Y allí estaban, en la oscura noche, ambos micelios de Basidiomycota, buscando a su otra parte. Sus hifas haploides y monocariontes se acercaban, deseando fundirse con la otra, anhelando ser micelio secundario y dicarionte.
No tenían un propósito más que la reproducción sexual. Sí,es cierto, existía la asexual, pero no les brindaría variabilidad genética, lo que podía ser perjudicial para la especie. ¡Estaban tan cerca de la plasmogamia y tan lejos de la cariogamia!
Tendrían toda la vida para disfrutar del nucleo ajeno una vez las hifas se tocaran. Decenas, tal vez cientos o miles de años para regular juntos la síntesis de proteínas.¿Les alcanzaría? ¿obtendrían su deseo cuando formaran los basidios y unieran sus núcleos, que luego dividirían por meiosis para formar innumerables esporas dentro de un gran y duro basidioma?
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Una pluma de pato púrpura
RandomNotas, consejos, tal vez alguna reseña (si me pinta)... pero, sobre todas las cosas, charlas sobre el humor y bardo. Porque el bardo es una constante universal, y no soy nadie para desafiarla.