III

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Mark amaneció algo desconcertado ya que todo la noche estuvo soñando con Daniel y con el niño que conoció cuando tenía seis años, sin saber cuál era la relación de esas dos personas.

El día comenzó con bastante normalidad, Mark se quedaría solo en la casa de su tía ya que sus padres y tíos irían a recoger a su primo a el aeropuerto que ese verano había ido a un campamento, no es como si no quisiera ver a la única persona con la que podía hablar en Australia pero prefería quedarse.

—¿Estás seguro de que no vas a ir a recibir a tu primo Isaac? —Le preguntó su tía.

—Estoy seguro, prefiero preparar su habitación para que cuando llegué descanse.

—Esta bien, nos vemos al rato —Agregó su mamá.

Cuando los mayores se fueron el canadiense subió hasta la habitación de su primo para ordenar como había dicho, pero al ver el estado en que se encontraba el lugar se arrepintió.

—Ahh… ¿Por dónde comenzare?  Está muy desordenada, debí haberme callado, soy pésimo limpiando —se dijo así mismo.

Por su parte Daniel de nuevo estaba solo en casa, sus padres habían ido a trabajar, como resultado de la misma rutina por casi toda su vida el castaño odiaba estar solo.

Estaba sentado en su escritorio viendo vídeos en internet para matar el tiempo hasta que le llegó un mensaje de Thomas.

>No has secuestrado a nadie, ¿Verdad? No es cierto, ¿Cómo amaneciste?

•¿A caso me tomas por un acosador?

>Prefiero evitar la pregunta, ¿Qué tal tu amorcito?

•No sé, espera… Creo que alguien salió de si casa, iré a verificar.

>Lo bueno es que no te gusta.

•¡Toda su familia salió! Creo que está solo y no, no me gusta.

>¿Y que esperas? Ve a visitarlo.

•¡Estas loco! Además, ¿Con que excusa llegaría?

>No sé, dile que le das la bienvenida a el vecindario, has como que no sabes que no vive aquí.

•Tengo miedo…

>Vamos, ¡Tu puedes!

•Esta bien..

Daniel termino por ponerse “presentable” e ir a la casa de enfrente tal y como le sugirió su amigo.

—¡Ahh! Estoy loco —El castaño se dijo así mismo al estar afuera de la puerta— Okey, saludo y me voy.

Estaba por tocar hasta que empezó a sonar ‘The Beginning’ de ONE OK ROCK, lo cual sorprendió a el castaño ya que el era muy fan de la banda. De un momento a otro reunió coraje y tocó el timbre.

Mark estaba en la habitación de su primo limpiando con la música sonando.

—Oh my god! Este pedazo de pizza… ¿Cuánto lleva aquí? —Miró incrédulo aquel alimento para su fortuna el sonido del timbre lo libro de seguir limpiando.

Bajó las escaleras mientras ponía pausa a la música, se preguntaba quien podría estar llamando a la puerta.

—¿Diga? —Preguntó desde adentro de la casa.

—Mmm… Soy el vecino de enfrente, Daniel.
Tan solo con oír el nombre del chico que había conocido ayer abrió la puerta.

—Hola —Daniel hizo un gesto de saludo con su mano.

—Hola, de seguro vienes por el dinero de la pasta, ¿No? Solo subo a mi habitación por el dine…-

—No, te dije que no era necesario que lo pagaras —Le interrumpió.

—Pero en verdad debo de pagarte —Mark estaba por dar la vuelta cuando sintió como lo tomaban del brazo, ante aquel movimiento volteó sorprendido.

—Yo… Lo siento —Dijo apenado el castaño y con un rostro tornándose rojo por su comportamiento “atrevido”— Solo que de verdad no es necesario, yo solo vine por que… —Daniel se apresuro a pensar en una excusa— Porque escuché  ‘The Beginning’ de One Ok Rock, son de mis bandas favoritas.

—Déjame decirte que tienes muy buenos gustos —Le sonrió ligeramente.

—Oh, veo que recuerdas mi nombre —Dijo emocionado.

—Claro, ¿Cómo iba olvidar el nombre del chico que me salvo? —Sonrió un tímido— Disculpa que te esté hablando tan informalmente te debe de estar molestando —El rubio comenzó a jugar con sus dedos.

—Para nada Mark, no me molesta.

—Tú también recuerdas mi nombre.

—Como se me iba a olvidar el nombre del chico que fue mi… —Daniel se interrumpió al darse cuenta que iba a revelar aquel hecho vergonzoso.

—¿Qué fue tu… ¿ —El rubio lo miró desconcertado.

—¿Yo dije algo así? —Se rio de repente.

—Eso fue raro, es como si hubieras olvidado lo que dijiste en unos segundos.

—Sí, eso suelen decirme —Se felicitó internamente Daniel por haber esquivado esa situación.

—Perdón por tenerte aquí afuera todo el tiempo ¿Quieres pasar?

Daniel solo asintió en respuesta, de está manera Mark se hizo a un lado para que entrará a la casa, caminaron hasta la sala para poder sentarse.

—Voy por un vaso de agua para ti —El rubio se dirigió a la cocina.

—¿Y de dónde eres Mark? Es que no se ve que seas de por aquí —Daniel habló un poco más alto para que fuera escuchado.

—¿En serio? Soy de Canadá solo que vengo todos los veranos con mi tía.

—Eso suena realmente interesante —En ese momento el rubio regreso estirando el vaso de agua hacia su invitado, este lo tomo y le agradeció con una sonrisa—. ¿Te gusta venir?
—Mmm… Casi no, todos aquí son raros, eres el primero que es así conmigo y no es de esa manera —Se sentó a un lado del castaño.
—¿Qué te hace pensar eso? —La curiosidad inmediatamente lo invadió.

—En realidad es algo tonto… Cuando tenía siete años vine por primera vez y conocí a un niño, él era muy frío yo solo quería ser su amigo, solo quería hablar con él pero él fue muy malo conmigo, aunque me gustaría volver a verlo para poder preguntarle por qué fue así conmigo —La nostalgia invadió a el canadiense.

—Tal vez ese niño no sabía lo que hacia, tal vez ese niño también quiera verte Mark —De forma inconsciente Daniel defendió a ese niño.
—¿Cómo podrías estar seguro?

—Las coincidencias que harán que te encuentras con ese niño —Le dedicó una sonrisa.

—No creo en las coincidencias, aún así supongo que gracias por darme ánimos.

En ese momento los ojos de Mark brillaban como si miles de estrellas se hubieran juntado, inconscientemente Daniel se acercó aún más llevando su mano hasta la mejilla del contrario, el rostro de ambos se tiño de carmín al instante en que sus miradas se encontraron, fueron escasos segundos en que permanecieron de esa forma pero ellos lo sintieron eterno.

—¡Mark tu primo favorito ha lle… —Una nueva voz llegó interrumpiendo aquel momento.
Ambos se separaron rápidamente al ver a Isaac.

—Tengo que irme, hasta luego Mark, con permiso —Él castaño salió corriendo dejando a un Mark confuso.

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