Mi vida,mi héroe.

Capítulo 5

Mi padre en las últimas semanas había empeorado; incluso estuvo dos días hospitalizado recibiendo quimioterapia y calmantes. Fui decidida a hablar con el doctor que estaba llevando su caso el Sr.Macfille. Entré en su consulta y le conté todo lo que tenía pensado hacer y pagar para que mi padre pudiera seguir con el tratamiento. El doctor me miró algo bastante apenado. Sus duras y frías palabras fueron las siguientes.:"Kira, lo lamento mucho;la enfermedad de tu padre está muy avanzada, no sé cuánto tiempo le queda de vida. tal vez un mes o dos o tan solo una semana." A lo que yo le contesté:" No señor...No puede ser... Mi padre tiene que vivir como sea. ¡Al menos intentemoslo, por favor!" Más bien sonaba como un intento de subirme el ánimo en vez de estar pidiendo un favor. El doctor me contestó aun más frío que anteriormente y me dijo " Sufrirá en vano Kira. Se terminará muriendo. Lo siento"

Salí de la consulta a toda velocidad y corrí, corrí a toda velocidad corrí como nunca antes lo había hecho en mi vida. Corrí creyendo así que mis problemas huirían a la vez que dejaba la cuidad atrás. Corrí hasta no poder más; me faltaba el aire, no podía respirar. Tenía un enorme nudo en la garganta que no me dejaba continuar. La idea de que mi padre pudiera morir me aterraba, me hacía pequeña, tal vez diminuta ante la vida,nunca más podría volver a ser la misma.Y lo peor es que sabía que eso al final terminaría pasando. Ya me lo había dicho el doctor. Las lágrimas tapaban mis diminutos ojos y me senté a la orilla del lago dónde yo solía ir con mis padres de pequeña, a ese lugar donde se nos olvidaba todo,donde veía a mi familia brillar como nunca. Vi a lo lejos a una niña pequeña jugar con su padre con unos globos de helio con forma de corazón y de pez y me perdí en los recuerdos de cuando era una simple enana, una cría a la cual lo único que le importaba era ser feliz, la cual se entretenía con un solo globo hinchado de helio y ahora me miraba y miraba mi vida y no me reconocía. Mi familia había cambiado y mi padre se estaba muriendo.

Minutos más tarde el sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos. Miré la pantalla y vi que era mi madre, limpié mis ojos de todas las lágrimas posibles y atendí la llamada.