Viernes

No lo dejes ir

Todo el mundo intenta entender quien soy pero no estoy muy segura si yo lo se.

Comienzo a sentirme sola de nuevo y los impulsos estúpidos de escribirle al pecado encarnado se apoderan de mi, acabo haciéndolo y arrepintiéndome de ello a la mañana siguiente. 

No me conozco en lo absoluto; Demasiado manipulable. Así me solía definir Viernes en sus buenos momentos, lo recuerdo como si aun su amistad fuera parte de mi rutina pero es algo que lamentablemente para mi no es una opción.

Se había esfumado, él y todo su entorno oscuro con un sabor agridulce el cual adoraba... Supongo que tuvo suficiente.

Pero justo ahora cuando mas necesito de su apoyo y confidencia no está y  se me hace difícil confiar en cualquiera que intenta poner sus manos sobre mi y promete no fallarme, se que no todos tienen malas intenciones pero como le pides a un adicto que deje las drogas si son su único consuelo.

Odiaba el cigarrillo, odia su olor, la sensación entre mis dedos, el horrible humo dentro de mis pulmones pero en mi peor momento la idea de experimentarlo se convirtió en una de las mejores idea de la noche.

Debía buscar unos documentos en la oficina que solía compartir con Viernes, las ganas de fumar no salían de mi cabeza así que decidí matar las ganas y comprar uno de esos vicios camino a la oficina; era consciente que dejaría un olor terrible en mis manos así que compre un chicle para disimular parte de los efectos y antibacterial para mis manos.

Todo iba bien, digo... Encendí el cigarro y como había decido caminar para poder "disfrutarlo" no había problema en toser y equivocarme en el proceso pero justo cuando iba por dar mi primera calada lo vi a unas cuadras y mi corazón volvió a caer, el miró el cigarrillo entre mis labios y luego dirigió su mirada a la chica que pertenecía a su lado, tomada de su mano.

No volvió a mirarme a los ojos.

Dijeron que lo mejor es dejar ir así que eso hice, deje ir el aire a mis pulmones y me ahogue con el humo.