–Señora Jauregui, Austin Mahone acaba de llegar.– aviso Emily volteando los ojos.
–¿Y esa expresión?.– pregunte divertida.
–El tipo es un idiota.– dijo ella frunciendo el ceño y poniendo una expresión de asco.
–Ni me lo digas.– bufé y muchas cosas pasaron por mi cabeza.– ¿No te ha hecho nada, verdad?.– pregunte seriamente y ella negó efusivamente.– Muy bien, Emily, hazlo pasar.– le sonreí y ella asintió.
–Buenas tardes, señora Jauregui.– dijo el entrando.– Traje los papeles.
–Siéntate, Austin.– me levante y busque el contrato entre mis estantes.– Aquí está el contrato.– selo entregue– puedes leerlo mientras yo reviso estos papeles.– tome los papeles de sus propiedades del escritorio.
Estuvimos cerca de 20 minutos leyendo los documentos el, al parecer no entendía mucho, pero juro que todo lo que había en ese contrato era completamente legal, solo que conociéndolo sé que meterá la pata y perderá muchas de sus propiedades.
–Dime, Austin ¿Para que este préstamos?.– pregunte curiosa.
–Necesito pagar unas sumas muy altas de dinero, y mi padre se negó a darme dinero.– se enderezó en su silla.
-Nunca cambiaras, Mahone.– reí con suspicacia.– dale todos los datos y tú numero de cuenta a mi secretaria, mañana mismo tienes ese dinero.– el se levanto y sonrío.– Eso si, Mahone, un solo error y pierdes esto.– apunte la carpeta con sus propiedades y a el se le borro la sonrisa.
–Lauren.– dijo Emily entrando a mi oficina.– La diseñadora llego.– aviso.
–Hazla pasar.– dije para estrechar la mano de Austin y pude oír cómo alguien entró por la puerta.
Tenía una sonrisa triunfante al saber lo que le esperaba a Austin, pero no sabía lo que a mí me esperaba. Allí estaba la mujer que me ha estado atormentando durante toda mi vida, la cual pensé haber olvidado, mirándome, como un tigre a un venado, me miraba con esa malicia que siempre estuvo en sus ojos, yo solo deje de sonreír y vi cómo estaba. Y si Camila Cabello me había vuelto loca años atrás, hoy en día me había matado. Estaba más hermosa que nunca, y yo estaba más dispuesta que nunca antes. Camila Cabello... iba a ser mi problema.
–Buenas tardes, señora Jauregui.– dijo está con una voz profunda y colmada de lujuria, con solo eso pude sentir como mi miembro se levantaba sin medidas, me tendió su mano y yo la tomé besándola en el acto.
–¡Que sorpresa!.– exclamé excitada ante la vista de semejante diosa.– Camila Cabello. ¿Quién lo diría?.– la mire de arriba abajo.– Karla, una de las mejores diseñadoras de New York trabajando para mí.– mire a Austin y el miraba a Camila con la mandíbula tensa. Yo no podía quitar mi mirada de tan maravilloso conjunto.
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–Es todo un placer trabajar para usted.– mordió su labio y las palpitaciones dentro de mis pantalones no eran normales.
–Camila, no te permitiré trabajar aquí, tengo un asunto de negocios y no quiero que lo arruines.– amenazo Austin.
–Al contrario, Austin.– tome su brazo con rudeza ya que tenía a Camila agarrada del hombro.– Tú novia aquí presente no arruinara nada, mis negocios son serios, no como los que estás acostumbrado a tratar.– exclamé molesta.– Y lo que si puede influir es verte tratándola de esa manera otra vez, no seas basura.– lo solté y vi como el frunció el ceño, pero se quedó callado.– Ahora retírate, necesito hablar con mi diseñadora y no voy a invertir mi tiempo en ti.– el me miró con desprecio u se retiró.– siéntate apunte hacia la silla y ella se sentó mirándome fijamente.
