Mis palabras quedaron suspendidas en el aire. Durante un largo instante nos miramos en silencio. Vi cómo las facciones de Neymar se iban desmoronando. El futbolista tragó saliva y solo entonces empezó a hablar y a relatarme la historia que había estado ocultando:
<<A principios de este verano, Bartomeu y otros cuerpos de la directiva se reunieron en las oficinas de Camp Barça para hablar sobre nuevas incorporaciones. Había muchos nombres sobre la mesa: Dybala, Verrati, Coutinho..., entre otros. Mi futuro aún no estaba decidido, nadie sabía lo que iba a pasar y según tenía entendido querían mantenerme en la plantilla. Recuerdo la celebración de miles de entrevistas para resolver mi destino lo antes posible, hasta que una noche, al salir de allí, unos disparos anónimos desde un coche estuvieron a punto de acabar con los directivos del club.
Los diarios publicaron la noticia alegando varias hipótesis para justificar el ataque. Al día siguiente, Bartomeu dimitió sin más y desapareció de la ciudad, sin despedirse.
Cuando supe lo sucedido, exigí a Leo que confirmase si él sabía algo de lo sucedido. Deseaba desesperadamente que me dijese que sí, pero aquello no ocurrió. Me observó fijamente y trató de calmarme. Se lo pregunté de nuevo. Messi me dijo que no. Que no sabía nada sobre aquel ataque.
-Nosotros no tenemos nada que ver, son problemas de la directiva- repetía fríamente.
Por aquel entonces, con el miedo inquietándome, contraté a uno de los mejores guardaespaldas de Barcelona para que cuidase de mí y de mi familia. Sabía que esa banda de asesinos estaba buscándome y no se iban a rendir tan fácilmente.
Tras varias semanas de reflexión decidí presentarme con Suárez y Piqué en las oficinas para conocer a Pau Reyes, el nuevo presidente del que no se habían oído cosas muy buenas. Sin embargo, la primera impresión con Reyes fue agradable y dejó, por un momento, de lado mis miedos. Se trataba de un hombre tímido y reservado. Vestía de oscuro, con sencillez y sin adornos.
Me agradeció la visita y me manifestó su admiración, afirmando que era un honor conocerme. Le dije que, en vista de todo lo que había oído acerca de él, el honor era mío. Sonrió y me sugirió que olvidase los rumores pidiéndome una charla a solas.
Asentí y obligué a Suárez y a Piqué abandonar la sala. Hicieron caso omiso y me dejaron solo junto al nuevo presidente.
-Eres el elegido- comenzó.
Aturdido, fruncí el ceño. No sabía de lo que estaba hablando.
-Te marcharás del club por mucho dinero y si no lo haces tendrá sus consecuencias.
Tragué en seco. Un nudo estaba formándose en mi estómago. Entendí que Reyes quería venderme por mucho dinero a otro club para hacer algo muy cruel que a día de hoy desconozco. El club elegido iba a ser el París Saint- Germain que andaba con ansia en busca de un delantero.
Días después de la charla puse rumbo a París con mi hijo Davi como Reyes había ordenado. Una vez aquí, recibí una cálida bienvenida de parte de los miembros y jugadores del club francés, en especial de Cavani al que le conté la turbia situación por la que estaba pasando el Barça.
Y desgraciadamente me equivoqué con ello: Un día mientras me dirigía hacia la ciudad deportiva me paró parte del bando de Reyes amenazándome a muerte si iba a llevar a la luz más secretos. Me golpearon con barras de acero sobre la pierna derecha dejándome casi inconsciente sobre el asfalto. El mismo Cavani me encontró y me llevó al hospital prometiéndome que iba a ponerle una buena excusa a Emery para no empeorar la situación. >>
Bloqueada y sin palabras miré a Neymar con compasión. Aún estaba bajo el mando de aquel Reyes anclado a mentiras y dolor, mucho dolor.
-Es terrible- concluí asimilando aún todo lo que había contado.
-Desgraciadamente- respondió frío el delantero.
-¿Qué es eso cruel que van a realizar con el dinero de tu fichaje?- pregunté.-No lo sé Bella, no lo sé. Me tienes que ayudar a descubrirlo.