Cap 8.

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Cap 8.

— ¿Perdiste la cabeza? —Refunfuñé— Soy la única mujer en el mundo que no te besará el trasero, Malik. NUNCA.

—Me dan ganas de matarte, Alice —expresó con resquemor, mirando el techo, esquivando mi mirada.

— ¿Puedes hacerme un favor? —dije, interrumpiendo el silencio.

—Si, claro —bajó la mirada— Con cuidado, no soy el hada madrina.

—Si era un chiste, no logro contagiarme —farfullé— Tú y Niall son amigos, ¿Cierto?

— ¡Somos casi hermanos! —respondió con magnánima felicidad.

— ¿Puedes llamarlo?

—Seguro —tomó el teléfono y marcó— Jane, puedes comunicarme con Niall. No tomó muchos minutos, cuando el teléfono volvió a sonar.

— ¡Niall! ¿Qué tal te va viejo? —colocó el teléfono en alta voz.

— ¡Magnífico! He tenido unas fiestas, pff ya quisieras estar aquí conmigo Malik.

—Dalo por hecho, somos compañeros de parrandas.

— ¿Me puedes decir la encantadora idea de llamarme? ¿Mi hermanita tiene que ver en eso?

—Tú hermanita esta presente aquí, Nialler —espeté un poco irritada.

— ¡Alice! ¿Qué tal todo pequeña?

— ¡Perfecto! Me casaré en menos de 1 mes, obligada con un completo desconocido que me detesta a muerte —dije simulando mucha felicidad— ¿Lo sabías, cierto? —cambié mi tono, a uno más irritable.

—Pues…—suspiró— Si, lo sabía. Le prometí a mamá no decir nada.

— ¡Woah! Gracias hermanito —exclamé.

—Cómo veras, querido amigo… no se lo tomó muy bien —prosiguió la bestia a mi lado.

— ¡Niall! Quiero que mañana a primera hora tomes un vuelo de Irlanda hacia aquí. No hay objeciones —dicho esto último corté la llamada.

Los ojos de Zayn se había salido de orbita por el asombro que le provocó mi acción. Yo por mí parte, emanaba furia. Ya veía que me saldría humo de las orejas.

— ¡¿Te volviste loca?!

— ¡Suficiente Zayn! —Busqué mi cartera, y la tomé rápidamente— Me largo de aquí.

—Esta bien. Lárgate, la puerta es bastante grande —me sorprendía su serenidad, y la manera en la cual efectuaba un ademán con su mano.

Bufé tal como lo hubiese hecho un toro en pleno combate con su adversario. Eso era Zayn para mí. Mi adversario, el enemigo. Cuando me retiré de la oficina, nuevamente las miradas despectivas de las

“asistentes” se fijaron en mí. No podría aguantar esto. Así que junté todo el valor e ira que recorría mi menudo cuerpo, y apresure el paso con el mentón en alto. Mi orgullo nunca se vería destruido. Jamás me lo perdonaría.

Baje hasta el primer piso del edificio, y pase por delante de la rubiecita. Esta me miraba con cara de burla. ¿Qué se creía? Maldita oxigenada, refunfuñé. Ya afuera del condenado edificio, frene mis pasos.

— ¿Y ahora que, Alice? —deposité una mano en mi frente.

Necesitaba escapar, irme lejos y no pensar en nada. Absolutamente nada.

—Estar así, no es muy bueno… ¿Sabes? —escuché una aterciopelada voz masculina no reconocida. Subí mi mirada, para buscar el dueño de tan armoniosa voz. Un joven de cabellera castaña enrulada, y profundos ojos verdes. Ocupaba un elegante saco gris. De seguro era un empresario, o algo por el estilo. Su sonrisa me había cautivado de primera impresión. Era realmente hipnotizante.

Perfect Enemies. «Zayn Malik» «A.U»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora