El Dr. Darien Chiba

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Una gota de sudor resbaló sobre la nariz de Serena, osciló por un momento en la punta y entonces cayó en el suelo polvoriento de la cueva. Gimiendo se enjugó la frente con la manga de la camisa sucia en un esfuerzo inútil para mantener la transpiración lejos de sus ojos. Se levantó un poco, gruñendo cuando su rodilla resbaló en una piedra particularmente afilada.
—Demonios, Summer, ¿no podrías haber cavado una cueva mayor? — Murmuró — tienes suerte de que no sea claustrofóbica.
La loba simplemente gimió cuando su tercer cachorro nació.
Serena olió el polvo cuando sopló el viento, tosió y entonces murmuró en voz baja. Una raíz acertó en su cadera. Moviéndose, intentó encontrar una posición más confortable. Había estado acostada sobre su barriga en el suelo de la cueva de Summer las últimas seis horas y sus músculos, aquellos que aún podía sentir, estaban implorando que se moviese. La loba gimió de nuevo y lamió la mejilla de la joven. Entonces la nueva madre se volvió suspirando a los bebés.
Serena esperó algunos momentos más hasta tener la certeza de que los tres cachorros se estaban amamantando bien. Después de una última caricia a la cabeza de su madre, se empujó hacia atrás y salió de la cueva, un proceso que le llevó veinte minutos. Una vez fuera, descansó un momento sobre sus manos y rodillas y respiró el aire fresco de la lluvia. Suspirando cuando alguno de sus duros músculos protestaron, se levantó. Se irguió y se quedó en las puntas de los pies levantando los brazos en el aire. Después se apoyó normalmente sobre sus plantas, hizo girar el cuello y luego los hombros. Colocó las manos en las caderas y se arqueó. Su espalda hizo un pequeño ruido.
—Ahhh
Cuando sus músculos estuvieron más sueltos, Serena miró al lobo ceniza oscura andando de un lado a otro frente a la cueva. Sonriendo al nervioso padre dijo.
—Tres, Shadow, todos ellos saludables. Summer está bien. Puedes relajarte ahora.
Después de lamer rápidamente su mano, el lobo metió la cabeza en la cuerva. Su lamento suave fue seguido por el gruñido bajo de su compañera. Él se retiró tan rápido que se quedó sentado en las patas traseras.
Riendo con asombro y confusión en su rostro, Serena se agachó y colocó los brazos alrededor sus fuertes patas delanteras.
—No es personal, Shadow. Ella está cansada y necesita reposar. Debieras hacer lo mismo. Los
veré a todos por la mañana.
Lamentándose, el lobo se acostó con la nariz apuntando a la cueva.
Los escalofríos recorrieron los brazos de Serena cuando una fresca brisa sopló a su alrededor.
Temblando, se frotó los brazos y se hundió sobre un troco caído próximo a la cueva. Sonriente,
inhaló más aire fresco y cerró los ojos. Dioses, amaba su trabajo. Había tenido mucha suerte al encontrar al tipo que había dimitido en la ciudad. Había dicho que la reserva estaba muy aislada.
No tenía suficiente vida social. Bien, con aislamiento y sin vida social combinaba con ella, entonces fue hasta la entrada y anduvo una milla por el camino de tierra hasta el local de la administración para encontrar al dueño. El doctor Darien Chiba era un genio en su especialidad.
Estaba marchándose hacia Canadá y no tenía a nadie para cuidar a los lobos.
El doctor Chiba había sido inteligente al contratarla, iba a cumplir diecinueve, pero estaba entre la espada y la pared. Después de una entrevista rápida para ver lo que sabía sobre lobos y una introducción mucho más rápida al par emparejado en la reserva para ver cómo reaccionaban a ella, el doctor Chiba la contrató y se marchó en una hora. Cuando volvió, una semana después con dos lobos, la contrató permanentemente. Ella había estado allí desde entonces.
Serena rio mentalmente. Antes de marcharse el Doctor Chiba le presentó a Rajah y Berilo para ver sus reacciones a los lobos. Rajah era especialmente intimidante, muy grande, con un solo ojo y una cicatriz hecha donde debía estar el otro ojo. Para gran sorpresa del doctor Chiba, Rajah colocó la cabeza en su mano y extendió la pata. El Dr. Chiba se había quedado sorprendido por su reacción
Serena se rio para sí misma nuevamente. Como si ella y los lobos tuviesen algún problema.
Moviendo los hombros un poco más, Serena pensó nuevamente en aquella primera reunión   con el Dr. Darien Chiba. Había sido misteriosa... cuando estaba lo suficientemente cerca para estirar la mano y presentarse, una mirada sorprendida apareció en los ojos de ellos y su nariz ardió, casi como si estuviese sintiendo su olor. Una mirada intensa apareció en su rostro y parecía que él estaba preparado para decir algo. Entretanto, Rajah gimió y la atención doctor Chiba volvió al lobo.
Serena tembló. Aquella primera reunión la dejó con un sentimiento de timidez. Existía algo sobre Darien Chiba, algo que ella no conseguía descubrir, pero lo descartó, considerándolo como nerviosismo por su parte por la idea de conseguir un trabajo. Después que el doctor Chiba volvió del Canadá y empezó a conocerlo mejor, notaba que le gustaban los lobos y su interés por él floreció. A veces lo había cogido mirándola fijamente con una expresión perpleja o especulativa, pero ella siempre había desviado la mirada. Ciertamente no parecía interesado, ¿no es cierto?

Noche Calurosa (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora