevo mi mano al pecho; mi corazón comienza a latir con normalidad de nuevo me volteó agarrado mis cosas de la camilla suspire por tercera vez; me dirigí a mi última clase «Matemática» puedo perder está clase tengo un justificativo pero después tendría que estudiar el doble.
«Solo diez minutos tarde, solo diez minutos» toqué la puerta cruzando mis dedos qué la profesora no diga nada humillante en clase.
Pegó mi oreja en la puerta tratando de escuchar algo pero como cosas del destino y de la mala suerte la profesora abre la puerta en ese instante provocando que me balancee hacia adelanté.
Recuperó el equilibrio antes qué choque mi cara contra el piso de mármol algunas risas se escuchan al fondo de la clase lanzó una mirada fría a todos «idiotas» una risa ronca se escucha en la sala por el rabillo de ojo, vi a Sean Cole riendo.
La clase es un desastre y no es por mí, la pizarra esta llena de problemas algunas son ecuaciones de principiantes y otros ejercicios son más complicados e incomprensibles para mí.
Entrecerré los ojos.
«Puedo resolver un poco más de la mitad»
La profesora me dio una mirada "si llegas tarde otra vez no entras" asentí y me apresure a llegar al único puesto libre y me senté observé de nuevo los ejercicios no es un examen pero se parece a uno.
La mujer se sentó en su escritorio -la prueba es un simulacro del próximo examen-dice-no tengo que recordarles mis reglas-agarró un periódico y comenzó a leer.
Me incliné sobre el cuaderno copié los primero problemas de ecuaciones y lo resolví sonreí «vamos bien» comienze a resolver otra variable más cuando el sonido de una silla arrastrarse por el suelo me hizo levantar la mirada, Cole había terminado bufé con razón es el primero de la lista.
Me concentró de nuevo en mis problemas muerdo la punta del lápiz la verdad no entiendo la mitad de los ejercicios suspire intentó resolver otro antes de arrancar la hoja eché un último vistazo me levantó caminó donde la profesora y dejo la hoja.
«Odio álgebra»
Al minuto la campana sonó avisando el fin de la clase; regresé a mi asiento cogí mis cuaderno y los guardé rápido en la mochila una nota llamo mi atención.
Abrí la nota por curiosidad.
Llámame 0424**** Sean Cole.
Rodé los ojos y metí la nota en el bolsillo de atrás del pantalón antes se salir del salon y adentrarme en una multitud de estudiantes.
X X X
-¿Cassie iras a la fogata del viernes?-pregunta Harriet dando un sorbo a su malteada.
-Claro que irá-dice Zoey revisando el menú de la cafetería "El café une a todos".
-Quizás-respondo dando un sorbo a mi bebida, el café es el mejor inventó del hombre.
-No quiero escuchar pretextos, el viernes te arregló yo-Contesta Zoey sonriendo oreja a oreja al camarero.
Ruedo los ojos divertida y me encojo de hombros.
-¡El viernes hay fiesta!-grita Harriet alzando su malteada en forma de brindis Zoey se le une.
-Fogata-corrijo antes de unirme.
X X X
Me bajé del autobús y caminé la cuadra que me hacía falta para llegar a casa.
Abrí la puerta y la cierro atrás de mí, dejo caer mi morral en sofá.
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Rachel!—gritó arrastrando mis pies a la cocina; abro la nevera buscando algo que comer.
—La comida está en el microondas.
Doy un pequeño salto por el susto, giró mi cabeza y por el rabillo de ojo observo a Rachel sentada en la barra.
—¿Dónde está Papá y Mamá?—preguntó calentando la comida.
—Papá está afuera arreglando su carro y Mamá está en el supermercado comprando víveres—dijo mirándome a los ojos.
Asentí mientras me sentaba en la barra con ella, hoy almorzaremos unos ricos espaguetis.
—¿Qué haces?—observó su cuaderno.
Se gira a mí—Tengo que resolver unos problemas de física.
Hago una mueca y sigo comiendo «suerte».
X X X
«Es la hora»
Acostada en mi cama boca abajo saqué la nota arrugada de mi bolsillo y la alisé sobre la almohada.
El pitido al otro extremo comenzó a sonar. Me levanté de un salto y comencé a caminar de un lado a otro por mi habitación
Uno, dos, tres. «Nada»
Aleje mi teléfono de mi oreja y miré la pantalla todavía esta repicando «Esto no va a funcionar» «Cuelga» «todavía tienes tiempo».
