Lo bueno de las historias es que siempre, no importa qué, las puedes cambiar; incluso cuando no las escribes tú.
No, nunca me gustó el calor del verano, ni sentir el calor del viento golpeando mis piernas. Mucho menos aquellos días donde las nubes no se asoman y te dejan quemarte mientras te mueves a un ritmo lento, siempre lento porque crees que de ese modo se siente menos el calor que comienza a hacerte insoportable el respirar, porque mierda, si llegara a correr, sentiría un poco de brisa, pero al llegar a mi lugar, seguramente estaría agotada en todos los sentidos.
No, no me gusta el verano... hasta que te vi ahí. Y me podría tomar un minuto describir lo que sentí cuando te vi.
Brazos al aire, sonrisa que no se apaga con nada y ojos brillantes como la pirotecnia que te deja sorda unos segundos en año nuevo. Atontada y con ganas de seguir mirando como los brillos de apoco son disueltos en cosas de segundos ¿Crees que hablo de la pirotecnia? No, no hablo de ella, sino de ti. Del modo en que en dos segundos lograste poner un remezón sobre mi, como me dejaste muda de impresión, como pusiste mis manos a picar tan fuerte que no logré quedarme quieta, y caminé bajo el jodido sol para llegar a tu lado... y cuando estuve cerca simplemente me quedé en silencio rondando alrededor de ti, alzando las manos por tu silueta, pero sin llegar a tocarte, sintiendo el cítrico de tu perfume, pero sin llegar a embriagarme. Adulándote en mi mente sin interrumpir la magia que generas a tu alrededor.
Oh, pero lograste embriagarme cuando alzaste la voz. Ese sonido que causó espasmos sobre mi pecho, como si envolvieras mi corazón con fuerza y lo apretaras de apoco. Llenaste mis ojos de lágrimas en ese segundo, con tan solo el pensamiento de que te marcharías, y nunca más volvería a escucharte ¿No es eso magia?
¿Hiciste todo sólo en un minuto? Porque creo que sí... no, no lo creo, lo hiciste.
No interrumpí lo que decías, ni a quien mirabas, simplemente te observé de más cerca. Como todos caían de apoco a tu alrededor, sin saber que todos íbamos a ir a caer al mismo lugar.
— ¿No bailas?
¿Puedo tomar esa pregunta como algo más? Creo que me estás volviendo loca, porque siento que fue un compromiso de por vida, luego de verte bailar, simplemente quiero moverme por el cemento a tu lado, incluso cuando el sol esté sobre mi.
Aunque no creo que logre derretirme del modo en que lo haces tu.
Lo mejor de aquella pregunta fue mi respuesta, porque no salté por ti, no me largué fuera de quien soy, simplemente dije que "No", y lo siguiente fue mejor. Tu sonrisa y risa, mientras me rodeabas bailando para mi.
— Yo bailo contigo así, entonces.
Siempre he sido espectadora, no me gusta el protagónico de nada, y verte en primera fila es sin duda la mejor experiencia que he tenido. Tu larga falta rozando con el suelo, tus manos como hélices sobre mi cabeza, rodeándome como si de un embrujo se tratara.
Siquiera noté el momento en que dejaste de moverte a mi alrededor, porque con el mismo silencio que apareciste, te marchaste. Igual de fugaz que una pirotecnia, brillante y resplandeciente, pero no eterna. Lo suficientemente hermosa para recordarte a través de los años, y preguntarme si alguna vez volveré a verte, esperando el año nuevo para permitirme anhelarte una vez más y a pesar de que veré otras, ninguna será como tu.
¿Cómo caes por alguien así de rápido, sin paracaídas y a ojos cerrados? No sucede, lo que sucede es que quedas encandilada, te ciega la intensidad, te aferras a ella con puños y garras, porque en el fondo, todos queremos un poco de ese brillo.
Luego de verla a ella, simplemente podía ver puntos de colores, que siquiera me permitían ver si silueta, sólo colores que se juntaban y separaban, colores que de apoco se extinguieron hasta dejarlo todo negro, y luego de eso, no queda nada; sabes que ella estuvo ahí, sabes que la anhelaste, disfrutaste, incluso crees que llegaste a sentirla, pero ya no está, pero no te desesperas, porque sabes que simplemente basta con escuchar una canción, sentir un olor para tenerla de regreso incluso en tus pensamientos o sueños. Y lo bueno de soñar a alguien, es que nadie te dice como, nadie te pone reglas para desear a alguien, nadie te pone trabas, y aunque sea por un momento, vuelves a sentirte viva, vuelves a sentir esa felicidad que te hace reír sin sentido, vuelves a pensar en canciones que te hacen burbujear el corazón.
Supongo que eso es lo bueno de las personas pirotecnicas, que te escandilan dos segundos y te acompañan una eternidad.
No, nunca me gustó estar enamorada, ni sentir el calor de mi sangre moviéndose por mis venas. Mucho menos aquellos días donde las nubes en mi mente me nublaban hasta no entenderme ni a mi misma y me dejaban elevarme hasta no tocar el suelo con mis pies.
No, nunca me gustó estar enamorada, hasta que te vi.
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aquí antes había un relato triste,
pero lo cambié por este más bonito,
y porque estaba aburrida,
y no hay nada como saltarse las responsabilidades
académicas
Y porque hay canciones que te permiten imaginar.
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Burning Red; One Shots.
Fiksi PenggemarEl fuego ardiente que se agita con fuerza cada vez que las veo caminar y el rojo ardiente en mis labios siempre que las supo atrapar. - Recopilación de one shots, diría que de una sola parte, pero suelo irme por las ramas siempre, je.