Capítulo 2

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Cassian se encargó no sólo de mi ropa, sino también de la suya, y al parecer el vio la misma alternativa que yo; ya que varias horas después de prácticamente escucharlo intentar no vomitar y maldecir, escuché como arrojo todo a un extremo de la casa, entro y jamás volvió a salir.

A veces debemos decidir qué guerras luchar y cuales no, y al parecer Cassian decidió perder la suya contra la ropa, pero no puedo reclamarle ya que yo hubiese hecho lo mismo.

La mañana llegó más rápido de lo que me hubiera gustado, pero a pesar de ser otro día congela traseros, al menos el dolor ha desaparecido y no será un fastidio durante las clases. Tomé nuevamente mi desayuno nutritivo a base de cereal, y cuando Cassian prácticamente me arrancó de la encimera, no pude hacer nada más que rezar mientras era llevada por el camino de la perdición.

Mi hermano conduce por lo que va a ser el camino a mi nueva escuela y aunque una parte mía está en total rebeldía ante esta nueva idea, el otro lado se encuentra total y completamente lleno de nervios y temor. Esta va a ser mucha más gente con la que tendré que interactuar desde que llegué, pero mucha menos de la que estaba acostumbrada a mi antigua ciudad.

Aquí no habrán chicos glamorosos, rubios y bronceados amantes del surf; aquí habrán lobos, personas dispuestas a arrancar un parte de ti por invadir su territorio.
Sé que suena exagerado, pero he escuchado cómo pueden llegar a comportarse los pueblerinos con personas ajenas a su ciudad. Aquí todos se conocen, todos tienen una clase y un grupo social asignado desde que nacen, inclusive antes. Y la gente como yo, la gente externa, no es bienvenida con demasiada facilidad.

Cada kilómetro de asfalto que es devorado por el carro de mi hermano, me llevaba más y más cerca de lo que sin lugar a dudas, será el peor día de mi vida y ahí se fue todo mi entusiasmo matinal.

Cuando la estructura aparece ante mis ojos, me sorprendo ante lo que veo. No es lo que me esperaba.
Se ve grande y agradable.
No como mi vieja escuela, pero si mejor a la idea que me estaba haciendo de ella.

Porque cuando escuché de ella, creí que sería como la mayoría de las tiendas aquí. Creí que iba a ser un edificio de ladrillo rojo con más pinta de granero que lo que está frente a mis ojos. Parece un maldito castillo de esos que encuentras en las zonas urbanas en las ciudades grandes y turísticas.

—Bonito, ¿no? —me pregunta mi hermano deteniendo el coche y al mirar la cantidad de gente que camina de la calle al interior de la propiedad, no puedo evitar tragar saliva de manera nerviosa—. ¿Necesitas ayuda para entrar? Porque podría...

—No comiences. —le detengo sabiendo por donde va su papel de hermano preocupado sin perder de vista el exterior y lo que se desarrolla en el mientras agarro el asa de mi mochila lista para irme—. Estaré bien.

«Estarás bien.» me repito una y otra vez, pero por más que quiero poner mis dedos sobre la puerta y abrir, mi cuerpo no coopera en responder a mis deseos.

—Perfecto —me responde Cassian y por el tono intuyo que tiene una sonrisa en los labios mientras mira mi pequeña lucha interna—. Hoy llevaré la cena. ¿Nos vemos en casa?

—Me parece bien —asiento, y tras darle un beso en la mejilla que nos sorprende a los dos, me bajo sin darle más rodeos.

A diferencia de lo que pensé en cuento llegué y vi el montón de gente en la entrada, en realidad quedamos muy pocos en el estacionamiento, y creo que eso no significa algo bueno en tu primer día de escuela. Mientras comienzo a caminar, no puedo mirar a mi alrededor y me doy cuenta de que no soy la única que va por lo que será, el camino de la vergüenza.

El chico a primera vista pasa desapercibido, no solo por la manera en la que camina, sino por su ropa en general.

Nunca había visto ropa tan... anticuada como la suya, pero no soy quien para juzgar la manera de vestir de las personas. No conozco realmente las condiciones en las que se encuentra, pero sin duda alguna no debe ser algo agradable el venir vestido de este modo a una escuela así sin esperar que no te golpeen y se burlen de ti.

Mi primer amor || reescribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora