Llovía. Había lloviznado en la plataforma, empeorado en el tren y para el momento en el cual habían llegado a Hogwarts, el agua caía torrencialmente.
Lily lo amaba. Se había sentado en su compartimiento, mirando por la ventana, felizmente ignorante de la conversación que sus compañeras estaban teniendo. Cuando James se les había unido, ella seguía obsesionada con la lluvia y, durante la ceremonia de selección, sus ojos continuaron elevándose al techo. Lily siempre había amado el Gran Comedor cuando llovía.
Después del festín, se escabulló del grupo de alumnos que se dirigían a los dormitorios. Se deslizó por la puerta y se abrazó para protegerse del frío. La tormenta era violenta y agradecía los gotas contra su piel, el viento silbando y los ocasionales relámpagos que iluminaban el cielo.
Tomó asiento en el mojado cesped, llevando las piernas contra su pecho. Tiró la cabeza hacia atrás, permitiendo que las gotas empaparan su rostro.
No pasó mucho antes de que sintiera una presencia a su lado; ni siquiera necesitaba mirar para saber quién era.
— ¡Te vas a morir acá afuera! — gritó por encima de la tormenta. Se escuchó un trueno. Lily lo ignoró, cerrando los ojos, con la cabeza aún hacia el cielo. James se sentó a su lado y bajó un poco la voz. — ¿Qué haces aquí afuera?
— Pienso, — respondió, como si fuera la cosa más obvia en el mundo.
Un rayo volvió a iluminar el cielo y creyó escucharlo chasquear:
— ¿Acerca de qué?
— Nada, — respondió simplemente. Giró la cabeza para poder sonreirle.
— ¿Estás pensando acerca de nada? — le devolvió la sonrisa. No estaba segura de cuánto podía verla; sus lentes estaban empapados en agua. — Por alguna razón, no te creo.
— Es la verdad.
Un nuevo rayo iluminó sus facciones. Él ya estaba mojado de pies a cabeza. Su cabello pegado a su cabeza, por una vez bajo control, sus anteojos aún empapados, su túnica pegada a su cuerpo. Una gota perdida rodó por su barbilla, siguiendo por su cuello hasta desaparecer por su clavícula. Otra aterrizó en su frente, y se las arregló para bajar por su nariz, hasta reventar en sus labios.
<< Bésame.
— La gente puede vernos, — mitad advirtió, mitad la burló a ella.
— ¿Quién? — un nuevo trueno la tomó por sorpresa, haciéndola saltar y quedando más cerca de James.
— Cualquiera, — sus rostros estaban a centímetros.
— ¿Quién está mirando?
Ahora estaban susurrando, y se tenían que esforzar para escuchar por encima de la fuerte lluvia.
— Nadie.
Lily acortó los pocos centímetros que los separaban y James, con una media sonrisa, concedió, besándola lentamente. Se lamían ligeramente el agua de los labios de los otros, sus lenguas danzando en las ahora conocidas bocas. Ocasionalmente, alguno de los dos secaba alguna gota que se hubiera escapado. Una de las manos de James le servía de soporte y la otra estaba enredada en los cabellos pelirrojos de Lily, empapados, acercándola aún más a él. Las manos de ella estaban tomando su rostro.
Un rayo iluminó; un trueno quebró.
****
— De acuerdo, creo que lo tienes, — Lily exclamó orgullosamente al niño de tercero que estaba tutoreando.
ESTÁS LEYENDO
Prohibido besar y contar.
RomanceElla era Lily y él era James y un día, en medio de una discusión, compartieron un beso. Las reglas eran sencillas. Provocarse. Gritarse. Besarse. Hacerlo tan seguido como pudieran pero jamás, jamás, besar y contar. Traducción de la historia Kiss and...