–¿Recuerdas lo que te dije la última vez que nos vimos?.– preguntó y yo solo asentí lentamente mientras ella se cruzaba de piernas, esta chica ha despertado la parte más salvaje de mi, y ha despertado mucho más a mi amigo.– Mis promesas, Jauregui, las cumplo.– me recorrió completamente y paro en mi entre pierna.– ¿Que pasa, Lolo?.– río coquetamente.– ¿Se alegro lolito?.– se acercó a mí.– ¿Fue por mi o por recordar a todas tus perras?.– preguntó mientras me jalaba del cuello de mi camisa.
–¿De que perras hablas?.– pregunte quitando sus manos de mi camisa.
–¿Crees que no he estudiado perfectamente dónde estás, qué haces? Toda tu vida, Jauregui, la he investigado.– entrelazo sus brazos en mi cintura.– Vas a ser mía, ya te lo dije una vez.– susurró cerca de mis labios y yo me aleje.
–¿Que no eres de tu novio?.– pregunte mientras observaba la vista de Nueva York.
–¿De Austin?.– Asentí.– Por favor, Lauren. No seas ridícula, Austin no tiene nada.– tenso su mandíbula.
–Te tuvo a ti.– reí hipócritamente.– ¿Recuerdas como le implorabas que volviera contigo mientras jugabas conmigo.– pregunte acercándome a ella.– Cuando llorabas por el, cuando vivías por el, cuando la única mierda que te ocasionaba una sonrisa era el.– la acorrale en mi escritorio.– Camila Cabello, no seas una hipócrita.
–Si, Lauren, lo recuerdo, si eso es lo que quieres saber.– se subió en mi escritorio sentándose.– Pero te he extrañado como la mierda, y no pienso dejarte ir.– me empujó para posicionarme entre sus piernas, subiendo un poco su falda, lo cual dio varias descargas en mi miembro.
–Mierda.– Jadee cuando entrelazo sus piernas en mis glúteos.– Estás tan jodidamente hermosa.– solté sin pensarlo.
–Y tú estás tan malditamente sexy.– acaricio mis muslos, muy cerca de mi entre pierna.– ¿Tengo que dar yo El Paso?.– preguntó, yo fruncí el ceño sin entender, pero no me dio tiempo de preguntar cuando ya Camila me estaba besando salvajemente, adentrando su lengua dentro de mi boca y peleando con la mía, yo acaricie sus muslos y fui subiendo su falda hasta dejarla en su cintura, me acerqué más hasta Camila hasta pegar nuestras partes íntimas.– Oh Dios, te sientes tan grande.– se frotó contra mi, yo igual me frote contra ella sintiendo sensaciones puramente placenteras.– ¡Lolo!.– gimió.– ¡Más rápido!.– entonces la tomé de la cintura acercándola más a mi y aumentando la velocidad.
–Señora Jauregui.– Emily toco la puerta y solté a Camila sentándome en mi silla y viendo como ella acomodaba su atuendo.
–Pasa, Emily.– exclamé.
–Señora Jauregui, ya que está es su última cita, se me presentó un problema y tengo que irme y...
–Puedes irte, Emily.– sonreí y ella se me acercó para darme un beso en la mejilla y despedirse de mi.
–¿En que estábamos?.– preguntó Camila acercándose a mí.
–En que tienes que mostrarme el diseño que haz hecho para mi próximo Restaurant.– la aleje un poco.
–Ash.– bufo y rodó los ojos.– ¿Que tiene "Emily" contigo?.– preguntó haciendo comillas con las manos al pronunciar el nombre de esta.
–Nada más que una amistosa relación de trabajo, pero eso a ti no te incumbe.– levante una ceja.– Ahora, Camila, muéstrame lo que tienes.– dije y ella sacó su tableta y me mostró un excelente trabajo.– Tengo que admitir que me has impresionado.– sonreí.– Espero que todo vaya bien.
–Irá excelente, Jauregui. Tienes a la mejor diseñadora de New York, soy completamente tuya.– sabía que al decir esto quería darle otro significado.
–Muy bien, Camila, eso quería oír.– me levante y la atraje rudamente hacia mi.– ¿En que viniste?.– pregunte apartando un cabello rebelde que estaba entre sus labios y sus ojos.
–En un taxi.– susurró rozando su nariz con la mía.
–Vámonos.– exclamé soltándola y tomando mi chaqueta del perchero.
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