El Taller de Música

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No fue difícil superar a Emilia. Ya sabía que era un caso perdido desde que me enteré de que tenía novio. Hasta la fecha mis amigos me lo siguen recordando como un crush express. Pero en fin. Estuve el verano aburrido como siempre. Unas semanas antes de que terminaran las vacaciones, tuve que ir a un curso de inducción de mi nueva preparatoria. Porque a pesar de ser inteligente, en la secundaria era un maldito desastre y ya no me quería ahí.

Entre a esa nueva escuela con mi mejor amiga: Diana. Di estaba al tanto de mi fracasada vida amorosa y bromeaba diciendo que entrando a la escuela buscaría una chica que me gustara. O al menos según yo estaba bromeando. En el fondo, sí buscaba una chica que me gustara. Y pues eso no estaba chido. En fin. Recuerdo como pasaron los primeros días de clases. Estaba todo tranquilo, conociendo gente nueva y poco a poco entrando en confianza. Pero recuerdo que el jueves de esa primera semana de clases fue que todo cambió (cuando te vi xd).

Estaba muy tranquilo pensando en mis asuntos (inserte video de vaso de leche derramándose) cuando de repente entró Jessica. Una hermosísima chica de cabello rubio, piel blanca y ojos cafés con un poco de verde en ellos. En el momento en que entró la vi y no pude parar de verla.

Llegó el momento en el que el maestro nos preguntó qué instrumento tocaba cada uno. Ella dijo que cantaba y que tocaba el violín. Momentos después, yo dije que tocaba el violín. Ella en ese momento me habló (no recuerdo que me había dicho) pero yo para hacerme el desinteresado en un momento de gran ineptitud hice como que no la escuchaba y respondí una respuesta que me había hecho mi maestro. En fin. Estuve toda la clase buscando el momento oportuno para hablarle y no lo encontré. Al día siguiente, la vi de lejos pero no me atreví a acercarme. 

La segunda semana de clases salí de viaje y para mi fue una tortura. Acababa de conocer a una chica tan bella y no le pude hablar. Durante ese viaje estaba pensando en qué hacer. Cómo hablarle. Qué decirle. La imagen de su rostro atormentaba mi memoria y fantaseaba el cómo sería tenerla a mi lado.

Empezó la tercera semana de clases y llegué con una misión establecida: hablarle a Jessica. Pero ese primer lunes azul, ella no estaba. No la encontré por ninguna parte y no sabía de nadie que se llevara con ella. El martes fue gris. Tocaba taller de música y ella no entró. Tampoco fue ese día. El miércoles también fue gris, pero a diferencia de la canción de The Cure, el día especial no llegó en viernes, si no el jueves que volvía a tocar clase. Jessica entró radiante al salón y recuerdo que en ese momento para mi fue como ver el Sol otra vez. Ese día cumplí mi cometido.

Yo me considero una persona muy valiente. Y no porque nunca tenga miedo, si no lo completo contrario. Vivo mi vida atemorizado. Siempre tengo miedo de algo. Tengo miedo de hablar en público, de tocar música en público. Tengo miedo de hablar con personas que aún me son desconocidas. Siempre tengo miedo de actuar. Y mis amigos creen que me importa un carajo la vida por la forma en la que me comporto. Ellos de verdad creen que no tengo miedo. Pero la realidad es que si algo me importa un carajo es el miedo. Nunca dejo que el miedo me frene y por eso siempre termino realizando las más locas y arriesgadas acciones. Esta no fue la excepción.

Hablarle a Jessica me paralizaba. Cuando alguien me gusta, el mundo se me cierra y esa persona, sea como sea, se convierte en el ser más bello del mundo. Aún hasta la fecha, Jessica se me sigue haciendo una chica bastante linda. Pero en ese momento, al igual que siempre, mandé al carajo al miedo y me le acerqué.

-Oye, tu eres la otra chica que toca el violín, ¿no?-pregunté.

-Si, ¿cómo te llamas?- me respondió con una voz que realmente no era ni de lejos la más hermosa de todas. Pero como ella me gustaba, para mi sonaba como música. 

-Batman (anonimato ante todo) y tú eres...

-Jessica

-Jessica. Oye, ¿y tú de qué escuela vienes?- cuestioné estúpidamente como si no supiera ya su nombre completo y la hubiera stalkeado con anterioridad con métodos que superarían por completo cualquier proceso del FBI. Al terminar de hacer la pregunta, yo ya estaba preparando mi respuesta para poder seguir haciéndole plática pues sabía exactamente cual iba a ser su respuesta.

Desventuras de un Idiota EnamoradoWhere stories live. Discover now