Louise

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La bella Louise, labios suaves, rosa claro, hermosa.

— Si me miras así, creeré que estás enamorada de mi.

— Tranquila, no entrego el corazón.— murmuro de regreso, mientras deslizo mis dedos por las hebras de su cabello. Suave.

Todo en ella lo era, desde los gemidos en el momento más salvaje, hasta el reclamo más sincero. Pero su mirada era dura, dura cuando debía serlo, sus ojos podían decirte que tan mal estabas haciendo las cosas.

Creo que yo las estoy haciendo demasiado mal.

— Vas a terminar sola...

— ¿Y que hay de malo en ello, Louise?

— La soledad mata... mata profundamente, y te consume. Y no hablo de forma metafórica, o poética. Somos seres de sociedad, estar solos... apartar a todos te hiere aquí.— su mano pasa de mi vientre hasta sobre mi corazón.— no es sano, debes abrir los ojos, y ver que te estás matando.

— ¿Y si quiero morir?.— susurro dejando mis ojos cerrados, un ligero suspiro se escapa. Sus dedos toman mi mentón para jalarlo y llamar mi atención.

— Tu no quieres morir, si así lo quisieras, ya no estarías aquí... estas perdida, y todos necesitamos ayuda, pero no hay ayuda que sirva si no la queremos recibir. Y esto, el sexo maravilloso que acabamos de tener.— sus piernas hacen palanca, dejándola sobre mi, su mano se estira hacia mi rostro, para quitar mi cabello de allí.— es sólo un placebo, tu vida no puede girar sólo en un buen polvo... necesitas algo más.

— ¿Amor?.— pregunto de forma escéptica.

— Compañía, amistad... el amor no salva, no es la cura mágica para los dolores de la vida. El amor es amor, no una solución, y no siempre nos vuelve la vida más sencilla.

Asiento viéndola concentrada. No es una invitación a entregarme a ella, es un consejo, uno de esos que le das a tus amigas cuando las ves en la mierda. Uno que quieres dar de la forma más sutil para no dañar sus sentimientos. Uno íntimo, un llamado de atención.

— Muchas gracias, Louise.

Gracias, por mirar más allá de mi media sonrisa, por escuchar más allá de mis halagos, por quedarte más que por otra ronda.

Gracias, Louise, pero no volveré a caer allí. 

La amistad sanó lo que podía sanar, pero no logró encender el calor que necesita mi pecho. 

Amé una vez, y quizás fue cuando era demasiado joven, pero dolió, y no quiero ese dolor otra vez. No quiero ese hielo en la garganta, ni las agujas enterradas en mi pecho con cada respiración que doy. No quiero la ansiedad ensuciando mi piel cada vez que su nombre saltaba de lo profundo de mi mente, ni mucho menos quiero ese molesto palpitar en mi corazón cuando esperaba alguna respuesta de su parte, aún cuando sabía que ya no iban a llegar. 

No quiero ese frío envolviéndome en cada una de las veces que se marchó y me dejó atrás. Mucho menos quiero esa rabia burbujeando en mi interior cuando vi en ellos, lo que yo nunca pude dar. 

Oh gracias Louise, pero estoy curada de espanto. 

Gracias Louise, pero aunque quisiera volver a amar, mi corazón ya no está conmigo, se fue con su nuevo hogar. 

Gracias Louise, pero todo el amor que tengo para dar sólo puede ser para una persona, y esa persona, ya no está.

Burning Red; One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora