Día 44

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Resulta que escuchando música me quedé dormidisima a altas horas de la madrugada, por ende mi sábado comienza conmigo despertando al mediodía y de una cocinando. Lo bonito de los fines de semana es poder comer con mi mami y hablar mariqueras, lo chimbo es cuando come tres cucharas y ya esta full, porque me hace sentir que como para alimentar a un ejército imaginario en mi barriga.

Es como la quinta vez que busco el número de cuenta de mi universidad, ¿y cuánto apostamos a que termino perdiéndolo de nuevo, por esta manía mía de anotarlo chiquitico para que entre en el monedero? También tengo que buscar el sencillo para pagar eso, porque si llego con mi billete de mil, la cajera me escupirá un ojo. Tonta universidad que no sube el precio, porque prefiere quedarse en la miseria. 

170 días sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora