Capítulo 3. De cómo restaurar un corazón roto.

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Señoras y señores, recuperé el WORD :D. Ojalá disfruten ~♥♥

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Capítulo 3. De como restaurar un corazón roto.

Mihawk no podía creer que aquello estuviera ocurriendo. Que él estuviera allí; tan cerca suya después de tanto tiempo.

Se fijó en el hombre que tenía delante; ahora era más alto, quizá unos quince o veinte centímetros, además de más corpulento y fibrado. En su postura desgarbada se apreciaba un aire de confianza y seguridad que antes no tenía; aparentemente ese tiempo por su cuenta le había valido para cimentar su carácter. Su mandíbula marcada mostraba signos de una barba afeitada hacía pocos días, lo cual le hacía ver más varonil. Su característico pelo verde también había crecido un poco.

Todo lo que veía de él había cambiado. Ahora se le notaba más maduro. Se había convertido en todo un hombre.

Por último, se fijó en sus ojos negros, brillantes y pícaros. Un brillo especial que iba más allá del sol de la mañana que impactaba sobre ellos, algo que sus propios ojos dorados habían perdido un tiempo atrás: ilusión. ¿Será por mí?, se preguntó Mihawk. Negó ligeramente con la cabeza mientras miraba el suelo, apenas un gesto imperceptible. No podía ser más que una casualidad, se dijo.

A pesar de que la última vez que se vieron, y no en las mejores circunstáncias, Zoro prometió que volvería, él realmente no estaba convencido de que así fuera. En aquel momento, de hecho, prefería que le devolviera su hermoso deportivo negro descapotable antes que volver a ver al muchacho de cabellos verdes.

Teniéndole delante, Mihawk no podía negar que quiso a Zoro. El tiempo que compartieron después de salvar al joven de casi ser atropellado lo disfrutó mucho. Su compañía era agradable de un modo fresco al que no estaba acostumbrado, pues solía rodearse de estudiosos y demás compañeros de su edad. Sin embargo, no fue hasta el verano que compartieron juntos que los sentimientos afloraron en él de una manera inesperada y romántica. Fue un amor breve e intenso, cargado de malentendidos, palabras hirientes y malas decisiones que les llevaron a separarse de una manera fría y brusca.

A día de hoy, Mihawk aún no entendía por qué Zoro se largó de aquella forma tosca, sin explicaciones, robo mediante. Y dudaba que alguien más que el mismo Zoro pudiera explicárselo. Sin embargo, no estaba seguro de querer saberlo. Ya no.

Habían pasado algo más de dos años desde la última vez que sus caminos se cruzaron, y aunque había pensado en el joven largo y tendido, ahora sabía que nunca llegó a estar enamorado propiamente dicho, y que sus sentimientos por él habían cambiado. Había cierto cariño mezclado con rencor y odio a partes iguales en una esquina apartada de su corazón llena de telarañas a la que no tenía ganas de quitar el polvo. ¿Para qué molestarse?

Zoro fue quien le abandonó. No al revés.

Sin embargo, su nombre y su presencia retumbaban dentro de su cabeza. Zoro. Zoro. Zoro. Zoro. Como el fantasma de una casa encantada parecía que no podría librarse de él ni de su sombra por mucho que lo exorcizara.

Mihawk era consciente de que no habían cerrado ciclo; que todo al respecto de ellos y su relación fue precipitado. A penas aprendían a gatear y ya quisieron salir corriendo. Para bien o para mal, debido a eso, el final que obtuvieron no era más que la llegada de una muerte anunciada.

Aún así, necesitaba cerrar esa etapa de su vida si quería seguir avanzando.

Mihawk alzó la vista, posándola en los ojos oscuros de su interlocutor. Zoro le miraba como esperando algo de él, que dijera cualquier cosa, pues llevaba más de cinco minutos observándole ahí plantado y comenzaba a ser más incómodo que la propia coyuntura de verse tras tanto tiempo. Al percatarse, un ligero rubor ocupó sus pómulos. Se rascó la nuca con una mano mientras daba un par de pasos vacilantes.

Sugar Thief (MiZo/KiddLaw)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora